Asesinato del insurgente Pedro Moreno
“A doscientos años de su histórico papel, los restos del insurgente Pedro Moreno han permanecido junto a los de Hidalgo, Morelos, y otros diez insurgentes reconocidos como “beneméritos de la patria en grado heroico” en la columna de la Independencia, en la Ciudad de México.”

Humberto López-Torres
“El insurgente Pedro Moreno (héroe olvidado)”
El Heraldo de Saltillo
2016

 

El 27 de octubre de 1817, tras caer en una emboscada al salir del sitio en el rancho de El Venadito, fue asesinado el guerrillero insurgente Pedro Moreno, hombre digno y congruente que no dudó en entregar su vida a la causa de la Independencia de México.

Pedro José Miguel Ignacio Moreno González de Hermosillo nació en enero de 1775 en la hacienda de Dagas, en Lagos, Jalisco, dentro de una familia acomodada. Esta situación le permitió estudiar para dedicarse luego a la producción agrícola y ganadera en sus haciendas, así como al comercio derivado de éstas. Muy joven se casó con Rita Pérez Jiménez, mujer valiente y comprometida que tampoco dudó en hacer suya y de su familia la vida en la guerrilla en favor de la causa insurgente.

En 1812, el progresista hacendado, a quien siempre preocuparon sus trabajadores, quedó convencido de la necesidad de forjar un país distinto. En su rancho en La Sauceda habló con sus campesinos para organizar una guerrilla, la cual puso en jaque la zona del Bajío y Los Altos, en los actuales estados de Guanajuato y Jalisco. En su persecución, el Estado virreinal envió al general Pedro Celestino Negrete con la orden de buscarlo, encontrarlo y arrestarlo o aniquilarlo.

El 10 de enero de 1815 tuvo un desafortunado encuentro con el capitán realista José Brilanti y Álvarez, hombre cruel que gozaba de quemar a los rebeldes capturados, quien intentó derrotarlo a toda costa y que tuvo la oportunidad en una escaramuza en marzo: secuestró a Guadalupe, la hija pequeña de Rita y Pedro, y trató de obtener con un burdo chantaje la derrota del guerrillero. No lo logró, los Moreno perdieron a su hija, pero no se rindieron[1].

Finalmente, en 1816, la guerrilla de Moreno se fortaleció en el fuerte de El Sombrero, lugar donde el insurgente recibió a Francisco Xavier Mina y a Servando Teresa de Mier para que juntos continuaran la lucha contra la Corona española.

El 16 de enero de 1817, el general José de la Cruz le dirigió un oficio en el cual le ofreció el indulto, recordándole que “es imposible que haya abandonado a usted en lo absoluto la virtud, fruto de la educación que recibió, que me consta no fue para formarle traidor al rey y a su patria”. A lo que respondió con el rechazo del indulto y manifestándole el motivo por el cual se adhirió a la independencia:

“Cuando me decidí a favor de mi patria, no fue para vengar agravios, de lo que estoy muy distante, sino para añadir mis esfuerzos a los de tantos insignes varones que, poseídos de ideas liberales, intentaron sacudir el yugo opresor que por espacio de trescientos años han sufrido los desgraciados americanos.”[2]

Las fuerzas realistas, bajo el mando del general Pascual Liñán, no tendrían piedad y sitiaron a los valientes por más de dos meses en el rancho El Venadito. El 27 de octubre de 1817, cuando los insurgentes intentaron romper el cerco y escapar fueron descubiertos y emboscados. Xavier Mina cayó prisionero, pero Pedro Moreno luchó hasta morir antes de ser tomado preso. Los soldados se ensañaron con su cuerpo y, conforme a la costumbre, fue decapitado: la cabeza fue mostrada por el ejército realista como lección para quien quisiera seguir en lucha —un modelo de castigo siempre más indignante que atemorizador cuando se trata de combatir por la justicia y la libertad—.

En 1829, el Congreso jalisciense del México novel cambió el nombre de la región de Santa María de los Lagos a Lagos de Moreno en honor al hombre que supo poner la lucha soberana por encima de cualquier otra cosa. Sus restos se encuentran en la Columna de la Independencia, escultura que recuerda y celebra el esfuerzo y la sangre derramada de aquellos que lucharon por la soberanía y la libertad de nuestro país[3].

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