“Nunca seremos victimas desamparadas de fuerzas anónimas Nunca tendremos que confiar decisiones a expertos y especialistas Lo política es susceptible de que la podamos juzgar cada uno de nosotros. Porque depende en último término de ideales y de ideas” “Los derechos políticos y el sufragio universal son elementos importantes de la libertad individual. Tienen valor en si mismos. Pero también son un medio para lograr fines sociales”.

Olaf Palme 1927-1986
Primer ministro de Suecia 1969-1976 y 1982-1986
 
 
 

Sven Olof Joachim Palme, nació el 30 de enero de 1927 en Estocolmo, Suecia. Provenía del seno de una familia de clase alta con conexiones con la aristocracia, Palme se unió en 1949 al Partido Social Demócrata que empezó a liderar en 1969 tras suceder a su mentor Tage Erlander. Fue un político sueco. Ejerció como primer ministro de Suecia durante 10 años en dos etapas: desde 1969 hasta 1976, y de nuevo desde 1982 hasta su asesinato. Además, fue líder del Partido Socialdemócrata Sueco (SAP) desde 1969 hasta 1986, y vicepresidente de la Internacional Socialista desde 1973. Fue asesinado el 28 de febrero de 1986, por un desconocido mientras paseaba en compañía de su esposa tras salir del cine. Su asesinato no se ha terminado de esclarecer por más de treinta años.

Como primer ministro de Suecia durante diez años, los temas que más le preocupaban eran: la libertad, la solidaridad, la liberación de la mujer, la defensa del medio ambiente, la justicia, el pleno empleo, la defensa de la ONU y de los países pequeños, y sobre todo, la defensa de los ciudadanos más débiles. Era considerado un símbolo de la socialdemocracia en una Europa que trataba de mirar hacia el futuro pero que aún se respiraba el ambiente de la Guerra Fría. Durante esos años el mandato de Palme estuvo marcado por una política exterior que giraba en torno a los ejes del respeto a los derechos humanos, defensa del pacifismo y su especial interés en proteger a los países del tercer mundo. Además, fue muy crítico con la dictadura franquista y con Estados Unidos, en especial con su política expansionista y la guerra de Vietnam.

Estando a la cabeza del gobierno de su país, no quiso distanciarse del resto de ciudadanos, por eso mantuvo la normalidad en su día a día. No tenía guardaespaldas, conducía su propio coche, pagaba sus multas de tráfico como cualquiera de sus compatriotas, cuando no cogía el coche usaba el autobús o el metro, hacía cola para comprar entradas o en la caja del supermercado, llevaba a sus hijos a ver el fútbol todos los domingos, se le podía ver acudiendo a sus citas oficiales en bicicleta, atendía a los ciudadanos que lo abordaban cuando paseaba por la calle. Olof pensaba que los políticos debían dar ejemplo y usar los servicios públicos de los que eran responsables. Esta actitud le permitió entender las preocupaciones de sus compatriotas y por eso, amplió más que nadie los servicios sociales a través del llamado Estado del Bienestar, realizando durante sus gobiernos mejoras, como expandir la cobertura del sistema de salud y del sistema de bienestar, hizo grandes inversiones en educación, aumentó el poder de los sindicatos y despojó a la monarquía sueca de todo poder político formal[1].

Palme y su partido desarrollaron el Estado del Bienestar hasta llevarlo a su punto más alto. Convirtieron a Suecia en un modelo para el resto de países del mundo, ricos o pobres. Esto lo pudo lograr con cambios legislativos y controlando el déficit público con altos impuestos. Gracias a sus políticas económicas, en 1986 en la Suecia de Olof Palme el desempleo era prácticamente inexistente, inferior a otros países de su entorno que estaban aplicando las políticas neoliberales. Los ingresos en Suecia eran altos y los más igualitarios del mundo, llegó a ser el país con más riqueza por habitante del mundo. (PIB/per cápita). Las diferencias de clase se habían reducido más que en ningún otro país occidental. Su política fiscal hizo que los ingresos se distribuyeran de manera más equitativa que en ningún otro lugar y las políticas monetarias estaban subordinadas a los intereses de los ciudadanos y no de los accionistas de la banca. Por eso no sólo el PIB por habitante de Suecia estaba entre los más altos del mundo, sino que efectivamente esa riqueza llegaba a la mayoría de los habitantes, los perjudicados fueron los dueños de grandes capitales. Además, Palme tuvo la osadía de iniciar cambios legislativos que avanzaban hacia la autogestión obrera de las empresas. Algunas de estas políticas se caracterizaron por el dominio del sector público en la economía. En 1986, el 40% de los trabajadores suecos trabajaban en el sector público; la cifra de trabajadores dedicados a “tareas sociales”, como educación, sanidad, atención social, etc., era del 25%. En 1987, solo un año después del asesinato de Palme, el desempleo se situaba en el 2,5%, una de las tasas más bajas del mundo. Fuerte gasto público mantenido por una fuerte presión fiscal. La presión fiscal pasó del 35% en 1965 al 50% en 1986, aplicado a los grandes capitales, sobre todo. Poca disparidad en los salarios. Las diferencias de salarios se habían reducido más que en ningún otro país occidental. Implementó políticas de igualdad de género pioneras en Europa, un fuerte protagonismo social y sindical, fomentó el cooperativismo, así como un estricto control del mercado y de las multinacionales.

