
Ricardo Flores Magón
Ricardo Flores Magón nació el 16 de septiembre de 1873 en Eloxochitlán, una región de la Sierra de Huautla, de habla mazateca y nahua, pero siendo él y sus hermanos aún muy niños, se trasladaron junto con sus padres a la Ciudad de México.
En su adolescencia Ricardo ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria, y más tarde a la Escuela de Jurisprudencia. Al llegar a la capital se percata de “la opresión en la urbe que emana de una estructura dominada por un gobierno dictatorial y autoritario”.
Desde esa época estudiantil comienza su activismo y con ello las repetidas detenciones, lo que no logra impedir que su crítica continúe, al percibir, además, que la prensa existente ocultaba los escandalosos vicios del régimen, proyectando la imagen de una administración justa y eficiente.
Fue entonces cuando pensó en fundar un periódico, de modo que en agosto de 1900 comienza a publicar Regeneración en la Ciudad de México, mediante el cual realiza denuncias de funcionarios del gobierno y de miembros de la Iglesia, escalando rápidamente el objetivo de sus críticas hasta dirigirse al régimen del presidente Díaz.
Este diario tuvo un gran impacto en la sociedad porque comenzó a develar la situación real de corrupción, explotación y las graves desigualdades que privaban en el país, y creando conciencia social entre la sociedad mexicana. En este periodo las persecuciones en contra de Flores Magón y de los demás colaboradores del diario se recrudecieron porque nunca había existido antes una oposición que representara un verdadero peligro para la estabilidad del gobierno.
Paralelamente, en septiembre de 1900, en San Luis Potosí, Camilo Arriaga, sobrino de Ponciano Arriaga, crea el Club Liberal Ponciano Arriaga, con el propósito de reorganizar el Partido Liberal juarista. Miembros principales del club son el abogado Antonio Díaz Soto y Gama, el periodista, escritor y poeta Juan Sarabia y el director de la Escuela Normal Potosina, Librado Rivera. Meses más tarde ya se habían formado decenas de clubes liberales en varios estados de la República y, en febrero de 1901, el Club Liberal convoca a un congreso al que asisten los hermanos Flores Magón. Los reclamos fundamentales que animaban a estos grupos opositores giraban en torno a la traición de Porfirio Díaz al espíritu liberal de la Constitución de 1857, de la que Ponciano Arriaga había sido principal creador, y que consistía en preservar el estricto carácter laico del Estado y de sus instituciones. A raíz de este Congreso, el diario Regeneración se convirtió en portavoz del movimiento.
Por su parte, los hermanos Flores Magón, que veían agravarse la persecución en su contra, se trasladaron en 1904 con su diario a San Antonio, Texas, con la falsa idea de que en Estados Unidos se gozaba de mayores libertades y garantías, pero ahí tampoco estuvieron a salvo. Así, se trasladaron entonces a San Luis Misuri.
El 1 de junio de 1906 estalló en México la huelga de Cananea –entre los organizadores había lectores y distribuidores de Regeneración– y, justo un mes más tarde, apareció el Programa del Partido Liberal Mexicano, elaborado por los hermanos Flores Magón y por Juan Sarabia.
En efecto, este Programa se publicó el 1 de julio posterior al inicio de la huelga, realizándose la proclama en San Luis Misuri. Ahí se trataron asuntos relativos a la cuestión agraria, tales como reparto de tierras, prohibición de latifundios, creación de un banco agrícola, desaparición de las tiendas de raya, salario mínimo, jornada laboral de ocho horas, descanso dominical, prohibición de contratar a niños menores de 14 años. En el ámbito educativo se proponía la educación laica y la enseñanza obligatoria hasta los 14 años. Asimismo, en el programa se contemplaba la reducción del periodo presidencial a cuatro años, la no reelección del presidente de la República y gobernadores de los estados, supresión de los tribunales militares en tiempo de paz y prohibición de la pena de muerte, salvo en el caso de traición a la patria. Pero, lo más importante, este programa luchaba por las garantías individuales, es decir, lo que hoy se conoce como derechos humanos. De este Programa surgió la Constitución de 1917.
Durante sus años de exilio, Ricardo Flores Magón tuvo contacto con el anarcosindicalismo. Para estas épocas ya había establecido también nexos con anarquistas de otros países, radicalizando él mismo su postura ideológica y provocando un distanciamiento con otros liberales más moderados. Tal fue el caso de Francisco I. Madero, quien durante un tiempo había apoyado económicamente al diario Regeneración, pero cada vez sus proyectos políticos se volvían más divergentes. Ricardo acusaba a Madero de burgués y de aspirar al poder sin ánimo de generar un verdadero cambio. Estas críticas a Madero llegaron a ser sumamente acerbas, acusándolo, por ejemplo, de “traidor a la causa de la libertad”[1].
Algunos historiadores afirman que es erróneo llamar a Ricardo Flores Magón “precursor de la Revolución mexicana”, pues el resultado del movimiento revolucionario estaba muy lejos del ideario magonista. Flores Magón rechazaba incluso el término “magonismo”, por evitar cualquier caudillismo. “Yo no quiero ser un tirano”, afirmaba; sin embargo, a pesar de que se pudiera pensar que su movimiento fue un fracaso, por ser Madero quien capitalizó las condiciones creadas por la lucha magonista, el cambio generado en ese periodo no habría sido posible sin Flores Magón y su activismo.
Ricardo Flores Magón murió en la cárcel de Leavenworth, en Kansas. No es posible comprobar la causa de su fallecimiento, pero, aunque hay quienes han afirmado que fue asesinado, lo más probable es que haya muerto tras serle negada la atención médica, estando muy enfermo.
Ricardo Flores Magón fue, innegablemente, un luchador, en primer lugar, por el derecho a la libertad, pero también a la libertad de expresión, por el derecho a disentir políticamente, por el derecho a la educación y muchos otros que quedaron plasmados en la Constitución.