Batalla de Puebla, defensa de la soberanía nacional, derrota a las fuerzas invasoras de Francia
“Soldados, os habéis portado como héroes combatiendo por la Reforma. Vuestros esfuerzos han sido siempre coronados por el éxito. Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria y yo os prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México. Soldados, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la independencia nacional! ¡Viva la patria!"
General Ignacio Zaragoza
Héroe Nacional

 

La Batalla de Puebla fue un combate por la defensa de la soberanía y de la dignidad del pueblo mexicano, librado el 5 de mayo de 1862 en las cercanías de la ciudad de Puebla, durante la segunda invasión francesa a México. El pueblo mexicano se enfrentó valientemente, bajo el mando del General Ignacio Zaragoza, al ejército profesional del Segundo Imperio francés, dirigido por Charles Ferdinand Latrille. El resultado fue la victoria contundente de los mexicanos. Este hecho se convirtió en símbolo de soberanía e independencia nacional, contribuyendo a la construcción de la identidad del pueblo mexicano y hasta la actualidad significa libertad, autonomía e independencia, y fortalece el nacionalismo de la población mexicana en el territorio nacional y en el extranjero. Es significativo que el 5 de mayo se puede señalar como la principal celebración que conmemora la población mexicana en los Estados Unidos de América, siendo confundida incluso por el día de la Independencia, a la cual también le han sumado la celebración del Día del Orgullo Latino.

En la Batalla del 5 de mayo el mando francés concentró su esfuerzo en el Fuerte de Guadalupe, por lo que lanzó un primer embate a este punto. A pesar de la superioridad en armamento de las fuerzas francesas, y el apoyo de militares conservadores mexicanos, estos fueron detenidos por las tropas nacionales. El ataque francés hacia el Fuerte de Guadalupe se repitió dos veces más, sin embargo, los soldados mexicanos lograron rechazarlos en ambas ocasiones y provocar con ello la retirada francesa .[1]

Este conflicto armado surgió como consecuencia de la grave crisis que dejó la Guerra de Reforma, que aconteció en México del año de 1858 a 1861, librada entre conservadores y liberales. Liderados por Benito Juárez, los liberales lograron sobreponerse y triunfar, haciendo valer la legalidad llegaron a la presidencia instaurando las Leyes de Reforma, que incluían la separación de la Iglesia y el Estado, la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la libertad de cultos. Sin embargo, los estragos de la guerra y la negativa de los conservadores y la iglesia de apoyar la reconstrucción económica del país, así como de otorgar préstamos al gobierno liberal, llevó al gobierno de Benito Juárez en julio de 1861 a solicitar un plazo de dos años para el pago de deudas originada entre liberales y conservadores, situación que fue rechazada por Francia, Inglaterra y España firmando la Convención de Londres donde acordaron enviar militares a México.

Ante las amenazas, Juárez invitó a resolver la situación mediante un diálogo diplomático entre las naciones, y el Secretario de Relaciones Exteriores Manuel Doblado logró que tanto España como Inglaterra desistieran del pacto de guerra, asentando los acuerdos en los Tratados de La Soledad, donde el gobierno mexicano se comprometió a realizar los pagos correspondientes. Sin embargo, el gobierno francés con su afán expansionista aprovechando la delicada situación en la que se encontraba el país no cumplió con lo pactado y comenzó una invasión armada en México. En abril de 1862, los franceses emprendieron, desde Córdoba, Veracruz, la campaña militar hacia el centro de la República. La primera batalla importante donde el ejército mexicano venció tuvo lugar el 28 de abril en las Cumbres de Acultzingo, Veracruz, el siguiente lugar en la ruta a la capital era la ciudad de Puebla .[2]

El Ejército francés contaba con soldados experimentados. Ante la amenaza de una intervención armada, el Presidente Juárez dispuso la organización de las Guardias Nacionales y del Cuerpo del Ejército de Oriente, comandado entonces por el General Ignacio Zaragoza, quien decidió concentrar sus fuerzas en la Ciudad de Puebla y ponerla en estado de defensa, con el objetivo de enfrentar en ese lugar a las fuerzas invasoras. Es en este momento donde encontramos que a las 9 de la mañana del 5 de mayo de 1862, con el disparo de un cañón mexicano dio inicio una de las jornadas más gloriosas que registran la historia de México. Francia concentró su esfuerzo en el Fuerte de Guadalupe y lanzó un primer embate a este punto. A pesar de la superioridad en armamento de las fuerzas del francés Lorencez, estas fueron detenidas por las tropas mexicanas.

