Día Mundial contra el Bullying o Acoso Escolar
“Proteger nuestras escuelas de todas las formas de violencia significa también luchar contra el acoso, que inflige sufrimientos físicos y morales a millones de niños de todo el mundo.”
Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO
2020

 

El 2 de mayo se conmemora el Día Mundial contra el Bullying o Acoso Escolar, efeméride promovida por la Organización No Gubernamental Bullying Sin Fronteras, con el objetivo de concienciar sobre el riesgo del acoso escolar en los niños y jóvenes a nivel global, así como buscar los mecanismos para establecer un protocolo de acción frente a este problema, que representa un grave peligro para la población infantil y juvenil. [1]

Se considera acoso escolar o bullying a los actos de violencia física o psicológica, ejercidos de forma sistemática y repetida por un estudiante o grupo de estudiantes sobre un compañero, con el propósito de intimidar, someter o humillarlo. Esta violencia generalmente se dirige a estudiantes que no encajan dentro de las pautas de conducta y convenciones sociales establecidas dentro de una escuela o comunidad; es decir, funciona como un mecanismo de rechazo hacia aquello que es percibido como diferente y raro, por ser disruptivo con el estatus quo. [2]

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en su informe Ocultos a plena luz, publicado en 2019, realizó una compilación de datos sobre la violencia contra los niños. El estudio muestra el alcance del abuso físico, sexual y emocional que sufren niños y niñas de todo el mundo, y revela las actitudes que perpetúan y justifican la violencia, manteniéndola “oculta a plena luz”. Respecto al bullying, el informe sostiene que, a nivel mundial, al menos uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 15 años padece acoso escolar habitual. [3]

Actualmente, debido al uso generalizado de las redes sociales, el ciberacoso se ha vuelto un problema igual de grave que el bullying en las escuelas, ya que en el contexto en línea los estudiantes se encuentran expuestos de forma constante, sin importar dónde estén. Además, el anonimato virtual del internet brinda una sensación de impunidad a los acosadores, lo cual puede resultar en agresiones aún más fuertes. Algunos ejemplos de ciberacoso son difundir mentiras o publicar fotografías o videos vergonzosos de alguien en las redes sociales, enviar mensajes, imágenes o videos hirientes, abusivos o amenazantes a través de plataformas de mensajería, y hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona o a través de cuentas falsas. Según UNICEF, el acoso cara a cara y el ciberacoso a menudo ocurren juntos, pero el ciberacoso deja una huella digital, es decir, un registro que puede servir de prueba para ayudar a detener el abuso. [4]

Es fundamental que estas formas de violencia no solo se identifiquen, sino que se denuncien activamente. No obstante, no son sólo niñas, niños o adolescentes receptores de acoso escolar pueden denunciar, también es responsabilidad de:

  • Padres, madres y miembros de la familiar de la víctima o del victimario.
  • Maestros, directores y personal escolar en general.
  • Cualquier integrante de la comunidad escolar.

En México la mayoría de las entidades federativas cuentan con leyes para prevenir y erradicar el acoso escolar en las que se contemplan directrices para elaborar planes de intervención, obligaciones y competencias de las autoridades y sanciones al personal docente en caso de incumplimiento.[5] Sin embargo, para lograr erradicar esta forma de violencia es necesario que toda la comunidad escolar (estudiantes, familias, personal educativo y administrativo) se comprometa con identificarla, denunciarla y luchar contra ella.

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