María Deraismes
Autora y pionera de los derechos de la mujer.
María Deraismes nació en Francia el 17 de agosto de 1828, ciudadana proveniente de una familia próspera de la clase media, estaba bien instruida y se crio en un ambiente literario que le permitió ser autora de varias obras, pero pronto ganó una reputación de ser muy buena comunicadora.
A los veinte años María era ya una mujer erudita, convencida que el ser humano podía ser capaz de construir una sociedad basada en la libertad e igualdad. Creía firmemente en la importancia de la educación y en una ley que garantizase los cambios y las reformas progresistas. Decidió permanecer soltera a fin de conservar la libertad[1].
Fue autora y activista en la defensa de la igualdad, pionera en la promoción y defensa de los Derechos de la Mujer, y en 1866, se unió a la Société de la revendication des droits de la femme, una organización feminista de vanguardia que promovía la causa de la educación para las mujeres. En 1869, fundó L Association pour le droit des femmes junto con Leon Richer.
Bajo el Imperio de Napoleón III, comprendió que la nueva política del día pretendía un acercamiento más moderado bajo la Tercera República a fin de que el feminismo sobreviviera y no fuera marginado por la nueva casta de representantes del poder masculino que emergían en ese entonces.[2]
El gran aporte de Deraismes es la temprana “mirada de género” que proyecta sobre la realidad, la habilidad para comprender, explicar y denunciar la construcción social de la masculinidad y la feminidad como agente causal y a la vez producto (en un perverso juego de retroalimentación) del dominio masculino y la sumisión femenina.
Consideraba que la inferioridad de las mujeres no es un hecho de la naturaleza y que la inferioridad legal no está basada en ninguna ley natural, sino que resulta de la intervención masculina. Defendía el voto femenino; la reforma de las leyes injustas, sobre todo las que guardaban relación con la familia; la ampliación y laicización de la educación femenina; la dignificación de la imagen de la mujer en la ficción; la mejora de la situación de las mujeres proletarias; el drama social de la prostitución y la necesidad de su abolición.[3]
María Deraismes vivió una existencia rompedora con el modelo de feminidad hegemónico de su tiempo (la angelical y excelsa dama romántica sin más vocación que embellecer con su encanto la vida del esposo y cuidar de sus hijos). En una época en el que las mujeres eran invisibles como sujetos intelectuales y políticos, Deraismes contra todo pronóstico, desarrolló como conferenciante y polemista una activa presencia en la vida pública parisina hasta convertirse en una prestigiada pensadora. Su celebridad fue tal, que al año de su fallecimiento (tuvo un entierro multitudinario), una calle de París se rebautizaría con su nombre, y cuatro años más tarde, una estatua en bronce acabaría inmortalizándola. Algunos hitos de su vida permiten entender por qué constituyó un pilar de la lucha feminista francesa y por qué tras su desaparición, la estatua erigida en su memoria fue en ocasiones el lugar en el que concluyeron los desfiles de las sufragistas: Cofundadora del periódico Le Droit des Femmes en Paris y de la Société pour l´amelioration du sort des femmes); coorganizadora en 1878 del Congreso International de los Derechos de la Mujeres.
Deraismes ya había explicado que en aquella época ser mujer era producto de la educación diferencial de los géneros, además de una construcción social conformada para garantizar el privilegio masculino, explicó que el origen de dicha subordinación surgía a partir de la menor fuerza física de la mujer, y a partir del mayor estatus que, precisamente, la superioridad física proporcionaba al hombre en la caza y la guerra. Percibe a la mujer como un ser encerrado en su maternidad (y en que es la sociedad la que las encierra). Y que es contrario a la naturaleza de cualquier ser, de cualquier individuo, la constante disminución, y que la vida de la mujer, por razones socioculturales, consiste en una continua disminución y anulación. Mencionó que la mujer hasta el momento, no se ha rebelado suficientemente contra la dominación masculina debido a la educación para la servidumbre que ha recibido.
Compiló sus discursos en su obra, Eva en la Humanidad ya que narra todo aquello que María Deraismes se atrevió a decir de viva voz y en alto, cara a cara con el público, en un momento histórico en el que las mujeres francesas, como en otros países, eran ciudadanas de segunda.
Constituye un perspicaz ejercicio de cuestionamiento y desnormalización del orden social y simbólico que legitima la asimetría de poder en las relaciones entre los sexos. La riqueza y profundidad del pensamiento de sus obras invitan a la relectura, a la reflexión y a la admiración, no sólo debido al discurso preclaro, anticipado a su tiempo y al nuestro de esta extraordinaria mujer, sino debido también a que muchas de las desigualdades que ella denunció en el siglo XIX, persisten en el siglo XXI.[4]
Era una ferviente seguidora de la masonería y decidió dar un paso importante el 25 de noviembre de 1881 cuando solicitó su entrada en la logia Les Libres Penseurs de Pecq, ingreso que se haría efectivo dos meses después. En su discurso de ingreso, Marie aseguró que la «puerta que habéis abierto no se cerrará detrás de mí y toda una legión me seguirá. Habéis dado una prueba, mis hermanos masones, de sabiduría y energía».
El mismo año que se convertía en la primera masona de la historia, Marie fundaba la Liga Francesa por el Derecho de las Mujeres. En su programa fundacional, Marie especificó las grandes líneas de acción que el feminismo debía trabajar, entre las que estacaba la igualdad legal de hombres y mujeres, lo que suponía, entre otras cosas, la abolición de la sumisión de la esposa respecto del marido y el derecho al sufragio femenino. Marie también insistía en la necesidad de dar el mismo acceso a la educación para que las mujeres pudieran desarrollar su inteligencia en igualdad de condiciones que los hombres.
En 1893, además de iniciar a dieciséis mujeres en la masonería, Marie Deraismes, junto a Georges Martin, fundaron la primera logia mixta, la Orden Masónica Mixta, en la que se admitirían en igualdad de condiciones a «hermanos y hermanas». Un año después, el 6 de febrero de 1894, fallecía en su hogar de París a los 65 años [5].
[1] https://mujeresquehacenlahistoria.blogspot.com/2021/08/siglo-xix-maria-deraismes.html
[2] https://latam.historyplay.tv/hoy-en-la-historia/nacio-maria-deraismes
[3] https://artsandculture.google.com/entity/m03ytc8?hl=es
[4] https://revistas.ucm.es/index.php/INFE/article/download/44142/41735/
[5] https://www.mujeresenlahistoria.com/2018/05/marie-deraismes.html




