"Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o las mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos"
Ignacio Allende
Militar
 

Ignacio María de Allende y Unzaga nació el 21 de enero de 1769 en San Miguel el Grande, actual San Miguel de Allende, Guanajuato. Sus padres fueron María Ana de Unzaga y el español Domingo Narciso de Allende. Se crio en el seno de una rica familia dedicada al comercio y la agricultura. Conocido solamente como Ignacio Allende o Allende, fue un militar y revolucionario novohispano que se destacó como uno de los caudillos principales de la primera etapa de la Guerra de Independencia de México. Allende cursó sus estudios en el Colegio de San Francisco de Sales donde conoció a los hermanos Aldama, quienes, también destacarían en el movimiento independentista[1].

Desde edad muy temprana, Ignacio Allende estuvo particularmente interesado en las armas. Así, a partir de 1806 se unió al movimiento independentista al lado de Miguel Hidalgo y Costilla, involucrándose con los conspiradores de Valladolid. De acuerdo Hidalgo, fijó la fecha de inicio de la guerra insurgente para el 1 de octubre de 1810, pero al ser descubierta la conspiración se vio obligado a trasladarse a Dolores. Una vez iniciada la lucha fue nombrado Teniente General, el 22 de septiembre de 1810, dedicándose a organizar su ejército, el cual llego a contar con mas de cuarenta mil hombres. Destacó como un notable líder que procuraba en todo momento evitar excesos por parte de su tropa[2].

Allende, por haber sido el principal promotor del levantamiento y por su preparación militar, era quien naturalmente podía haber sido jefe de la lucha armada; pero Hidalgo, por su carisma, decisión e influencia sobre el pueblo, fue reconocido como cabeza de esa gesta, por el liderazgo que generaba para reunir en el movimiento a un gran número de personas. Los jefes insurgentes eligieron a Hidalgo, capitán general; y a Allende teniente general[3]. Luego del levantamiento del 16 de septiembre, Ignacio Allende planeó la batalla del Monte de las Cruces, el mayor triunfo de las tropas insurgentes de la primera etapa independentista. Posteriormente fue derrotado, en la defensa de Guanajuato, decidiéndose a abandonar la dirección política del movimiento para dedicarse sólo al mando militar. Estando en la batalla de Puente de Calderón, a las afueras de Guadalajara, actual estado de Jalisco, volvió a demostrar su capacidad al rechazar en tres ocasiones a los realistas, pero desafortunadamente el ganador de aquella lucha finalmente fue el Ejército Virreinal, bajo el comando de Félix María Calleja. Hidalgo renunció entones, y Allende fue investido con el mando de tropas insurgentes. Marcharon hacia Saltillo, siendo traicionados por Ignacio Elizondo en Acatitla de Baján. El hijo de Allende murió en la refriega. El comandante insurgente fue aprehendido, junto a otros líderes y parte de la tropa, se les condujo, a pie y encadenados a Chihuahua, lugar en donde fue sentenciado a muerte y pasado por las armas el 26 de junio de 1811, con Hidalgo, Aldama, Jiménez y Santamaría[4].

A Ignacio Allende se le reconocía popularmente por su ética y caballerosidad en el mando. Fue partidario del orden y respeto a la población civil y no castigaba ni ejecutaba a sus presos. Un militar cuya en defensa de la libertad, igualdad, y democracia, encabezo la revolución de Independencia de México. Sus restos reposan en el Ángel de la Independencia.

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