“La memoria histórica de una nación y un pueblo es nuestra mejor herramienta contra el olvido. Sí ha sido legítimo exigir disculpas es justo reconocer aquellos pueblos a los que hemos ofendido e injuriado como una idea equivocada de nuestro nacionalismo.”
Sergio Ley López
Ex embajador de México en China
2021

 

En el mes de mayo entre el 13 y el 15 de 1911, tropas maderistas atacaron a una comunidad china que estaba asentada en tierras de la Comarca Lagunera. Poco más de 700 chinos vivían en la ciudad de Torreón, en el estado de Coahuila, de los cuales 303 fueron asesinados por las fuerzas revolucionarias. Dicha masacre se debió a la xenofobia y al resentimiento de clase que se venía construyendo entre los empresarios mexicanos contra los pujantes chinos desde finales del siglo XIX.

Por tales agravios el día de hoy 17 mayo 2021, el Estado mexicano realiza una ceremonia de petición de perdón por agravios a la comunidad China en México. Que nunca más sufra nadie en México, xenofobia, racismo, discriminación.

Migrantes chinos llegaron a México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX por el clima de violencia que se vivía en la provincia china de Cantón por las guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) y la Rebelión Taiping (1850-1864). Situación que obligo a medio millón de chinos a partir hacia América, y unos cuantos miles se instalaron en ciudades del norte de México con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Además de ocupar esa región hubo comunidades chinas en la Ciudad de México y en el sur del país, lugares donde llegaron los chinos que trabajaron en las obras de construcción del canal de Panamá (1914) .[1]

Los chinos comenzaron abrir varios negocios en el norte de México y el sur de Estados Unidos, desde bancos hasta lavanderías. Su presencia era notable e incluso incomodaba a algunos locales que consideraban que eran un obstáculo para su progreso. Los chinos constituían quizá el cuatro por ciento de la ciudad lagunera y eran visibles por su vestimenta, su religión y por ser una minoría con éxito en los negocios restauranteros, tiendas, planchadurías y hortalizas. Para 1911 la comunidad china de Torreón estaba integrada por unas 600 personas, la mayoría comerciantes, campesinos o propietarios de lavanderías .[2]

Un día antes del inicio de hostilidades militares para tomar Torreón, la sociedad de comerciantes y trabajadores chinos de esta ciudad mandó a imprimir y distribuir un volante que tradujo del inglés al castellano el historiador Juan Puig, en este documento se dice: “!Hermanos, atención! ¡Atención! Esto es grave. Han ocurrido muchos sucesos injustos durante la revolución. Se nos ha informado que antes de las diez de la mañana de hoy los alzados unirán sus fuerzas para atacar la ciudad. Es muy probable que durante la refriega se desate una multitud que se dé a saquear las tiendas.

…Por esto aconsejamos a nuestra gente que, cuando las multitudes se junten, cierren sus puertas y se escondan, y bajo ninguna circunstancia abran sus negocios ni salgan a ver la pelea. Y, si forzaran algunas de sus tiendas, no opongan resistencia y déjenlos tomar lo que quieran, puesto que de otro modo sus vidas correrían peligro. ESTO ES IMPORTANTE. Una vez que termine el percance, trataremos de llegar a un acuerdo”. [3]

Pero todo fue en vano: a la media noche del día siguiente, narra Herbert, “el cielo se nubló … y empezó la matanza… tanto los testimonios compilados por el fiscal Rafael Ramos Pedrueza como los que provienen de la tradición oral coinciden en señalar que los campesinos asiáticos fueron asaltados al menos tres veces: llegaba una cuadrilla revolucionaria de Lerdo y les quitaba legumbres y herramientas, luego otra de Gómez Palacio y los despojaba de ropas y centavos y al final venía una tercera columna procedente de Matamoros o Viesca o Mapimí y los encueraba, azotaba o apuñalaba porque ya no tenían nada que dar: porque se habían convertido en pocas horas en las personas más frágiles del país de La Laguna. Las más sencillas de matar. No faltó quien opuso resistencia y cayó a tiros, pero a la mayoría de los súbditos celestes se les ejecutó porque sí: por odio racial, por envidia económica, por sevicia y para entretenimiento de la tropa.

Varias decenas murieron esa noche. Sus cadáveres quedaron tendidos entre los surcos, agrupados en los graneros, descalzos a las puertas de sus cuartos de adobe… Un par de días más tarde –y habida cuenta del problema político que se avecinaba– el maderismo triunfante recolectó los cuerpos. Algunos fueron remitidos a una fosa común en las inmediaciones del cementerio. Otros terminarían semihundidos en las norias de El Pajonal”.

El genocidio costó la vida –como ya lo hemos dicho– a 303 personas de origen chino y a cinco de ascendencia japonesa; el resultado de la investigación limitó el castigo básicamente al fusilamiento de Benjamín Argumedo, quien esgrimió, ante el juez la mentira de que, al recibir “un nutrido tiroteo”, ordenó a la tropa:

–Maten a los chinos.

La campaña propagandística anti china, consistía en acusarlos de haberse apropiado de las fuentes de trabajo y de tener comercios –lavanderías, panaderías– antihigiénicas, que propiciaban enfermedades y epidemias. También se les difamaba divulgando que pertenecían a una “raza torpe” y “desequilibrada”. En Sonora y Sinaloa se les obligaba a quitarse el nombre oriental y a llamarse Pedro, Juan o Manuel.

En 1930, la población china en México era de 15 mil 960 personas y en 1940, según cifras oficiales, se había reducido a solo 4 mil 859 personas o habitantes. [4]

Debido a estos terribles hechos cometidos por México, el lunes 17 de mayo de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de Coahuila y Durango, encabezaron la ceremonia de “Petición de perdón por agravios a la comunidad china” desde Torreón. Dentro de la ceremonia se encontraba el embajador de China en México Zhu Qingqiao. En el contexto de la ceremonia, el embajador, Zhu Qingqiao, resumió que “la sombra de lo que pasó en Torreón ya se ha disipado” y resaltó que ahora los dos países son socios estratégicos e indispensables uno para otro[5]. Dentro de esta misma ceremonia el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo la entrega del árbol de la vida al embajador de México en China, símbolo de reivindicación histórica. El presidente destacó que la historia de los pueblos tiene momentos de grandeza y de vergüenza. Para concluir con el evento, el presidente Andrés Manuel dijo :[6]

"Nuestro país y su gobierno siempre promoverán la igualdad. La diversidad cultural, la no violencia y la fraternidad universal. Además de agradecer su presencia en este importante acto que nos reconcilia y reafirma nuestra amistad, quiero aprovechar por agradecer al gobierno de su país por el oportuno apoyo que nos han dado desde el inicio de la pandemia de covid-19".
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