En la esfera internacional, Olaf Palme desarrollaría una política independiente comprometida con el desarme, la paz, el antifascismo, el antirracismo y la liberación nacional. Se comprometió profundamente con la problemática de los países del Tercer Mundo, así como en cuestiones sobre la democracia y el desarme. Condenó, a menudo en términos drásticos, los desmanes de dictaduras. Ante todo, lo caracterizaban su defensa del pacifismo y la solidaridad universal. Su compromiso con la causa palestina y su rechazo la política del apartheid en Sudáfrica fue evidente, financio a organizaciones como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) o el Congreso Nacional Africano; apoyó la causa guerrillera del Frente Sandinista de Liberación Nacional nicaragüense (FSLN) y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) salvadoreño. Palme fue amigo declarado de la revolución cubana y de Fidel Castro, apoyó a Salvador Allende, subrayando su famosa frase sobre la ética socialista “se podrá meter la pata pero no se meterá la mano”.

Así Suecia se convertiría en refugio de numerosos exiliados políticos chilenos, argentinos y uruguayos que huían de la brutal represión de las dictaduras militares. Mostró su rechazo frontal a la guerra y bombardeos sobre Vietnam hasta llegó a compararlos con los campos de concentración nazis que se crearon durante la II Guerra Mundial. También se manifestó contra las intervenciones militares del imperialismo, las armas nucleares y mantuvo a Suecia fuera de la OTAN y de la entonces Comunidad Europea, es decir, fuera de los marcos políticos del imperialismo occidental, lo que incidía en una política soberana e independiente. Aunque tuvo también duras críticas hacia la Unión Soviética, por la invasión a Checoslovaquia en 1968, siempre mantuvo buenas relaciones, como con el resto de Europa. Otra de sus acciones radica cuando fungió como mediador de paz durante la guerra entre Irak e Irán en la década de 1980[2].

Olaf Palme durante su gestión como responsable de Educación, se distinguió por su diálogo firme y flexible con los jóvenes que, opuestos a una reforma universitaria, habían tomado la sede del Sindicato de Estudiantes. Antecedentes como estos le valieron ser nombrado el sucesor de Erlander cuando este dimitió en 1969. Asimismo, Palme mostró en su fase formativa los valores progresistas y la independencia de criterio que caracterizarían su acción pública, misma que es recordada como un referente mundial del estado de bienestar, los derechos humanos, la justicia social, el pacifismo y el ecologismo[3].

El 28 de febrero de 1986, Olaf Palme acababa de salir de un cine y mientras daba un paseo nocturno junto con su esposa Lisbet, fue asesinado a tiros por la espalda, en el centro de Estocolmo, no llevaba guardaespaldas, esa noche no había ningún tipo de protección policial a su alrededor[4]. Murió sobre una calle cualquiera de Estocolmo y el hecho dio inicio a una investigación sobre el asesinato que mantuvo obsesionada a la sociedad sueca durante décadas, con infinidad de culpables, testigos y teorías de conspiración internacionales que suponían la pretensión de acabar con el incómodo mandatario socialdemócrata cuya personalidad inteligente y vibrante, y su gestión progresista le habían creado muchos enemigos, incluso generaron la mentira de que Olaf estaba “intentando vender Suecia a la URSS”. Después de una investigación errática y fuertemente criticada por el descuido, no se tenía ningún indicio del asesino ni los motivos. Más de 30 años después, la fiscalía sueca anunció el día 10 de junio de 2020 que archiva el caso del asesinato en 1986 del primer ministro Olaf Palme, ya que encontraron al principal sospechoso y está muerto: Stig Engstrom, un ultraderechista, conocido por su oposición a las políticas de izquierda de Palme. Se suicidó en el 2000[5].

Palme vivió en un mundo tan confuso como el actual y se convirtió en una referencia política internacional en las décadas de los 70 y 80. Su gobierno gano la reputación para Suecia de ser el país con mejores condiciones de vida y desarrollo para su población.


[1] https://www.20minutos.es/noticia/4286614/0/claves-asesinato-olof-palme-sentencia-35-anos-despues/
[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52987807
[3] https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20200610/481702371308/olof-palme-guerra-fria-estado-bienestar-socialdemocracia-justicia-social-ecologismo-telon-acero-asesinato.html
[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52987807
[5] https://cnnespanol.cnn.com/2020/06/10/suecia-cierra-el-misterio-del-asesinato-del-exprimer-ministro-olof-palme-mas-de-30-anos-despues/

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