Fundación de la Escuela Nacional para Ciegos
“Aunque todavía nos queda mucho por hacer, hemos visto progresos importantes en la construcción de un mundo inclusivo para todos. Casi todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han ratificado la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, e instó a los que aún no lo hayan hecho a que la ratifiquen sin demora.”
 
António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
 
 

El 20 de septiembre de 1870 fue fundada la Escuela Nacional para Ciegos por el exgobernador del (en ese entonces) Distrito Federal, Ignacio Trigueros Olea. La creación de esta escuela se logró con gran esfuerzo, debido a que no se contaba con fondos ni especialistas, por lo cual, Trigueros tuvo que aprender a leer y escribir en sistema braille para después poder enseñarlo[1].

Durante varios años, la ceguera era considerada una de las peores discapacidades que una persona podía tener. En ese tiempo era habitual suponer la inferioridad de las personas invidentes. Por ejemplo, en 1880, Manuel Rivera Cambas escribió, refiriéndose a ellos, "notable inferioridad", ya que durante mucho tiempo se les consideró como incapaces de recibir una instrucción y que, en consecuencia, estaban "condenados a la perpetua mendicidad y a las perpetuas tinieblas, físicas e intelectuales". Estos graves prejuicios agravaban las ya de por sí terribles condiciones de vida de los invidentes[2].

Justo antes de la fundación de la Escuela Nacional de Ciegos, numerosos autores de ideas liberales y positivistas consideraban que la mejor manera de solucionar una gran parte de los problemas sociales radicaba en la educación, de modo que era necesario que el país contara con una institución que se encargara de instruir a los invidentes[3].

La Escuela Nacional para Ciegos fue el primer paso para la inclusión en México. Hoy en día la Escuela continúa abierta y forma parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La institución cuenta con 34 aulas para clases, áreas deportivas, una sala de cómputo, sanitarios, internet, y muchas más cosas, todas planeadas para que quienes asistan puedan obtener todas las bases necesarias para desenvolverse en el mundo: les enseñan a ser independientes, a caminar con ayuda de un bastón y a cocinar. También aprenden artes, e incluso tienen la opción de estudiar primaria, secundaria y carreras técnicas, como masoterapia[4].

En cuanto al ámbito internacional de los derechos humanos, podemos encontrar que la importancia del sistema braille es reconocida por los artículos 9 (accesibilidad); 21 (libertad de opinión y expresión y de acceso a la información); y 24 (educación), todos ellos pertenecientes a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad[5].

 


[1] https://www.mexicodesconocido.com.mx/escuela-nacional-para-ciegos.html
[2]https://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/curar_sanar/494_04_02_ceguera.pdf
[3]https://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/curar_sanar/494_04_02_ceguera.pdf
[4] https://www.mexicodesconocido.com.mx/escuela-nacional-para-ciegos.html
[5] https://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf

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