Tercer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza
“La pobreza es una realidad compleja, pero no es un destino. Tiene alcance universal y afecta por igual a los países del Sur y a los del Norte – pero en todos los continentes son las mujeres y las niñas quienes más la padecen. Además de hacer aún más vulnerables a quienes ya se ven afectados por esta realidad, el cambio climático, las crisis económica y financiera y los conflictos hacen surgir nuevos pobres en todas las sociedades.”
Irina Bokova
Ex Directora General de la UNESCO

 

El 20 de diciembre de 2017, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió ―a través de la resolución A/RES/72/233― proclamar el Tercer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza (2018-2027) dentro de las estructuras existentes y los recursos disponibles a fin de mantener el impulso generado por las actividades del Segundo Decenio y apoyar, de manera eficiente y coordinada, los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente relativos a la erradicación de la pobreza, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su propósito de no dejar a nadie atrás y llegar hasta quienes se encuentran en el peor nivel de desarrollo económico y social. [1]

La pobreza puede manifestarse en distintas formas; dentro de ella encontramos: el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos, como la educación o la salud. También se hallan la discriminación y la exclusión social, que incluye la ausencia de la participación de los pobres en la adopción de decisiones, especialmente las que les afectan. [2]

De conformidad con el Índice de Pobreza Multidimensional de 2019, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en 101 países, mil 300 millones de personas son pobres en múltiples aspectos. De acuerdo con el PNUD, para combatir la pobreza se requiere profundizar en la experiencia de cada individuo en tres dimensiones: salud, educación y calidad general de vida. De igual forma, dentro del Índice de Pobreza Multidimensional de 2019 se destaca cómo los niños y niñas sufren la pobreza más intensamente que los adultos y tienen más probabilidades de sufrir carencias en servicios esenciales como agua limpia, saneamiento, nutrición adecuada o educación primaria. [3]

Respecto al Tercer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza, es posible encontrar en el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ―cuyo título es “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”― las siguientes metas: [4]

  • Para 2030, erradicar la pobreza extrema para todas las personas en el mundo, actualmente medida por un ingreso por persona inferior a 1,25 dólares estadounidenses al día.
  • Para 2030, reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales.
  • Poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y, para 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y los vulnerables.

En el año 2020 se presentó el inicio de la pandemia por el COVID-19, situación que puso en riesgo décadas de progreso en la lucha contra la pobreza. Los países en desarrollo son los que corren más dificultad durante y después de la pandemia. De acuerdo con el PNUD, las pérdidas de ingresos pueden llegar a superar los 220 000 millones de dólares en los países en desarrollo y aproximadamente el 55 % de la población mundial no tendrá acceso a protección social. Ante esta situación, la ONU, para ayudar a la población más pobre y vulnerable, ha elaborado un Marco para la respuesta socioeconómica inmediata a la COVID-19, con el cual se busca ampliar de manera extraordinaria el apoyo internacional y el compromiso político para garantizar que en todo el mundo las personas tengan acceso a servicios esenciales y a protección social. [5]

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