Día del Ferrocarrilero. En homenaje al “héroe de Nacozari”. Su Sacrifico inspiró la defensa de los derechos laborales
“¡Oye, hay humo en el polvorín!”
“¡Váyanse!, déjenme solo, yo estoy corriendo
mi suerte, pídanle al Padre una misa por mí.
Me voy a mi muerte.”

Jesús García Corona
Maquinista

 

Jesús García Corona nació el 13 de noviembre de 1881 en Hermosillo, Sonora, México. Fue hijo de Francisco García Pino y Rosa Corona de García.

A los 18 años, Jesús entró a laborar en las minas de cobre de la región como aguador en las cuadrillas de reparación de vías. Después llegó a darle servicio a las locomotoras que hacían el recorrido Nacozari-Pilares, para transportar el mineral a la concentradora instalada en Nacozari, Sonora. En 1901 contaba con las habilidades para ocupar el cargo de ingeniero de máquinas, a pesar de no contar con estudios formales. Gracias a ello, en 1903, ascendió al puesto de maquinista, cuando un técnico estadounidense abandonó el trabajo. Entonces, Jesús García Corona sería el primer mexicano en desempeñarse como maquinista y transportaba el producto de las minas y a los trabajadores[1].

El 7 de noviembre de 1907, Corona alejó con heroísmo un tren cargado de dinamita que pudo estallar en el pueblo de Nacozari. Ese día tenía que hacer tres viajes entre el pueblo de Nacozari y la Mina de Pilares, un recorrido de cuatro kilómetros. Para asegurar la quema del carbón, la locomotora debía contar con un contenedor donde las chispas eran sofocadas con mallas. La máquina realizó sin complicaciones el primer trayecto. Cuando iba de regreso por más carga, un mensajero abordó el tren a la altura de “El Seis” para avisar a Jesús García que se necesitaba llevar más explosivos a la mina, diez toneladas de pólvora que se usarían para una ampliación.

García dejó en Nacozari a los ingenieros el trabajo de acomodar los vagones, dos de ellos cargados con explosivos, que fueron colocados por error junto a la máquina. En esos momentos, Jesús fue a comer y, al regresar, se percató de que el encargado de mantener la presión del vapor de la máquina se descuidó y ésta había bajado. Jesús y su fogonero, José Romero, reavivaron el fuego con leña, hasta conseguir una presión de 140 o 150 libras.

La acción provocó la distracción de los ingenieros y un error aún más grave: la dinamita colocada a lado del motor de combustión provocó el fuego en una de las góndolas, una situación que Jesús descubrió y se lo comunicó a Romero. García Corona tomó la valiente decisión de avanzar con el tren hacia campo abierto, donde la explosión no mataría gente. Así que, aumentó la velocidad, mientras gritaba a sus compañeros que saltaran del convoy para quedarse solo. Una vez lejos de la población, la dinamita explotó y falleció el maquinista junto con 12 personas más que estaban cerca de la vía del tren[2].

En 1890 nació el sindicalismo ferroviario con la conformación de la Orden Suprema de Empleados de Ferrocarriles Mexicanos, la Unión de Mecánicos Mexicanos, la Sociedad de Hermanos Caldereros Mexicanos, y la Unión de Conductores, Maquinistas, Garroteros y Fogoneros. Estas primeras organizaciones laborales de rieleros mexicanos demandaron tres mejores principales:

  1. Mejores condiciones de trabajo
  2. Acceso a la educación técnica
  3. Acceso a los puestos mejores pagados, entonces reservados para los extranjeros.

Tiempo después, el 25 de julio de 1906, la Unión de Mecánicos Mexicanos, Sección Chihuahua, decretó la huelga contra la empresa del Ferrocarril Central. El paro de labores se llevó a cabo de manera pacífica hasta mediados de agosto, ya que los trabajadores conformaron una comisión para exponer su caso frente a Porfirio Díaz. Luego, se nombró una segunda comisión para reunirse con el vicepresidente Ramón Corral, quien facilitó una entrevista con los directivos del Ferrocarril Central en la cual se llegó a los acuerdos necesarios para terminar la huelga. A partir de 1907, La Gran Liga de Empleados del Ferrocarril fundó escuelas autofinanciadas por los operarios, que para adquirir mejores puestos y traducir los manuales técnicos al español[3].

El presidente Francisco I. Madero se reunió en 1912 con el gremio ferrocarrilero de la Unión Mexicana de Mecánicos, y se inició la construcción de la primera locomotora nacional en los talleres de Aguascalientes: la 40.

En 1935 el presidente Lázaro Cárdenas decretó que cada 7 de noviembre se conmemorara la hazaña de El Héroe de Nacozari y se instaurara el Día del Ferrocarrilero. Desde entonces, a Jesús García Corona se le reconoce su valor, entrega por el prójimo y haber salvado a toda una población, que hoy lleva el nombre de Nacozari de García. Además, se han construido monumentos, escuelas y colonias en su honor a lo largo del país[4].

En 1908, tras la destrucción que sufrió la red ferroviaria durante la Revolución Mexicana, se creó la empresa Ferrocarriles Nacionales de México, S. A., empresa que fusionó a diferentes capitales extranjeros. Entre ellos se encontraban Ferrocarril Internacional, Interoceánico, Panamericano y el de Veracruz con la finalidad de agrupar y consolidar varias líneas de ferrocarriles y fomentar la inversión. Más adelante, la empresa se enfrentó a la competencia de autobuses y aeroplanos junto con las demandas de los ferrocarrileros por un aumento salarial, lo que provocó la intervención del Estado para evitar que se aumentaran las tarifas.

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