Vasili Arjípov, oficial naval soviético que impidió un desastre nuclear durante la Guerra Fría
“En medio del bombardeo yanqui, a unos centenares de metros bajo el Caribe, los tres marinos celebran una reunión que decidió el destino de la humanidad. El oficial político está de acuerdo con Savitsky en abrir fuego. Solo falta Arkhipov. Pero él dice que no. En esas circunstancias extremas, únicamente la frialdad y el coraje de un hombre evitan lo que habría supuesto una catástrofe sin precedentes.”
Guillermo D. Olmo
Historiador y periodista

 

Durante el pico de la crisis de mísiles en Cuba, el oficial naval soviético Vasili Alexandrovich Arkhipov, (30 enero 1926 - 19 agosto 1998) a bordo del submarino B-59, rechazó las órdenes de su capitán para lanzar torpedos nucleares contra un buque de guerra estadounidense, lo cual probablemente habría iniciado una guerra nuclear.

Era el 27 de octubre de 1962, el B-59 se encontraba escondido en el Caribe, en una misión secreta hacia Cuba, cuando fue encontrado por un buque de guerra de Estados Unidos. El presidente John F. Kennedy había declarado un bloqueo económico contra Cuba, prohibiendo todo tipo de tráfico hacia o desde la isla. Por esta razón, el buque estadounidense comenzó a detonar bombas de profundidad alrededor del submarino soviético, con el fin de obligarlo a identificarse y salir a la superficie sin ningún conocimiento de que éste cargaba armas nucleares.

Complicando la situación crítica de la Guerra Fría, los soviéticos a bordo del B-59 estaban lidiando con una temperatura de más de 40°C debido a que su aire acondicionado se había descompuesto y llevaban días sin comunicación con Moscú. El capitán Valentin Savitsky, exhausto y nervioso, se sintió acorralado y sospechó que quizás había comenzado una guerra de la cual no se habían enterado por su incomunicación. Por estas razones, Savitsky tuvo toda la intención de lanzar un misil nuclear —de aproximadamente la misma potencia de la bomba de Hiroshima— contra el buque estadounidense.

Afortunadamente para los soviéticos, para los estadounidenses y para la humanidad en conjunto, el comandante Arkhípov mantuvo la calma y logró convencer a su capitán de que no estaban siendo atacados. Gracias a su prudencia y criterio el mundo se salvó de un conflicto posiblemente catastrófico.

Nunca se supo sobre este evento, nadie se enteró, ni siquiera Kennedy, pero Arkhipov salvó aquel sábado al mundo. Su historia no se hizo pública hasta 2002. En un congreso celebrado en La Habana a los cuarenta años de aquel episodio, Mcnamara, basándose en documentos estadounidenses desclasificados, admitió que la guerra nuclear estuvo más cerca de lo que nadie había pensado. Thomas S. Blanton aclaró a que se refería: «Un tipo llamado Vasili Arkhipov salvó al mundo». Aquel tipo había muerto tres años antes.

Después de la crisis de los misiles de Cuba Arkhipov continuó su servicio en la armada soviética, y se retiró a mediados de los años ochenta. Murió en su país natal en 1998.

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