Día Internacional para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese Crimen
“Actuar rápidamente ante los primeros indicios e invertir en la prevención temprana puede salvar vidas e impedir los intentos de destruir grupos vulnerables, en su totalidad o en parte. Promoviendo una cultura de paz y no violencia que entrañe el respeto de la diversidad y la no discriminación, podemos forjar sociedades resilientes al riesgo de genocidio”.

António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas

 

El 11 de septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció, mediante su resolución A/RES/69/323, el 9 de diciembre de cada año como el Día Internacional para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese Crimen[1]. El propósito de la fecha es crear conciencia sobre la prevención de este crimen, para lo cual es relevante analizar las diferencias que ocurren dentro de una sociedad para combatirla y evitar una ruptura[2].

La fecha fue elegida en conmemoración del aniversario de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada en 1948, la cual definió en artículo 2 al genocidio como cualquier acto cuyo objetivo es destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, o religioso. Entre las acciones encontramos las siguientes: matanza de miembros del grupo, lesión grave a la integridad física o mental de una comunidad, sometimiento del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir los nacimientos o el traslado de infantes a otros territorios para deslindarlos de sus raíces culturales[3].

En diversas ocasiones, el genocidio puede ocurrir en sociedades con divisiones internas donde confluyen distintos símbolos de identidad nacionalista, como sucedió en la guerra yugoslava o de los Balcanes, iniciada en 1991. En otras ocasiones se presentó un discurso de discriminación hacia un sector de la sociedad, como ocurrió en el genocidio de Ruanda, acontecido entre abril y julio de 1994, contra la población tutsi[4]. En ambos casos confluyen intereses nacionales, raciales o étnicos. En consecuencia, el grupo dominante determina el acceso al poder, riqueza, recursos, empleo, oportunidades de desarrollo, así como los derechos básicos de salud, bienestar y educación.

Por tal motivo, en 2009, se estableció una estrategia preventiva basada en tres pilares de responsabilidad y acción estipulados en el Documento Hacer Efectiva la Responsabilidad de Proteger que establece: responsabilidad de proteger, la cual incumbe directamente al Estado; la asistencia internacional y la formación de capacidad; y una respuesta oportuna y decisiva[5].

En 2022, la campaña se realiza de manera presencial en la sede de las Naciones Unidas, Nueva York, en la sala del Consejo de Administración. En esta ocasión se enfoca en la conferencia “El papel de los deportes en la prevención de las atrocidades”; así como la presentación del plan de acción para contener el discurso de odio a través de los deportes. El propósito de todas estas acciones es mostrar las diferentes maneras en que los deportes promueven la paz, la inclusión, cohesión social y demás derechos humanos como la no discriminación[6].

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