Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor
“Los libros tienen esa capacidad única de entretenernos, de instruirnos, de ser a la vez el instrumento que sirve para salir de sí mismo y para encontrarse con un autor, una autora, un universo o una cultura, y de ofrecer un tiempo para sumergirse más profundamente en sí mismo.”
Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO
2020

 

En 1995, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su resolución 28 C/3.18, proclama el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor,[1] esta conmemoración tiene por objetivo fomentar la lectura, la industria editorial y dar a conocer la protección de la propiedad intelectual para el autor de su propia obra literaria, por medio del derecho de autor.[2]

La fecha coincide con los fallecimientos de los célebres escritores William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra; del humanista Inca Garcilaso de la Vega; del escritor, traductor y entomólogo de origen ruso, Vlamidir Nabkov; de Josep Pla periodista y escritor español; del galardonado escritor y periodista colombiano Manuel Mejías Vallejo; entre otros. Este día rinde homenaje a los libros y a los autores, quienes nos ofrecen esos fragmentos de vida, esos universos, una mirada sobre el mundo .[3]

La expresión “derecho de autor” se utiliza para describir los derechos de los creadores sobre sus obras literarias y artísticas. Las obras que se prestan a la protección por derecho de autor van desde los libros, la música, la pintura, la escultura y las películas hasta los programas informáticos, las bases de datos, los anuncios publicitarios, los mapas y los dibujos técnicos. [4]

El 5 de abril de 1995 la UNESCO creó el Premio UNESCO de literatura infantil y juvenil en pro de la tolerancia, el cual se otorga cada dos años a dos tipos de obras: libros para niños y niñas hasta los 12 años y libros para jóvenes entre los 13 y los 18 años que mejor representen los conceptos de la tolerancia y la paz, y que promuevan el entendimiento mutuo basado en el respeto de otros pueblos y otras culturas, con el objetivo de recordar de forma duradera la importancia que tiene inculcar la tolerancia y la paz en el corazón y en la mente de los niños y niñas del mundo entero. [5]

La celebración de este día ha servido para atraer a la causa de los libros y del derecho de las y los autores a un gran número de personas de todos los continentes y orígenes culturales, lo que ha permitido descubrir, valorar y explorar muchas vertientes distintas del mundo editorial: el libro como vehículo de valores y conocimientos y como depositario del patrimonio inmaterial; el libro como puerta de acceso a la diversidad de las culturas y como instrumento de diálogo o el libro como fuente de ingresos materiales y obra de creadores protegidos por el derecho de las y los autores.

Con el objetivo de seguir impulsando las celebraciones del Día, cada año se elige una ciudad diferente, transformando así la celebración de libros y derechos de las y los autores en una actividad periódica, con lo que se extiende aún más la influencia geográfica y cultural de los libros. [6]

Es importante destacar que esta fecha nos sirve también para reflexionar sobre las transformaciones que ha experimentado el libro a largo plazo y sobre los valores inmateriales por los que debemos guiarnos. Como ejemplo podemos nombrar el libro digital, que ofrece nuevas oportunidades de acceso a los conocimientos con un costo reducido y en ámbitos muy amplios, pero no hay que dejar de mencionar que el libro tradicional sigue siendo una tecnología poderosa que no sufre averías, que podemos llevar con nosotros y que resiste la prueba del tiempo. [7]

Es elemental mencionar que la lectura enriquece el lenguaje, aumenta la comprensión, afina el lenguaje oral y escrito, brinda diversión, es oportunidad de desarrollo, mejora la atención, desarrolla la creatividad, amplía el vocabulario, distrae y descansa. Por otro lado, recientemente, cuando debido a la pandemia la mayoría de las escuelas de todo el mundo estuvieron cerradas y fue indispensable quedarnos en casa, la lectura se pudo usar para combatir el aislamiento, estrechar los vínculos entre las personas y expandir horizontes, así como para estimular las mentes y la creatividad. [8]

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