pasando. Todos conocemos la verdad. Todos
sabemos que el único grupo terrorista en el
país es el régimen, que ha estado asesinando
a su propio pueblo por más de cuatro meses,
que ha estado arrestando a decenas de miles
de personas sólo porque desean su libertad.”
Razan Zaitouneh
Abogada y activista
El 29 de abril de 1977 nace, en Siria, Razan Zaitouneh, la activista y defensora de los derechos humanos, tuvo una destacada participación en las protestas antigubernamentales del 2011, las cuales fueron la antesala de la guerra civil siria. Razan estuvo denunciando las violaciones de derechos humanos por parte del gobierno de Bashar al- Ássad y dandolas a conocer através de una pagina web y a medios internacionales, por lo que el gobierno sirio la acuso de ser una agente extranjera, e inicio una persecusión contra ella. [1]
Razan Zaitouneh estudio leyes en Siria, graduándose en 1999 como abogada e iniciando su camino como defensora en 2001, al formar parte desde ese año de un grupo de abogados y activistas especializado en la defensa de presos políticos. En ese entonces fue miembro fundador, de la Asociación de Derechos Humanos en Siria (HRAS), abriendo en 2005 la página web Enlace Informativo sobre Derechos Humanos Sirios (SHRIL), espacio de denuncia de las violaciones a los derechos humanos en su país natal. Ese mismo año se incorporó al Comité para Apoyar Familias de Prisioneros Políticos en Siria. Entrevistada por diversos medios internacionales, siempre denunció actos violatorios de todo derecho humano por parte del presidente Bashar al-Assad, quien gobierna en el país desde 2000, y sus fuerzas de seguridad —como la tortura y asesinato del joven Hamza al-Khateeb, víctima de trece años de edad que había participado en una protesta junto a su padre—, impulsando incluso que fuera juzgado por la Corte Criminal Internacional por las decenas de miles de personas perseguidas, desaparecidas, torturadas y asesinadas durante su gestión .[2]
El 23 de marzo de 2011 denunció el ataque contra la mezquita de al-Omari en Dera’a, lugar en el cual se habían refugiado varios manifestantes, siendo perseguidos hasta el exterminio por parte de las fuerzas gubernamentales. La información salió en medios internacionales, y el estado sirio la acusó de traidora. Ante esto, decidió continuar la lucha en forma clandestina pero ese mismo día despareció, antes de este suceso pudo hacer su declaración públicamente, en su página (hoy censurada).
Dos meses después de su declaración y desaparición, agentes sirios de seguridad allanaron su hogar. No la encontraron y aprehendieron a su esposo, Wa’il Al-Hamada. Lo mantuvieron tres meses incomunicado, torturándolo con el objetivo de que les dijera en dónde se encontraba la defensora. Lo liberaron el 31 de julio de ese año, pero en abril, la víctima fue ‘Abd -al-Rahman Al-Hamada, su hermano, estudiante de veinte años. Tampoco se han librado los padres de Razan, quienes se han visto obligados a huir y esconderse para no caer en manos del Estado. El 11 de diciembre del 2013, un documento firmado por 16 organizaciones internacionales defensoras de derechos humanos [3], encabezadas por Amnistía Internacional, denunciaron, solicitando la liberación, de Razan y tres activistas más, todos miembros del Centro de Documentación de Violaciones en Siria —Wa’il Al-Hamada, su esposo, Samira Al-Khalil y Nazim Hamadi—. Según la denuncia, fueron secuestrados el 9 de diciembre por hombres armados en el barrio de Duma, al norte de Damasco. A los secuestradores, no se les ha identificado. Se ha responsabilizado al gobierno de Bashar al-Assad, pero según otras fuentes, pudo ser el grupo extremista Ejército del Islam, del cual también había recibido amenazas. Víctimas de desaparición forzada, de su suerte nada se sabe desde hace poco más de siete años.
Por su lucha, Zaitouneh ha recibido varios galardones, como El Premio Sakharov a la Libertad de Pensamiento (2011), el Premio Anna Politkovskaya (2011) y el Premio Ibn Rushd a la Libertad de Pensamiento (2012). El premio Politkovskaya se otorga a aquellas mujeres defensoras de los derechos humanos, víctimas en zona de conflicto; sin duda, tal es, y bien merece, la abogada siria Razan Zaitouneh.