“No podemos pasar desapercibida la labor de un hombre ejemplar, el cual luchó con valentía, entereza y un amplio amor a la patria para defender nuestra soberanía con principios de justicia y libertad, los cuales se ven reflejados todos los días en el actuar de los ciudadanos mexicanos.”
 
Ricardo Barroso Agramont
Abogado y político mexicano
 
 
 

Pedro María Bernardino Anaya Álvarez nació el 20 de mayo de 1794, en Huichapan, actual estado de Hidalgo. Hijo de los señores Pedro José Anaya y Maldonado, y María Antonia de Álvarez, ambos españoles criollos. Fue un militar y general del ejército mexicano. Tuvo una importante participación apoyando movimientos independentistas en Centroamérica. Durante la Intervención estadounidense en México, fue nombrado presidente de la República en sustitución de Antonio López de Santa Anna. Correspondió a su persona combatir a los invasores en el convento de Churubusco, defendiéndolo en la Batalla de Churubusco, que hoy es el Museo Nacional de las Intervenciones[1].

En el servicio de las armas se distinguió por su profesionalismo y lealtad inquebrantable al ejército realista y a la Corona española, por lo que fue ascendido al grado de Capitán el 31 de agosto de 1819. Sin embargo, por ser un hombre nacido en provincia, supo de las angustias y pesares de las clases desprotegidas y explotadas por el régimen colonial. Se integró al ejército insurgente en junio de 1821, después de que Iturbide había proclamado el plan de Iguala. Tomó parte en la acción de la hacienda de la Huerta, cerca de Toluca, Edo. Méx., en la que las tropas Trigarantes, se enfrentaron a los realistas, triunfando los defensores de la Independencia, haciendo a los realistas cerca de 300 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros, además de quitarles artillería y parque. En 1822 consumada la Independencia de México, formó parte del ejército que era comandado por Vicente Filosola que fue a Guatemala a supervisar el plebiscito en el que se resolvería la integración de Centroamérica a México[2].

En 1847, fue electo Diputado al Congreso General por el Estado de México; asimismo, fue nombrado Comandante General del mismo Estado. Siendo Diputado del Congreso Extraordinario, el 2 de abril del año antes mencionado, lo nombró Presidente Substituto de la República, en virtud de que el presidente propietario, General Antonio López de Santa Anna, había salido al Departamento de Veracruz, para combatir a los norteamericanos. Durante su primera presidencia, fue investido de facultades extraordinarias para enfrentar el esfuerzo de guerra; inició la preparación de la defensa de la Ciudad de México, a la cual declaró en estado de sitio; obligó al clero a contribuir con dinero para esta defensa y estableció el servicio militar obligatorio para los mayores de 16 años. Asimismo, se expidió el Acta de Reformas a la Constitución de 1824. El 20 de mayo siguiente dejó el cargo, al regreso del general Santa Anna a la capital de la República. Al regresar el General Santa Anna a la ciudad de México el 20 de mayo, el General Anaya cesa en sus funciones de presidente substituto de la República y se avoca a preparar la defensa del valle de México. Tuvo la oportunidad de haber formado parte de los defensores del Convento de Churubusco, quienes se enfrentaron a las fuerzas norteamericanas el 20 de agosto de 1847. Los norteamericanos atacaron con 8,000 hombres la cabeza del puente de Churubusco, siendo rechazados en dos ocasiones, con grandes pérdidas, destacándose sobremanera, el General Anaya con sus guardias. Finalmente, en el tercer ataque, los invasores lograron cruzar el río Churubusco y tomar la cabeza del puente. El general Anaya tuvo que rendir la plaza, al llegar el General norteamericano David Emmanuel Twiggs, preguntó dónde estaba el parque, a lo que contestó, con voz amarga, lenta y suave, el General Anaya: “Si hubiera parque, no estaría usted aquí”, termino siendo prisionero, y tras la firma del armisticio entre los generales Santa Anna y Scott, fue liberado y se reincorporó al ejército[3].

Tomada la capital de la República por el Ejército de los Estados Unidos, el gobierno del país cambió los poderes a la ciudad de Querétaro. En noviembre de 1847, el Congreso General nombró de nuevo a Pedro María Anaya como Presidente Interino, habiéndole tocado vivir en ese cargo, la controversia de si se continuaba con la guerra o se pactaba con el invasor. Anaya dejó esa comisión el 8 de enero de 1848 y se le nombró Ministro de Guerra y Marina, en donde sirvió hasta junio del mismo año, vivió en carne propia, la pérdida de más de la mitad del territorio nacional, con la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo[4].

Al terminar la Guerra contra los norteamericanos, fue nombrado de nuevo Administrador General de la Renta de Correos, puesto que desempeñó hasta 1852, ya que, en septiembre de ese año, durante la Presidencia del General Mariano Arista, se le encargó, otra vez, el Ministerio de Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta enero del año siguiente, con toda la pulcritud y la honradez que le caracterizaban. En enero de 1853 regresó a ocupar el cargo de Administrador General de la Renta de Correos, puesto que desempeñó hasta el 21 de marzo de 1854, fecha en que falleció a consecuencia de una pulmonía fulminante[5].

 


[1] https://www.ecured.cu/Pedro_Mar%C3%ADa_Anaya
[2] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/3376/PedroMariaAnaya.pdf
[3] https://redescolar.ilce.edu.mx/20aniversario/componentes/redescolar/publicaciones/publi_quepaso/pedroanaya.htm
[4] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/3376/PedroMariaAnaya.pdf
[5] https://redescolar.ilce.edu.mx/20aniversario/componentes/redescolar/publicaciones/publi_quepaso/pedroanaya.htm

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