Fin de la Guerra de Castas y pedida de perdón institucional al pueblo maya
“Podemos decir que, de todos los movimientos de insurrección indígena, la Guerra de Castas en la península de Yucatán no sólo ha sido el que se ha prolongado más tiempo sino también, desde diversos ángulos, fue el que logró mantener una amenaza real al orden establecido, e incluso por momentos estuvo cerca de la victoria.”
María del Carmen Valverde Valdés
Antropóloga e historiadora

 

La fecha es simbólica, se acordó señalar el 3 de mayo de 1901 como fecha significativa para señalar el fin de la llamada Guerra de Castas, manifestación en el siglo XIX de la larga resistencia y lucha de los pueblos mayas de la península de Yucatán contra la conquista cultural, colectiva, personal y territorial por parte de los “blancos”[1] y sus herederos. Complejo, el levantamiento de implicaciones políticas, económicas y sociales, marcó su distanciamiento también en lo religioso, al establecerse alrededor del culto de la “Cruz Parlante”, combativo y de resistencia y con misticismo propio.

Si bien desde el siglo XVI se mantuvieron irreductibles, los dominadores intentaron humillar al máximo el espíritu guerrero de los mayas con la esperanza de vencerlos. Las indignidades fueron de todo tipo, pero ellos jamás se asumieron en el servilismo. Muchos son los levantamientos armados de los pueblos de la región peninsular, pero en 1847 se alzaron de nuevo en forma organizada y colectiva. A esta movilización los historiadores de la época la llamaron “Guerra de Castas”, pues se dio entre los caciques y campesinos mayas que vivían sometidos y semi esclavizados, contra los blancos y los mestizos, sus explotadores.

Este levantamiento en la península Yucatán duro más de 50 años, de 1847 hasta 1901, cuando la nación mexicana ya era independiente, pero por sus riquezas naturales continuaba enfrentando el acoso de las potencias de la época que la consideraban fácil de someter, a esto se sumaban las múltiples conspiraciones, levantamientos y guerras internas. La élite yucateca de ideales separatistas, había intentado su independencia en 1841, y después en 1846 se declaró nuevamente independiente, aprovechando las debilidades del estado mexicano, que ya había perdido Texas.

Jacinto Pat, uno de los jefes de la rebelión maya explicó los motivos de su levantamiento en una carta enviada al Gobernador de El Petén, Guatemala, el 25 de septiembre de 1848. la cual se encuentra en el Archivo General de Centroamérica de Guatemala donde señala que los españoles y el gobierno de México acordaron asesinar a todos los indígenas de Yucatán.

“Lo que causó el levantamiento de estos mis pobres vasallos en unión mía en este Yucatán, es porque aquellos señores españoles en compañía del muy notable gobierno dieron lugar a todo por las órdenes que libró a los blancos para que fueran matados todos los indígenas de Yucatán, estos fueron los motivos de haber levantado con los míos para nuestra defensa; así mismo señor es muy excesivo el número de indígenas que mataron que no hacían más que recogerlos como animales de las haciendas para que sean sacados en el cabo de los pueblos para que los hagan víctimas de la existencia”. [2]

De este modo, aprovechando que Yucatán se había declarado independiente el 1 de enero de 1846 –y que habían sido armados, como siervos que eran, por los latifundistas para combatir al gobierno federal–, los indígenas usaron las armas para combatir por su causa, iniciando su guerra en 1847. Esta se dividió en tres etapas: 1847 a 1849, 1850 a 1860, y 1861 a 1901. La primera avanzó sobre dos tercios del territorio yucateco. En la segunda quizá los mayas hubieran recuperado todo su territorio original, pero el gobierno de Yucatán, debilitado, volvió a sumarse a México, delegando su independencia a cambio de la ayuda militar del Estado mexicano. Esta anexión de Yucatán se dio el 17 de agosto de 1848. Durante la tercera etapa, la resistencia maya se mantuvo con guerrillas que se reagruparon en un territorio propio, el actual estado de Quintana Roo. Finalmente, cansados ambos bandos, los mayas se rindieron el 3 de mayo de 1901, cuando el general Ignacio A. Bravo ocupó su último reducto: Chan Santa Cruz. La guerra dejó un saldo de alrededor de 250 mil muertes, la mitad de la población de la península de Yucatán y su división en tres estados Yucatán, Campeche y Quintana Roo. [3]

El 16 de enero de 1902, durante la presidencia de Porfirio Díaz, se creó el estado de Quintana Roo, que tuvo como primer gobernador al comodoro José María de la Vega, quien había luchado contra el levantamiento maya durante la Guerra de Castas. En 1903 fue sustituido por otro enemigo de los mayas: Ignacio A. Bravo. En México bárbaro, John Kenneth Turner cuenta cómo este terrible personaje fue responsable del llamado Infierno Verde o la Siberia Mexicana, pues en la región bajo su mando miles de mayas y yaquis fueron exterminados como represalia por haberse atrevido a sublevarse contra el gobierno y los terratenientes, viviendo y muriendo en las condiciones más indignas, inhumanas, esclavizados en las fincas henequeneras. [4]

El 17 de abril de 1902, la XIX Legislatura Constitucional del Estado Libre y Soberano de Yucatán a sugerencia del Ejecutivo emitió un decreto que otorgaba una condecoración honorifica a los generales, jefes, oficiales, tropa y asimilados del Ejército, la Armada y la Guardia Nacional que participaron en “la campaña de civilización contra los mayas rebeldes”, la medalla fue considerada un “atractivo visual de la victoria de la civilización sobre la barbarie” como lo señala la Dra. Pascale Villegas, en su texto “Una medalla militar por matar mayas rebeldes” y señala que se otorgó a los más de 8 mil militares del ejército y la Guardia Nacional partícipes en la última batalla de Chan Santa Cruz y en campañas anteriores. [5]

Ante estos lamentables hechos de la historia nacional, el Estado Mexicano asumió la necesidad de pedir perdón tanto a los mayas como a los yaquis el 3 de mayo de 2021, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. El 3 de septiembre de 2019, el gobierno federal creó, mediante decreto en el Diario Oficial de la Federación, la Comisión Presidencial para la Conmemoración de Hechos, Procesos y Personajes Históricos de México, organismo a través del cual se busca rescatar la memoria histórica y, a partir de ello, hacer justicia a los agraviados. El evento del perdón se llevó a cabo en coordinación con el gobierno de Quintana Roo el 3 de mayo en Tihosuco, pueblo natal de Jacinto Pat, líder maya de la primera etapa de la guerra e iniciador ―junto con Cecilio Chi y Manuel Antonio Ay― del movimiento social que se extendió durante cinco décadas en la península de Yucatán, símbolo para su pueblo de resistencia y dignidad. En el lugar, una estela labrada honra siempre a quienes se sublevaron al grito de justicia, autonomía y libertad.

Además del evento de pedida de perdón a mayas y yaquis exterminados por las medidas xenofóbicas y genocidas de diversos gobiernos mexicanos, circuló un medio de difusión peculiar, con el objetivo de reforzar en la memoria colectiva esta acción reivindicativa y en pro de la igualdad social. Se trata de un billete de la Lotería Nacional, para el sorteo del Zodiaco del 2 de mayo de ese año. En él se inscribió la frase “Petición de perdón por agravios a los pueblos mayas de la Guerra de Castas” [6]

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