El rápido envejecimiento de la población y el constante aumento de la longevidad humana en todo el mundo representan una de las mayores transformaciones sociales, económicas y políticas de nuestra época. Estos cambios demográficos afectarán a todas las comunidades, familias y personas, y nos exigen que volvamos a pensar en cómo las personas viven, trabajan, planean su futuro y aprenden a lo largo de sus vidas y reinventemos el modo en que las sociedades se gestionan a sí mismas.[1]
Ban Ki-moon
Ex Secretario General de Naciones Unidas
2016

La Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución A/RES/45/106, declaró el 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas de Edad, [2] el cual tiene por objeto reconocer la contribución de los adultos mayores al desarrollo humano y económico, así como resaltar las oportunidades y los retos asociados al envejecimiento demográfico mundial [3].

Es importante mencionar que en 1991 la Asamblea General, en su resolución 46/91 adoptó los Principios de las Naciones Unidas para las Personas de Edad. En 2002, la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento aprobó el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, para responder a las oportunidades y los desafíos del envejecimiento de la población en el siglo 21 y para promover el desarrollo de una sociedad para todas las edades [4].

En este sentido la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2002), dieron un nuevo ímpetu al consenso político sobre la necesidad de un programa sobre el envejecimiento, poniendo de relieve el desarrollo y la cooperación internacional y la asistencia en este ámbito [5].

Se estima que, en la actualidad, casi 700 millones de personas son mayores de 60 años. Para 2050, las personas de 60 años o más serán 2000 millones, esto es, más del 20% de la población mundial. Este aumento será el mayor y más rápido en el mundo en desarrollo, Asia concentrará el mayor número de personas mayores y África se enfrentará al mayor crecimiento proporcional [6].

Es importante puntualizar que en nuestro mundo que envejece rápidamente, las personas mayores desempeñarán un papel cada vez más importante - a través del trabajo voluntario, transmitiendo su experiencia y conocimientos, cuidando a sus familias y con una creciente participación en la fuerza laboral remunerada [7].

Finalmente, para asegurar el cumplimiento del principio rector del Secretario General de "No dejar atrás a nadie", es necesario comprender que la demografía es fundamental para el desarrollo sostenible y que las dinámicas de la población serán las que den forma a los principales desafíos del desarrollo a los que se enfrenta el mundo en el siglo XXI. Si nuestra ambición es "Construir el futuro que queremos", debemos tener en cuenta que para 2030 la población de más de 60 años puede alcanzar los 1400 millones [8].

 

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