Semana Internacional de la Ciencia y la Paz
“El esfuerzo de la ciencia no debe ser tan solo ayudar al progreso de los hombres; es necesario que trabaje también por su unión y solidaridad.”
 
Claude Lévi-Strauss
Antropólogo, filósofo y etnólogo francés
 
 
 

La Semana Internacional de la Ciencia y la Paz se celebró por primera vez en 1986 como parte del Año Internacional de la Paz. Posteriormente, en diciembre de 1988 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución A/RES/43/61, proclamó la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz, la cual tendría lugar todos los años durante la semana del 11 de noviembre. Dentro de la resolución se insta a los Estados Miembros y las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales a alentar a las universidades y a otras instituciones de altos estudios, academias e institutos científicos, asociaciones de profesionales y miembros de la comunidad científica a celebrar conferencias, seminarios, debates especiales y otras actividades que promuevan el estudio y la difusión de información sobre los vínculos entre el progreso científico y tecnológico y el mantenimiento de la paz y la seguridad[1].

La Asamblea General destaca la necesidad de establecer un diálogo libre y abierto entre científicos, como de éstos con dirigentes políticos y el público en general sobre los adelantos de la ciencia y su incidencia actual y futura en la sociedad. También afirma que se requiere fomentar mayor conciencia entre la comunidad científica sobre la utilidad de la ciencia como instrumento para favorecer la paz, la seguridad, la cooperación internacional, el desarrollo social y económico de la humanidad, así como la promoción de los derechos humanos y la protección del medio ambiente.

De este modo, la celebración anual de esta Semana Internacional contribuye ampliamente a la promoción de la paz y, del mismo modo, fomenta un mayor intercambio académico sobre temas de importancia universal, además de servir para que el público en general tome conciencia de la relación existente entre la ciencia y la paz[2].

La ciencia es una herramienta que el ser humano ha creado para comprender el mundo que le rodea, así como para aplicar esos conocimientos en su beneficio. Cada año, la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz y el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo promueve que los ciudadanos se informen sobre los avances científicos y tecnológicos que buscan crear sociedades más sostenibles mientras favorece la comprensión sobre la fragilidad del planeta en el que vivimos[3].

La Recomendación sobre la Ciencia y los Investigadores Científicos de la UNESCO es un importante instrumento normativo que no solo codifica los objetivos y los sistemas de valores mediante los cuales opera la ciencia, sino que también enfatiza que estos deben ser apoyados y protegidos para que la ciencia prospere. La Recomendación promueve un estatus justo y apropiado de los investigadores científicos e informa las políticas nacionales de ciencia, tecnología e innovación adecuadas y políticas para asegurar que las sociedades utilicen el conocimiento de todos los campos científicos de manera responsable[4].

En ese mismo sentido, el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia que se emite cada cinco años, es una de las herramientas que los países pueden utilizar para monitorear el progreso hacia los objetivos de la Agenda 2030. La última edición se publicó en junio de 2021 y en ella se refleja una rápida transformación que ofrece nuevas oportunidades para la experimentación social y económica, pero en la que también se corre el riesgo de exacerbar las desigualdades sociales, a menos que se establezcan ciertas garantías[5].

 

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