Día Internacional de la Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo
“Recordar a las víctimas del terrorismo y prestarles un mayor apoyo es esencial para contribuir a que rehagan sus vidas y sanen de sus heridas. En esa labor se enmarcan nuestros esfuerzos conjuntos con parlamentarios y Gobiernos para redactar y adoptar leyes y estrategias nacionales que permitan ayudar a las víctimas.”
António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas

 

La Asamblea General de las Naciones Unidas mediante su resolución A/RES/72/165 decide proclamar el 21 de agosto Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, a fin de honrar y apoyar a las víctimas y los supervivientes del terrorismo y promover y proteger el goce pleno de sus derechos humanos y libertades fundamentales .[1]

De acuerdo con la conmemoración de este día, es indispensable recordar que las víctimas y los sobrevivientes a menudo enfrentan retos en la búsqueda por la justicia. Éstos pueden incluir dificultades para acceder a la información antes, durante y después del proceso criminal, así como la falta de coordinación o mecanismos apropiados, con sensibilidad de género y de edad, para proporcionar apoyo médico, financiero o psicosocial a largo plazo .[2]

Posteriormente el 8 de septiembre de 2006 fue aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas la Estrategia global de las Naciones Unidas contra el terrorismo, la cual señala que la deshumanización de las víctimas del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones genera un ambiente propicio para la propagación del terrorismo. Seguir fortaleciendo y aprovechando al máximo la capacidad de las Naciones Unidas en ámbitos como la prevención de conflictos, la negociación, la mediación, y el mantenimiento y la consolidación de la paz, es la forma más eficaz de luchar contra el terrorismo y respetar la dignidad humana y defender el estado de derecho .[3]

Si bien el terrorismo sigue siendo un problema generalizado, sus efectos en los últimos años han ido disminuyendo. A nivel mundial, en 2018, el número de muertes atribuidas al terrorismo disminuyó por tercer año consecutivo, a menos de 19.000. Los atentados han pasado a ser menos letales a medida que los Gobiernos intensifican sus esfuerzos por luchar contra el terrorismo, mejorar la coordinación regional e internacional y crear programas para prevenir y combatir el extremismo violento. En 2017, una quinta parte de los atentados terroristas resultaron fallidos, en comparación con poco más del 12 % en 2014. Sin embargo, los conflictos siguen siendo el principal motor del terrorismo, y más del 99 % de todas las muertes relacionadas con el terrorismo se producen en países que participan en un conflicto violento o con altos niveles de terror político .[4]

Las víctimas del terrorismo luchan para que se escuchen sus voces, se apoyen sus necesidades y se respeten sus derechos. Sin embargo, a menudo se sienten olvidadas y abandonadas una vez que se atienden sus necesidades inmediatas. Es por ello que es indispensable que los gobiernos promuevan enfoques de justicia penal centrados en las víctimas y basados en los derechos, como parte de marcos integrales de combate contra el terrorismo que aborden todos los aspectos de las necesidades de las víctimas, incluso mientras exigen que los perpetradores rindan cuentas . [5]

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