“ Los ecosistemas se están viendo degradados a un ritmo sin precedentes. Nuestros sistemas alimentarios y los medios de vida de muchos millones de personas dependen de que todos trabajemos juntos para restaurar unos ecosistemas sanos y sostenibles para el presente y en el futuro.”

José Graziano da Silva
Director General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO)
 
 
 

El 1 de marzo de 2019, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), el cual tiene por objetivo reunir al mundo para: prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas a nivel mundial, así como mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la biodiversidad. Los bosques, los pastizales, las tierras de cultivo, los humedales, las sabanas y otros ecosistemas –que abarcan desde los terrestres hasta los de aguas continentales, marinos y costeros; y en entornos urbanos– necesitan urgentemente cierto nivel de protección y restauración[1].

Este decenio de la ONU acelerará los actuales objetivos mundiales de restauración, como ejemplo encontramos el Desafío de Bonn, cuya pretensión es restaurar 350 millones de hectáreas de ecosistemas degradados para 2030, una superficie casi del tamaño de la India. Hoy en día, 57 países, gobiernos subnacionales y organizaciones privadas se han comprometido a recuperar más de 170 millones de hectáreas[2].

Lamentablemente, la actividad humana ha alterado casi el 75 % de la superficie terrestre y ha empujado a la flora y fauna silvestre a un rincón del planeta cada vez más pequeño. Aunado a ello, la deforestación y la desertificación (provocadas por el ser humano y el cambio climático) suponen graves desafíos para el desarrollo sostenible y han afectado a las vidas y medios de subsistencia de millones de personas. Además, de acuerdo con el Informe de Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de 2019, alrededor de un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción[3].

Por lo anterior, es importante recordar lo siguiente: la restauración de los ecosistemas es un elemento fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), principalmente los relativos al cambio climático, la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, el agua y la conservación de la diversidad biológica. Esto se encuentra planteado en el ODS15: “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad”. Sus metas son[4]:

  • Para 2020, velar por la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y los hábitats interiores de agua dulce y los servicios que proporcionan, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales.
  • Para 2020, promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, poner fin a la deforestación, recuperar los bosques degradados e incrementar la forestación y reforestación a nivel mundial.
  • Para 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación neutra del suelo.

[1] http://www.fao.org/giahs/news/newsletter-detail/es/c/1306662/
[2] https://www.unenvironment.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/nueva-decada-de-la-onu-para-la-restauracion-de-los
[3] https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/biodiversity/
[4] https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/biodiversity/

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