Benito Juárez Benemérito de las Américas.   Aniversario luctuoso 18 de julio
“Don Benito Juárez es uno de los hombres que mejor representa la identidad liberal, un demócrata, un defensor incansable del interés superior de la República (…) Juárez enarbola la austeridad, la justa medianía, el fin de los privilegios, el combate al conservadurismo y la defensa de la República ante potencias extranjeras. El legado de Juárez es inmenso, basta mencionar las Leyes de Reforma y el combate incansable a la corrupción.”

Dip. Rosalinda Domínguez Flores
2022, LXV Legislatura

 

Benito Juárez nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806 y falleció el 18 de julio de 1872. Era zapoteco, como sus padres Marcelino Juárez y Brígida García, quienes murieron cuando él tenía apenas tres años de edad.[1]Fue abogado, diputado federal, gobernador de Oaxaca, ministro de la Suprema Corte y presidente de la República Mexicana, pero sobre todo fue un gran luchador y reformador social. Importante político mexicano indígena y personaje relevante para un gran cambio en la historia de México gracias a la Constitución de 1857 y la Guerra de Reforma. En opinión de muchos, es la figura cumbre de la política mexicana del siglo XX. [2]

A los trece años se fue a la ciudad de Oaxaca, donde trabajó como cosechero de grana, hasta que, bajo la protección del encuadernador Antonio Salanueva, tuvo acceso a la educación. En 1821, a los quince años, Benito Juárez ingresó al Seminario de Santa Cruz, en la capital oaxaqueña, donde estudió latín, teología, moral y filosofía. Concluyó su bachillerato en 1827, para entrar al siguiente año al Instituto de Ciencias y Artes, graduándose como abogado en 1834.[3]Para entonces ya había iniciado su carrera política como regidor del Ayuntamiento de Oaxaca (1831) y diputado local (1833). En 1841 fue diputado federal y ocupó un interinato en la gubernatura estatal (hasta 1848), que se extendió por elección popular durante el siguiente periodo de gobierno (hasta 1852). Procuró el equilibrio económico y realizó obras públicas: caminos, reconstrucción del Palacio de Gobierno, fundación de escuelas normales, levantamiento de una carta geográfica y el plano de la ciudad de Oaxaca. También reorganizó a la Guardia Nacional. Al terminar su mandato, el tesoro estatal mostraba un superávit. [4]

En 1855 decretó la Ley Juárez, sobre Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación y del Distrito Federal y Territorios Federales, una de sus grandes aportaciones republicanas. En ella se suprimen los tribunales especiales y los fueros, tanto de la Iglesia como del Ejército. Dicha ley está constituida por 77 artículos, más otros cuatro transitorios. En esencia establece [5] :

Se suprimen los tribunales especiales, con excepción de los eclesiásticos y militares. Los tribunales eclesiásticos cesarán de conocer en los negocios civiles y continuarán conociendo de los delitos comunes de los individuos de su fuero, mientras se expide una ley que arregle ese punto. Los tribunales militares cesarán también de conocer de los negocios civiles, y conocerán tan solo de los delitos puramente militares o mixtos de los individuos sujetos al fuero de guerra. Las disposiciones que comprende este artículo son generales para toda la República, y los Estados no podrán variarlas o modificarlas.

En 1857 se publicó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos y Juárez se apresuró a ponerla en práctica en lo relativo a la organización del Estado, pues habría sido insensato no constituir y fortalecer a los estados, dado que cualquier estallido podría impedir poner en práctica los principios de libertad y de progreso presentes en el trascendental documento legislativo. Solo si los estados estaban organizados para contrariar cualquier levantamiento conservador, destruirlo y restablecer las autoridades legítimas, los principios liberales de la República Mexicana lograrían el avance del país. [6]

Juárez fue incluso capaz de ir a la guerra con tal de defender estos principio.

Otra de sus grandes aportaciones fue el concebirse como ciudadano en una sociedad de iguales, sin distinción de credo, clase u origen. A Juárez le tocó gobernar en condiciones muy difíciles, durante la conformación de una recién independizada nación que se construía bajo el acoso de potencias internacionales y entre guerras internas y disputas por el poder de grupos conservadores, identificados sobre todo con poderes extranjeros y con la iglesia, y respaldado solamente por los patriotas liberales que buscaban la independencia, la libertad, la justicia, y sobre todo la soberanía, mientras él recorría el país con su investidura, en salvaguarda de los poderes y luchando por su respeto y reconocimiento internacional.

Finalmente, en 1867 el liberalismo venció al conservadurismo de la época en los campos de batalla y Juárez entró triunfante a la capital del país, ocupando la Presidencia por quinta vez. La sobriedad fue su distintivo y su ejemplo. [7]

En 1872, cuando planeaba su reelección, falleció por un infarto en sus habitaciones de Palacio Nacional, donde residía. Era el 18 de julio y tenía 66 años. Tras su fallecimiento, su cuerpo fue conducido al gran salón del palacio y se permitió al pueblo despedirse de él. Su sucesor, Sebastián Lerdo de Tejada, decretó de inmediato luto nacional. Cada cuarto de hora sonaron cañonazos: el último fue el día 23 a las dos de la tarde, cuando terminó el entierro del Benemérito de la Américas en el Panteón de San Fernando. [8]

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