La Moratoria Chicana , formalmente conocida como Comité Nacional de Moratoria Chicana contra la Guerra de Vietnam 1970

“Detengan el genocidio chicano”.


Este y otros lemas figuraban en las pancartas que llevaban unas 30.000 personas congregadas en el Parque Belvedere del Este de los Ángeles aquel mítico 29 de agosto de 1970 en que Aztlán se hizo oír.

 

El 29 de agosto de 1970 en Los Ángeles California, un grupo de activistas realizó la más importante movilización en defensa de los chicanos. Con aproximadamente 30.000 personas en su mayoría migrantes quienes se manifestaban llamándose así, “chicanos”. “Una minoría racial de explotados, marginados, obreros agrícolas, estudiantes que, aunque habían nacido en Estados Unidos de padres latinos, luego de la rapiña colonial del Tratado Guadalupe Hidalgo, en el que México perdió una gran parte de su territorio del norte, eran fuertemente discriminados por su color de piel, por sus tradiciones mexicanas, por su idioma y aspecto.” Y a quienes en su mayoría mandaron a pelear en la guerra de Vietnam.

Convocados por el movimiento Moratoria Chicana (Comité Nacional de Moratoria Chicana contra la Guerra de Vietnam). Organizada por activistas universitarios como Rosario Muñoz y Ramsés Noriega, cofundador del influyente periódico La Raza, y con la participación de la facción del movimiento feminista chicano las Brown Berets, y encabezado en los Ángeles por Rodolfo Gonzales (Corky), los manifestantes protestaban por la gran cantidad de jóvenes mexicoamericanos enviados por Nixon a la guerra, después de ser reclutados en virtud de la pobreza y la falta de oportunidades, que volvían a sus casas en féretros[1].

Fueron reprimidos por la policía dando como saldo alrededor de ciento cincuenta manifestantes aprehendidos, y cuatro personas fallecidas, entre ellas el periodista y gran líder mexicano-estadounidense Rubén Salazar, primer periodista chicano en informar sobre la población migrante mexicana en los Estados Unidos, quien recibió el impacto de una bomba de gas lacrimógeno mientras observaba la manifestación cerca de la cafetería The Silver Dollar.

Se llama Moratoria Chicana a las protestas que tuvieron lugar en todo Estados Unidos entre noviembre de 1969 y agosto de 1970 en la que su principal demanda fue: “Nuestra lucha no es Vietnam, sino un movimiento de justicia social en casa”.

Unos meses antes, en la marcha de Las Adelitas de Aztlán, encabezadas por Gloria Arellanes varias miles de mujeres corearon la consigna “Raza, sí ¡Guerra, no!”. Ese día una lluvia torrencial no impidió que más de 6 mil personas se movilizaran contra el belicismo imperialista[2].

Lo que pasó el 29 de agosto se le quedó muy marcada en la memoria a toda una generación… los inspiró a asumir responsabilidades como organizadores pro-justicia social, en la cultura, la educación”,[3] Corky Gonzales escribió en un discurso: “Mis sentimientos y emociones se despiertan por el total desprecio de nuestra sociedad actual por los derechos, la dignidad y las vidas no solo de las personas de otras naciones, sino también de nuestros propios jóvenes desafortunados que mueren por una causa abstracta en una guerra que no puede ser justificada honestamente por ninguno de nuestros líderes actuales "[4].

Otro activista de nombre Reies López Tijerina expresó: “Ellos envían a tus hijos a que mueran en Vietnam y no les garantizan una vida decente aquí. Han intentado destruir tu cultura, ahora quieren que ustedes destruyan otra cultura. No están satisfechos con habernos robado toda nuestra tierra aquí, envían a tus hijos a una muerte sangrienta para así poderse apoderar de más tierras de los pobres allá”[5]

Ese día 29 se filmó el más importante documental de la Raza. El "Chicano Moratorium Documentary” no ganó premios, pero quedó en el corazón de quienes participaron de la protesta[6].

Es el documental fundacional de la población latina en Estados Unidos. Tal y como dice el corrido de Lalo Guerrero “en la lejana tierra de Vietnam más del 23% de los que han muerto en la guerra son jóvenes mexicanos, una proporción severa, a protesta contra este punto vino gente de donde quiera”[7].

La moratoria chicana, fue un momento de empoderamiento étnico y protesta muy importante entre americanos de descendencia mexicana que empezó en la década de los 60´s, ya que el término “chicano” había existido por mucho tiempo como un término peyorativo entre jóvenes mexicoamericanos, pero se apropiaron esta etiqueta redefiniéndola con nociones de orgullo por la herencia mexicana y desafío a las instituciones y los individuos que practicaban o toleraban la discriminación contra los mexicanos.

Al final, los participantes en el movimiento chicano resistieron la represión y demostraron que las naciones pueden sobrevivir a la protesta. Como elemento a su favor, sus activistas ayudaron a afrontar las desigualdades estructurales y a detener una guerra impopular, y a pesar del antagonismo agudo de parte de «el hombre» que muchos tuvieron que enfrentar, los participantes en las protestas de aquella época exigieron que los Estados Unidos funcionaran de manera más justa y favorable, tanto en casa como en el extranjero. Hoy su ejemplo es más importante que nunca[8].

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