Día de los Derechos Humanos
“Las personas y sus derechos deben ocupar el primer plano y ser el objetivo central de la respuesta y la recuperación. Necesitamos marcos universales basados en los derechos, como la cobertura sanitaria para todos, si queremos vencer esta pandemia y protegernos para el futuro.”

António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas

 

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en su resolución A/RES/423 (V), designó al 10 de diciembre como Día de los Derechos Humanos, coincidiendo con la fecha en que ese mismo organismo adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948[1].

La Declaración Universal de Derechos Humanos es el documento más traducido del mundo: está disponible en más de quinientos idiomas y es uno de los textos más importantes dentro del ámbito de los derechos humanos, pues en él se exponen valores universales y un ideal común para todos los pueblos y naciones sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento o cualquier otra condición. Además, establece que todas las personas tienen la misma dignidad y el mismo valor[2].

Es menester mencionar que las mujeres han jugado un papel muy importante en el desarrollo de los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos con procesos sociales como la lucha sufragista y abolicionista, los cuales son una antesala del movimiento universalista de los derechos.

Eleanor Roosevelt (1884-1962), primera dama de los Estados Unidos de América (EUA) entre 1933 y 1945, y delegada ante la Asamblea General de la ONU en 1946 –por nombramiento del entonces presidente de su país, Harry S. Truman– fue la primera presidenta de la Comisión de Derechos Humanos a nivel internacional y desempeñó un papel fundamental en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

De igual manera, a Hansa Mehta (1897-1995), defensora de los derechos de la mujer, se le atribuye el mérito de cambiar, en el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la frase: “Todos los hombres nacen libres e iguales” a “Todos los seres humanos nacen libres e iguales”.

Minerva Bernardino (1907-1998), diplomática y líder feminista de la República Dominicana, fue otra figura fundamental en las deliberaciones sobre la inclusión de la “igualdad de derechos de hombres y mujeres” en el preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la defensa de la inclusión de los derechos de la mujer y la no discriminación sexual en la Carta de las Naciones Unidas en 1945[3].

Declaración Universal de Derechos Humanos.

Gracias a este documento y al compromiso de los Estados con sus principios, la dignidad de millones de personas ha sido respetada y se han sentado las bases para lograr un mundo más justo y una vida más íntegra. Para poder lograr sus objetivos se han creado cuatro organismos internacionales, en cuyas funciones se encuentra vigilar el cumplimiento de los derechos humanos[4]:

  1. Comisión Interamericana de Derechos Humanos
  2. Corte Interamericana de Derechos Humanos
  3. Corte Penal Internacional
  4. Corte Europea de Derechos Humanos

En México, la protección y defensa de los derechos humanos fue elevada a rango constitucional el 28 de enero de 1992 con la publicación del decreto que adicionó el apartado B al artículo 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esto facultó al Congreso de la Unión y a las legislaturas estatales para establecer instituciones que atiendan las quejas y denuncias en contra de actos u omisiones de naturaleza administrativa violatorios de derechos humanos. Años más tarde, el 13 de septiembre de 1999, se reformó el artículo 102, apartado B constitucional, señalando a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos como un organismo con autonomía de gestión, personalidad jurídica y patrimonio propios. Su objetivo principal es la protección, la observancia, la promoción, el estudio y la divulgación de los derechos humanos previstos por el orden jurídico mexicano[5].

Es importante recordar que el núcleo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son los derechos humanos, pues sin una cultura que enaltezca la dignidad humana es imposible lograr el impulso del desarrollo sostenible. Los derechos humanos están impulsados por el progreso de todos los ODS y, a su vez, los ODS están impulsados por los avances en los derechos humanos[6].

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