“Es importante que las sociedades discutan libremente la situación de las familias, opinen sobre cómo pueden contribuir a alcanzar objetivos como la erradicación de la pobreza, la desnutrición, pero, sobre todo, velen por el cumplimiento de los derechos humanos de cada miembro de su sociedad. El principio es comprender que la situación en que viven las sociedades es un buen reflejo de lo que viven sus familias.”
Rebeca Arias Flores
Coordinadora Residente de Naciones Unidas en Guatemala

 

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas con fecha 20 de septiembre de 1993 a través de su resolución A/RES/47/237 decide proclamar el 15 de mayo como el Día Internacional de las Familias, conmemoración que se centra en crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños, niñas y jóvenes, así como dar a conocer la cuestiones relativas a las familias y reflexionar acerca de cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos .[1]

Es importante recordar que anterior a ello, el 9 de diciembre de 1989, la Asamblea General mediante su resolución A/RES/44/82 se proclamó la celebración del Año Internacional de la Familia, en virtud de la observancia de los principios a todos los niveles (local, regional y nacional), con el apoyo del sistema de las Naciones Unidas .[2]

La familia se refiere a una red de relaciones de parentesco que incluye a personas ligadas por obligaciones y/o interacciones. En primer lugar, encontramos al núcleo básico familiar conformado por padres e hijos y, a partir de él, la red de parentesco se hace compleja ya que integra a abuelos(as), tíos(as), primos(as), sobrinos(as), cuñados(as), madrastras y padrastros (en el caso de recomposición familiar), entre otros. Estos parientes pueden vivir juntos o en diferentes hogares . [3]

El Día Internacional de las Familias nos da la oportunidad de reconocer, identificar y analizar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan a su desarrollo y evolución. Por este motivo, para celebrar este día la ONU cuenta con un programa a favor de las familias, el cual, consiste en facilitar una mayor integración de las cuestiones relativas a la familia en las políticas y los programas integrados de desarrollo, se organizan actividades, tales como talleres, conferencias, programas de radio y televisión, entre otros, con el objetivo de fomentar y favorecer el mantenimiento y la mejora de la unidad familiar .[4]

La ONU cuenta con con el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Actividades Familiares, la cual proporciona asistencia financiera para actividades específicas de la familia y proyectos de beneficio directo para ella, con un enfoque especial en los países menos desarrollados y en desarrollo, y países con economías en transición .[5]

En México, la conmemoración se realiza popularmente el primer domingo del mes de marzo. Por otro lado, debido a los cambios sociales que han surgido como el incremento de las rupturas conyugales o la creciente aceptación de la perspectiva de género que revela los roles y patrones socialmente construidos, el concepto de familia ha ido transformándose. En México se estima que el 60% de los hogares en el país ya no se sigue el modelo “tradicional”, conformado por una madre un padre y los hijos. Se calcula que hay unos 160 mil hogares homoparentales, es decir de parejas del mismo sexo con hijos. Por otro lado, en el mundo entero la pérdida de uno o de ambos progenitores cambia profundamente la vida de las y los niños y adolescentes, obligándolos a transformarse en jefe de familia o a vivir en las calles. Las y los niños que crecen sin el cuidado de sus progenitores corren un mayor riesgo de ser víctimas de violencia, explotación, trata y discriminación. Al no contar con la protección esencial de los progenitores, las y los niños son más vulnerables al abuso de sus derechos más elementales .[6]

Finalmente es importante recordar que hoy en día el mundo se encuentra en una pandemia debido al COVID-19 (coronavirus), situacion que pone de manifiesto la importancia de invertir en políticas sociales que protejan a las personas y familias más vulnerables. Son las familias quienes se llevan la peor parte de la crisis, se ven obligadas a proteger a los miembros de su familia, de cuidar de sus hijos que no pueden asistir a la escuela, y de continuar con sus responsabilidades laborales. En la actualidad el mundo lucha por dar respuesta a la crisis provocada por la pandemia, es por ello que en esta celebración se tiene la oportunidad real de repensar y transformar la forma en que funcionan nuestras economías y sociedades para fomentar una mayor igualdad para todos . [7]

Siguiendo esta línea, ONU Mujeres emitió el informe: El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2019-2020: Familias en un mundo cambiante, el cual evalúa la realidad de las familias de hoy en el contexto de profundas transformaciones económicas, demográficas, políticas y sociales. Se presentan datos estadísticos mundiales, regionales y nacionales y se analizan temas cruciales como las leyes de familia, el empleo, el trabajo de cuidados no remunerado, la violencia contra las mujeres y las familias migrantes. De igual manera propone una agenda integral de políticas orientadas a las familias para promover la igualdad de género en la diversidad de modelos familiares del mundo de hoy. Según apunta el análisis de los costos incluido en el informe, la mayoría de los países podría financiar el conjunto de políticas que se requiere para cumplir con esta agenda . [8]

Así entonces también podemos resaltar que, es obligación de los Estados tomar medidas económicas, sociales y legales tendientes a contrarrestar los efectos que las medidas de ajuste económico, el modelo de desarrollo vigente y la globalización tienen sobre las familias y sus hijos. La familia en toda su diversidad debe ser considerada como unidad y eje de las acciones de protección y prevención, superando la atención segmentada sobre algunos de sus miembros. De igual manera los programas de cooperación y todas las instituciones de la sociedad tienen la obligación de respetar y apoyar los esfuerzos de los padres y otros cuidadores para la crianza y el cuidado de los niños y niñas en el medio familiar .[9]

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