Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños
“Los supervivientes de la trata deben ser quienes guíen nuestros esfuerzos. Su contribución es esencial para abordar los factores y patrones de riesgo, así como para identificar y proteger a las víctimas y velar por que accedan a la justicia y la recuperación, al tiempo que se exigen responsabilidades a quienes las explotan.”

António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
2021

 

El Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños se evoca cada 23 de septiembre. Fue instaurado por la Conferencia Mundial de la Coalición Contra el Tráfico de Personas, en coordinación con la Conferencia de Mujeres de Dhaka, Bangladesh, en enero de 1999[1].

Con respecto al tema, podemos encontrar que el Protocolo de Palermo, instrumento internacional, ratificado por México el 25 de diciembre de 2003[2], tiene como objetivo[3]:

  • Prevenir y combatir la trata de personas, con especial atención a las mujeres y los niños.
  • Proteger y ayudar a las víctimas de dicha Trata, respectando plenamente sus derechos humanos.
  • Promover la cooperación entre los Estados parte para lograr los fines.

La adhesión de México a este Protocolo, ha impulsado la implementación de acciones concretas dentro del país para combatir al delito de trata de personas. Ejemplos de esto son: la publicación de la reformada Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos; la instalación de la ahora Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en materia de Trata de Personas, y la adopción de la campaña “Corazón Azul”, siendo México el primer país en hacerlo.

Dentro del mismo Protocolo de Palermo, el artículo 3 define la trata de personas como[4]:

La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

De acuerdo con las estadísticas, las mujeres representan el 49% de todas las víctimas de trata, y las niñas el 23 por ciento. La trata de personas es canalizada a la explotación sexual, el trabajo forzado, el matrimonio forzado, la venta de niños, la adquisición de niños soldados, y la extracción de órganos[5].

El tráfico de personas es un delito grave, y por ende una grave violación de los derechos humanos. Año con año, múltiples hombres, mujeres y niños se convierten en víctimas de los traficantes, en sus propios países y en el extranjero. Prácticamente todos los países del mundo están afectados por este tráfico, ya sea como lugar de origen de las víctimas, de tránsito o de destino[6].

En México, en 2018, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), a partir de las recomendaciones en la materia, ha solicitado diversas acciones a diferentes autoridades para garantizar el derecho a no ser sometido a trata de personas en concordancia con los últimos criterios establecidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos[7].

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