Venustiano Carranza promulga el Plan de Guadalupe para restaurar el orden Constitucional y la legalidad en México y crear el ejército Constitucionalista
“La protesta armada fue cobrando vigor, paulatinamente, en el Estado de Coahuila y en los demás de la frontera norte del país; dando así Nacimiento a las diversas corporaciones que integraron más tarde el Ejército Constitucionalista, y que en Torreón, Zacatecas, Guadalajara, Tampico, Ciudad Victoria, etc., vencieron a los soldados de Huerta, hasta lograr la expulsión de éste de la Presidencia de la República […] Pero antes de empeñarse en lo más recio de la lucha, era necesario proveer a la insurrección de una bandera que le diera unidad política, y con ese fin don Venustiano Carranza formula en la Hacienda de Guadalupe, el 26 de marzo de 1913, el Plan del mismo nombre […]”
 
Enrique A. Enríquez
Madero, Carranza y el Plan de Guadalupe
 
 

El 26 de marzo de 1913, después del asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez (22 de febrero), el entonces gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza Garza, se lanzó a la lucha a favor de un orden constitucional, proclamando el Plan de Guadalupe, mediante el cual desconoció al usurpador Victoriano Huerta y se volvió representante de las instituciones legalmente constituidas. El Plan de Guadalupe recibe su nombre por el lugar donde se redactó y firmó, el 26 de marzo de 1913, en la hacienda de Guadalupe, municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, en la propiedad de un amigo de Carranza, Marcelino Garza. Carranza dictó el documento a su secretario, Alfredo Breceda, compañero de esta batalla desde el inicio. Siguiendo la convocatoria de Carranza, a la mencionada hacienda llegaron cerca de setenta jefes constitucionalistas[1], todos dispuestos a mantener firme el ideario maderista y el triunfo de la revolución y a no dejar impune la traición huertista, pues en el momento de dar su golpe de Estado Victoriano Huerta estaba al frente del ejército federal[2].

Con objetivos claros y planteamiento directo, bastaron siete artículos para llamar al pueblo mexicano a no legitimar al gobierno de Victoriano Huerta y desconocerlo (Art. 1), así como a los poderes legislativo y Judicial de la Federación (Art. 2), por cómplices del golpe de Estado y el magnicidio. Se daba un plazo de treinta días, desde la publicación del Plan, a los gobiernos estatales para también negar a los tres poderes federales (Art. 3) o correrían con igual suerte que sus representantes. Además, se formaría un nuevo ejército bien organizado, el Ejército Constitucionalista, a cuya cabeza quedaría Venustiano Carranza (Art. 4). Conforme al mismo acuerdo, el objetivo era la Ciudad de México, ya que tomándola se controlaba la sede de los tres poderes de la Unión[3].

Una vez logrado esto, Venusiano Carranza, en su calidad de primer jefe del Ejército Constitucionalista, asumiría en forma interina el Poder Ejecutivo, o quien lo hubiese sustituido en el mando (Art. 5). Al consolidarse la paz, su primera responsabilidad como presidente interino sería convocar a elecciones generales y entregar el poder a quien resultara electo (Art. 6). Finalmente, el primer jefe del Ejército Constitucionalista también asumiría el cargo de gobernador provisional en las entidades federales que hubiesen reconocido a Victoriano, para transferirlo a aquellas autoridades constitucionalistas elegidas (Art. 7) para cada estado[4].

El 12 de diciembre de 1914 en Veracruz, el Plan de Guadalupe tuvo siete modificaciones. La introducción de estas adiciones es testimonio de la ruptura con Francisco Villa y Emiliano Zapata, con la Convención de Aguascalientes. Al considerarse con esto que la paz aún no era una realidad en el país,y conforme al artículo 6, Venustiano Carranza se mantendría al frente del Poder Ejecutivo (art. 1 adicional) y el ejército nacional. Su función sería garantizar e impulsar las “leyes, disposiciones y medidas necesarias para dar satisfacción a las necesidades económicas, sociales y políticas del país” (Art. 2 adicional), quedando bajo su autoridad, entre más actos, la convocatoria, administración, ordenamiento y dirección todas las campañas y acciones requeridas para organizar el país (Art. 3 adicional) conforme a su ideario. Una vez logrado esto, y contar con apoyo de los funcionarios de todos los niveles, se convocaría a un Congreso de la Unión (Art. 4 adicional), ante el cual debería rendir cuentas el Ejecutivo. El Congreso también analizaría las políticas adoptadas, para anularlas, reformarlas o ratificarlas (Art. 5 adicional). Además, sería su responsabilidad convocar para la elección presidencial, a cuyo triunfador el primer jefe constitucionalista entregaría el poder (Art. 6 adicional). En caso de faltar el primer jefe —o jefe de la revolución, como también se le llama en el documento—, el jefe del cuerpo del ejército lo reemplazaría hasta que un suplente hubiese sido elegido (Art. 7 adicional) [5].

Así, el Plan de Guadalupe sufrió otros ajustes, pero de la mano de Venustiano Carranza abrió el camino para el congreso constituyente de 1916, espacio de encuentro de ideas revolucionarias donde se discutieron las leyes de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada en 1917 y vigente aún. Fue el respaldo que Carranza necesitaba para sublevarse y continuar la revolución, hasta consolidarla con la base legal sobre la que se forjaría un nuevo México.


[1] https://www.cultura.gob.mx/centenario-ejercito/plan_guadalupe.php
[2] https://revistabicentenario.com.mx/index.php/archivos/el-plan-de-guadalupe-un-documento-fundacional/
[3] http://museolegislativo.diputados.gob.mx/?p=7118#_ftn3
[4] https://www.cultura.gob.mx/centenario-constitucion/?numero=298
[5] https://www.cultura.gob.mx/centenario-constitucion/?numero=306

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