Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial
“…como han demostrado con demasiada frecuencia los acontecimientos de los últimos meses, en especial la crisis de la COVID-19, las ideologías racistas, los discursos de odio, la búsqueda de chivos expiatorios y los actos mortíferos que de ellos se derivan siguen poniendo en peligro la paz mundial.”
Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO
2020

 

La Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución A/RES/34/24, emitida en 1979, aprobó un programa de actividades que se realizarían durante la segunda mitad del Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial. Derivado de ello se decidió que cada año, y a partir del 21 de marzo, se organizara una Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial en todos los Estados.[1]

El establecimiento del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial responde a un lamentable acontecimiento que tuvo lugar el 21 de marzo de 1960[2] durante el régimen del apartheid sudafricano: una brutal masacre -por parte de la policía-en contra de las personas que participaban en una manifestación pacífica contra la ley de Pases. Desde 1948 el Partido Nacionalista ultraconservador estableció en Sudáfrica un régimen de segregación racial discriminatorio hacia la mayoría negra: el Apartheid («separación» en el idioma afrikáans). Estableció, además, una segregación efectiva controlando cualquier desplazamiento de la población negra, a través del uso obligatorio de pases para cualquier movilidad que realizaran en zonas urbanas y rurales de Sudáfrica. Los partidos contrarios al apartheid, el Congreso Nacional Africano y el Congreso Panafricano, convocaron a la población negra a que el 21 de marzo dejaran en casa sus pases y salieran a las calles, se presentaran frente a las comisarías para que ser detenidos, a manera de protesta, contra la Pass Laws (Ley de Pases). En la población de Sharpeville fue tan grande la manifestación pacífica, que la policía decidió abrir fuego y mató a 69 personas e hirió a alrededor de 200.

Al proclamar el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial en 1966, la Asamblea General instó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial .[3]

Si bien el Apartheid es uno de los casos más conocidos, la discriminación racial y étnica es un fenómeno cotidiano que impide el progreso de millones de personas en todo el mundo. El racismo y la intolerancia pueden presentarse de formas diferentes que van desde la negación de los principios básicos de igualdad de las personas hasta la instigación del odio étnico que puede desembocar en prácticas genocidas, despojo y fragmentación de comunidades .[4]

En este sentido, la Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial busca exaltar la importancia del respeto a los demás. La UNESCO plantea que la paz duradera depende de la garantía de igualdad y dignidad de todas las personas, independientemente de su origen étnico, religión, sexo, condición socioeconómica o de cualquier otra índole. [5]

En nuestro país, el Movimiento Nacional por la Diversidad Cultural de México (MNDCM) considera a la diversidad como fuente de originalidad y pluralidad, materia de innovación, creatividad, intercambio y enriquecimiento. Este Movimiento concibe la interculturalidad como un modo de convivencia en el que las personas, los grupos y las instituciones, se relacionan de manera abierta, horizontal, incluyente y respetuosa, y se enriquecen mutuamente a través del intercambio de conocimientos y saberes. Además, promueve el fortalecimiento de la diversidad cultural y con ello el desarrollo de la interculturalidad.

La crisis sanitaria derivada del SARS CoV-2 ha puesto de relieve problemas y desigualdades estructurales fundamentales subyacentes en diversos ámbitos de la vida social, económica, civil y política. En este sentido, el racismo y la discriminación racial que ya existían, en México y en el mundo, se han agravado. Derivado de ello, mediante su primera resolución relativa al COVID-19, la Asamblea General de las Naciones Unidas hizo hincapié en la necesidad de que se respeten plenamente los derechos humanos e insistió en que la respuesta a la pandemia no debe dar cabida a ninguna modalidad de discriminación, racismo o xenofobia. [6]

Área Responsable