Inicia el ataque de la armada francesa al puerto de Veracruz
“El barón Antoine Deffaudis demandaba el pago de 600 mil pesos, pero ante la negativa del ministro mexicano, renunció a su cargo. No obstante, el gobierno francés apoyó al barón, rompió relaciones diplomáticas con México en abril de 1838 y encargó al comandante Bazoche el mando de una flota.”

Susana M. Delgado
Libro: Historia de México: El Primer Imperio, el Segundo Imperio, la República restaurada, el Porfiriato.

 

El 27 de noviembre de 1838 los franceses abrieron fuego contra la fortaleza de San Juan de Ulúa y el 5 de diciembre atacaron el puerto de Veracruz. Esta invasión francesa, se conocía como la “Guerra de los Pasteles”. Dicho conflicto ocurrió durante el segundo mandato presidencial de Anastasio Bustamante y dentro de la etapa historia de México conocida como centralismo[1].

En 1821, México fue el centro de atención, principalmente de tres potencias europeas: España, Inglaterra y Francia, así como de los Estados Unidos (EUA). En tanto, España no renunciaba a la idea de recuperar “su colonia", fuente inagotable de recursos y mano de obra explotada e Inglaterra, en la competencia con EUA, se centraba en el comercio y la repatriación de las ganancias de sus compañías.

Los Estados Unidos, desde su conformación como nación, instauraron como principio de su política exterior la Doctrina Monroe[2], para respaldar su carácter expansionista, acabando con los sueños del imperio español en América y mandando claro mensaje a las demás potencias europeas de lo que consideraban “sus dominios”. Por su parte, Francia estaba involucrada en los aspectos político y económico de América Central y las Antillas, así como en su negocio comercial marítimo.

Desde 1824, año en que se constituyó México como República Federal democrática y representativa, con Guadalupe Victoria como primer presidente, se viviría una época de intrigas y conspiraciones entre bandos que poco a poco conformarían dos partidos: el conservador, que promovía un gobierno centralista, y el liberal, defensor de una república federal y opositor al dominio de las corporaciones como el clero, los militares y las empresas extranjeras. Estos levantamientos, que distraían a las fuerzas armadas, se daban en un momento en que la nación se enfrentaba también el proceso de independencia de Texas en el norte del país, además de encontrarse en bancarrota e incapaz de obtener recursos para salir de un grave endeudamiento. Con todo, no cesaban los acosos a la recién instaurada nación.

En 1827, se celebró un convenio entre México y Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que asentaba las bases diplomáticas y comerciales que regirán la convivencia entre ambos países, acuerdo que no fue ratificado. La invasión francesa se enmarca en el intento de Francia de conseguir privilegios económicos en América Latina con el uso de acciones desestabilizadoras y de intromisión en las aún inestables y recién formadas naciones[3].

México culmino en 1836 la guerra con Texas y el 28 de diciembre de ese mismo año España reconoció finalmente la independencia de México, al llegar el año de 1838 aún no se había podido concretar un acuerdo definitivo con Francia, pese a la firma de un nuevo tratado en 1830 y una convención en 1834, durante la cual el representante francés, el barón Antoine-Louis Deffaudis, había abandonado las negociaciones al no coincidir con dos artículos: uno referente a la exención de sus ciudadanos de los decretos de préstamos forzosos y el otro sobre la suspensión del comercio al menudeo, cuando los intereses de la República lo exigieran[4].

Más adelante como consecuencia en enero de 1938, Deffaudis abandonó su misión diplomática en México, los comerciantes franceses avecindados en México enviaron con él una serie de reclamos sobre la merma de sus ganancias y los destrozos ocasionados durante los conflictos internos. El gobierno mexicano se había negado a otorgar tales indemnizaciones por considerarlas cuantiosas y desproporcionadas. Deffaudis volvió en marzo siguiente con diez barcos de guerra que fondearon frente a la Isla de Sacrificios, Veracruz, desde donde envió un ultimátum extraordinariamente ofensivo al Gobierno mexicano, con vencimiento al 15 de abril, amenazando con invadir el territorio mexicano si no se cumplían sus condiciones. Esto llevó a una controversia diplomática irresoluble, por lo que el comandante M. Bazouche envió un oficio al comandante de Veracruz, el general Rincón, anunciando el rompimiento de relaciones entre ambas naciones[5].

El 16 abril de 1838, se inició un bloqueo naval de las costas mexicanas por fuerzas francesas que reclamaban indemnizaciones, el pago de la deuda externa y además la destitución de un juez, un general y un coronel. La situación en el puerto de Veracruz y San Juan de Ulúa se volvió crítica, según informes de los generales Rincón y Gaona: no contaban con dinero para medicinas y no llegaba ayuda para la defensa en caso de ser atacados. La situación del Gobierno de la República no era menos desconsoladora: mientras intentaba someter a revolucionarios que en diversas partes del país se habían levantado contra Bustamante, sus ingresos, insuficientes de por sí, se veían reducidos por el bloqueo. Mientras, continuaban llegando buques franceses[6].

El contralmirante Charles Baudin, llegó a la Ciudad de México el 1 de noviembre para iniciar negociaciones, en el transcurso de las cuales el gobierno mexicano pidió que suspendieran el bloqueo. La petición fue denegada, por lo que el día 4 el contralmirante ya estaba de regreso en Veracruz. Aún con el bloqueo, las negociaciones continuaban, y el 17 de noviembre se reunieron nuevamente en Jalapa. Ahí, México aceptó pagar los seiscientos mil pesos y el contralmirante y atacante, negociador por Francia, renunció a exigir la destitución del juez y los militares, pero añadió a las demandas un millón de pesos como indemnización por los gastos realizados por Francia durante el bloqueo y que la indemnización al comercio francés por los saqueos y destrucciones se reconociera como legal, poniendo como límite el día 27 de noviembre.

Entre las demandas presentadas se encontraba la de un pastelero francés de nombre Remontel, cuyo negocio se situaba en Tacubaya en la Ciudad de México, que supuestamente había sido saqueado y arruinado en 1828, por oficiales mexicanos durante el gobierno de Santa Anna. Remontel reclamó al gobierno mexicano una absurda indemnización de 60 mil pesos, una suma realmente exagerada para la época es por tal motivo que a esta intervención militar se le conoce en México como la Guerra de los Pasteles. Debido a esto México decidió no ceder nuevamente ante los reclamos, carentes de sustento legal, y el día 27 de noviembre de 1838, ante las infructuosas negociaciones de México por llegar a un arreglo, Baudin, abrió fuego sobre San Juan de Ulúa[7].

La noticia causó gran indignación en el país. El gobierno ordenó a Rincón entregar el mando a Santa Ana y declaró la guerra a Francia, aumentó el ejército y ordenó la salida de los súbditos franceses. Por lo tanto, Baudin trató nuevamente de imponer sus condiciones, pero el ataque a Veracruz se efectuó y el general Rincón decidió defender la plaza.

La guerra dio fin el 9 de marzo de 1839, firmándose ese día en Veracruz el Tratado de Paz entre México y Francia, en el cual el gobierno mexicano se comprometió a pagar seiscientos mil pesos de indemnización para los residentes franceses, pero se negó a aceptar las condiciones que exigían en 1827; en cambio, se ofreció al gobierno francés el mismo trato comercial que se daba a otros países, lo cual no incluía la libertad para comerciar al menudeo[8].

Área Responsable