El ataque francés hacia el Fuerte de Guadalupe se repitió dos veces más, sin embargo, los soldados mexicanos lograron rechazarlos en ambas ocasiones y provocar con ello la retirada francesa [3]. La primera carga de los franceses fue detenida por los indígenas voluntarios, originarios de Tetela del Río, hoy Tetela de Ocampo, que conformaban el grueso del batallón con 115 hombres, que junto con el coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer cuerpo del Ejército de Oriente en hacer frente a los franceses. El General Zaragoza dispuso que la brigada de Porfirio Díaz constituida por los Batallones de Guardia Nacional de Oaxaca, Guerrero y Morelos cubrieron el acceso a la ciudad por el camino de Veracruz. Los generales Felipe Benicio Berriozábal, Francisco Lamadrid y Antonio Álvarez comandaron la defensa del flanco derecho del fuerte de Guadalupe con las tropas del Estado de México y San Luis Potosí; el lado izquierdo, en el cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya cumbre se ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel Negrete a la cabeza de la Segunda División de Infantería, el resto de artillería con el general Santiago Tapia dentro de Puebla, además del Gral. Ignacio Mejía, el coronel José Solís, entre otros. Estos militares mexicanos junto con grupos voluntarios de poblaciones indígenas como los zacapoaxtlas, xochiapulcos, y los tetelenses, con machetes, y sin entrenamiento, pero con bravura y patriotismo, jugaron un papel importante en la derrota de los franceses en la batalla de Puebla, entre otros muchos héroes célebres y desconocidos; que mostraron su visión libertaria a diferencia de la élite conservadora como Leonardo Márquez “El carnicero de Tacubaya”, Almonte y Antonio de Haro y Tamariz, y otros que acompañaban a los franceses a luchar en contra del ejército republicano de México.

Tampoco se puede olvidar la acción de aquellos que haciendo a un lado sus diferencias políticas lucharon por la Republica, como el general conservador Miguel Negrete, quien abandonó al partido conservador y se puso a disposición de Zaragoza con la siguiente frase: "Yo tengo patria antes que partido"

EL presidente Benito Juárez durante toda la batalla estuvo informado de la situación a través de telegramas. Mientras se libraba la batalla, en el Palacio Nacional y en la Ciudad de México en general se vivía un ambiente de tensa espera. Lo último que se sabía de Puebla fue el telegrama enviado por Zaragoza hacia las 12:30 del día, en el que avisaba que el fuego de artillería de ambos lados había iniciado, y luego silencio, hasta las 4:15 de la tarde finalmente se recibieron noticias y a las 5:49 de la tarde se recibió otro parte, dirigido al ministro de Guerra, que causó tranquilidad y se recibió con júbilo el aviso del retiro del ejército francés:

“... Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros.

Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C. Presidente.— I. Zaragoza [4]

El triunfo significó para los mexicanos, la consecución de un éxito logrado pese a las divisiones de la sociedad, las condiciones desfavorables de inferioridad numérica y armamento, la moral caída por eventos anteriores, y la traición de algunos sectores de las élites y de la clase política conservadora que mostraban apoyo hacia los invasores. Sin embargo, se sobrepusieron y los republicanos respondieron con celeridad a las situaciones que la batalla les planteaba y supieron sacar ventaja de los errores de los franceses.

La Batalla de Puebla fue un importante triunfo para México, pues retrasó durante un año el avance del invasor y permitió al gobierno mexicano preparar la defensa de la ciudad. De igual manera el arrojo y valentía mostrado por los hombres comandados por el General Zaragoza hicieron que este hecho de armas sea un símbolo de defensa de la soberanía e independencia de nuestra nación.

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