Inicio de la Revolución Mexicana, lucha popular en busca de instaurar los derechos democráticos
“Estoy más orgulloso por las victorias obtenidas en el campo de la democracia que por las alcanzadas en los campos de batalla.”

Francisco I. Madero
Revolucionario y presidente de México

 

Uno de los episodios más importantes de la historia de nuestro país es sin duda alguna la Revolución Mexicana, un acontecimiento político y social que inició un nuevo proceso de construcción nacional. Dicho evento dio inicio el 20 de noviembre de 1910 cuando el pueblo mexicano empuñó sus armas en contra del régimen de Porfirio Díaz[1].

En 1875, el general Porfirio Díaz tomó la decisión de postularse en las elecciones presidenciales de ese año. Era la tercera vez que intentaba llegar al poder y en esta ocasión competía contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada. Díaz, al no estar de acuerdo con tener competencia, dirigió una campaña en contra de Lerdo, acusándolo de realizar modificaciones legales para facilitar su reelección. Así comenzó un período de guerra civil que llevaría a la salida de Lerdo de Tejada y el ascenso del general Díaz a la presidencia.

En 1876, Díaz asumió el poder y durante los siguientes años, México empezó a tener un auge en el desarrollo y modernización de su industria, comercio y transporte, pero bajo el control directo de empresas extranjeras. Esto resultó en la concentración del poder económico y político en una pequeña élite privilegiada, mientras que la mayor parte de la población vivía en la pobreza extrema, trabajando largas jornadas para ganar sueldos miserables, bajo un régimen autoritario carente de respeto por la dignidad y la vida humana.

Con el paso del tiempo y cansados de tantas injusticias, muchos mexicanos reaccionaron y surgieron grupos u organizaciones que aspiraban a lograr una transformación del país, empezando por la salida de Porfirio Díaz del poder. La Revolución luchaba por un gobierno genuinamente democrático, libertad e igualdad para el pueblo, mayores derechos sociales, y una reforma agraria a favor de los campesinos, pues se pretendía eliminar los latifundios de terratenientes nacionales y extranjeros[2].

La figura de Francisco Ignacio Madero fue emblemática para el movimiento revolucionario. Las ideas liberales aprendidas desde la infancia impulsaron a Madero a buscar una mayor justicia social en México. La primera acción sucedió en 1901, cuando se comprometió con el proyecto del Partido Liberal y promover el periódico Regeneración, publicado por los hermanos Flores Magón. En 1904 inició su carrera política, fundando el Club Democrático Benito Juárez y organizando el periódico El Demócrata, donde colaboraba con artículos sobre derechos humanos, sufragio y libertad[3].

En octubre de 1908 publicó el libro La sucesión presidencial de 1910, criticando al presidente Porfirio Díaz, quien llevaba treinta años en el poder, por lo cual exigía elecciones libres, libertad de expresión y de asociación. Conoció e intercambio ideas con los principales intelectuales, periodistas y líderes opositores del régimen porfiriano, organizando un plan para las elecciones. En 1909 fundó el Partido Nacional Anti-reeleccionista (PNA), bajo lema era “Sufragio Efectivo, No Reelección”, para participar en las elecciones presidenciales de México contra la reelección de Díaz[4].

Madero lanzó, el 5 de octubre de 1910, el Plan de San Luis, que rechazó la reelección y convocó a derrocar al dictador. Si bien el pueblo mexicano demostró su apoyo al llamado de Madero de levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910, esta primera etapa del movimiento sólo demandaba principios políticos, entre ellos la apertura a la democracia, igualdad, justicia y libertad, para un pueblo que llevaba treinta años sufriendo los abusos de una dictadura. Más adelante, se adhirió el sector campesino, que reclamaban su derecho a la propiedad de tierras, además de los obreros que exigían justicia social y clases medias que pedían libertad política[5].

A partir de ese momento, la revolución se extiende en distintas partes del país, por lo cual las fuerzas opositoras tomaron el control de una gran parte del país. Ante la circunstancia inevitable, Díaz anunció el 25 de mayo de 1911, su renuncia como presidente de México. Días después, Francisco I. Madero entró victorioso a la Ciudad de México el 7 de junio de 1911 rumbo al Palacio Nacional. Este suceso dio fin al Porfiriato, pero representó solo una primera etapa de la Revolución[6].

La Revolución Mexicana de 1910 dio lugar a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, que fue la primera constitución a nivel mundial donde se incluían derechos sociales y educativos. A partir de ella se establecieron objetivos para para recuperar la paz en la vida institucional, plasmando los ideales, anhelos y aspiraciones de la nación mexicana[7].

Área Responsable