Linchamiento en Coyoacán por cristeros, muere el estudiante Ernesto Malda
“Con ayuda de algunos periódicos de la época, se propició un odio extremo hacia Tabasco y hacia todo lo que huela a tabasqueño, si bien poco se dice en contra del linchamiento abominable del infeliz Ernesto Malda, que fue perseguido por energúmenos que cristianamente lo despedazaron dejándolo sobre la vía del tren, con los ojos saltados y convertido en una piltrafa humana, azuzada la jauría por el presbítero Rafael Medina”.
 
La Verdadera Revolución Mexicana Autor: Alfonso Taracena
 
 
 

El 30 de diciembre de 1934, en el centro de Coyoacán, Ciudad de México, se suscitó el linchamiento del joven estudiante Ernesto Malda. Este acontecimiento fue llevado a cabo por una multitud de fanáticos, liderada por el párroco Rafael Medina, luego de un enfrentamiento con un grupo de alrededor de 75 jóvenes anticlericalistas —grupo influido por el garridismo, — llamados “Camisas Rojas”. Éstos usaban la prenda superior de ese color y el pantalón negro como uniforme. Asimismo, eran simpatizantes del político tabasqueño Tomás Garrido Canabal. Los “Camisas rojas” actuaban desde tiempo antes en Tabasco bajo las órdenes del gobernador Tomás Garrido Canabal, posteriormente secretario de Agricultura del gobierno del general Cárdenas, quien, asimismo, impulsó la agricultura, la ganadería, fundó escuelas y combatió el fanatismo y el consumo de alcohol. La batalla dio tan buenos resultados que, cuando el tabasqueño Carlos Alberto Madrazo, como presidente de la sociedad de alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, extendió en 1933 la organización hasta la ciudad de México. Diversos jóvenes capitalinos como Ernesto Malda participaban en las reuniones culturales donde se pronunciaban discursos contra esos hábitos. En esa época también prevalecían en el gobierno inclinaciones progresistas, por lo que se estaba instaurando la educación sexual y la educación socialista, proyectos contra los que la derecha enfocó sus fuerzas en la segunda guerra cristera. En ésta murieron muchos maestros y maestras rurales a manos de los fanáticos[1].

Aquel 30 de diciembre de 1934 los “camisas rojas”, realizaron una reunión a las afueras de la Iglesia de San Juan Bautista en el centro de Coyoacán, en aquel entonces un tanto alejado de la Ciudad de México. Luego de que uno de ellos había pronunciado un discurso anticlerical, salieron los grupos que habían llegado previamente a la iglesia y se mantuvieron dentro, azuzados y prevenidos con anterioridad, por el párroco, sobre el mitin. Cuando los fieles salieron de la iglesia se enfrentaron con los garridistas, quienes contestaron el ataque y retrocedieron hacia el Palacio Municipal. En la confusión resultaron heridas varias personas y algunas murieron. Una activista católica murió en la refriega debido a un disparo, la joven de 27 años María de la Luz Camacho. Los católicos reaccionaron entonces contra un joven “Camisa Roja” que llegaba atrasado a la reunión y se acercaba a la plaza, Ernesto Malda y Ferro, quien, al ver la confusión y ante el peligro que representaba, corrió y quiso abordar un tranvía, pero al alcanzarlo el chofer cerró la puerta y avanzó. La multitud, fuera de control, lo linchó. Comenzaron a arrojar palos, piedras y hasta puñales. Como resultado, el cuerpo del joven presentó dos heridas causadas por un arma punzocortante. Además, le causaron más de ochenta lesiones con desgarraduras. Uno de los ojos le fue sacado y el tórax le fue hundido por machacamiento con piedras, mientras el cuero cabelludo le fue arrancado a mechones. Además, el cadáver fue arrastrado unos cien pasos[2].

El primero de enero de 1935 el clero movilizó a sus hordas para protestar contra la muerte de la activista católica en el enfrentamiento con los “camisas rojas”. Mientras tanto, en el sepelio de Ernesto Malda, el presidente Lázaro Cárdenas envió una corona de flores y algunos dirigentes obreros acusaron al clero de haber instigado al pueblo contra los “Camisas Rojas”. Dos días después, Tomás Garrido le envió un mensaje al ingeniero Ernesto Malda, padre del joven linchado, expresándole su solidaridad de amigo ante “el execrable atentado del que fue víctima el joven Ernesto Malda”. Toda la opinión pública responsabilizó a Tomás Garrido de los hechos y éste ofreció su renuncia a Lázaro Cárdenas, quien no la aceptó. Sin embargo, los sucesos en Coyoacán representaron el principio del fin del garridismo. En la Ciudad de México se llevaron a cabo manifestaciones estudiantiles exigiendo la expulsión de ese grupo radical. Estos hechos exhibieron la intolerancia de ambos grupos y representaron los conflictos sociales que imperaban en esos momentos en la sociedad mexicana. Algunas razones ideológicas, políticas o religiosas derivaban en hechos como los de esta tragedia, violentando las vidas y los derechos humanos de las personas. Lo anterior quedó enmarcado en el conflicto denominado la Guerra Cristera, la cual tuvo un gran costo de sangre y vidas para diversos sectores de la sociedad[3].

 


[1] http://contra-la-derecha.blogspot.com/2008/04/ernesto-malda-el-mrtir-de-coyoacn.html
[2] http://contra-la-derecha.blogspot.com/2008/04/ernesto-malda-el-mrtir-de-coyoacn.html
[3] https://detabascosoy.com/garridismo/

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