Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia
“No voy a pretender que esta Conferencia haya resuelto los problemas del racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia. Esas cuestiones se han debatido, pero no se han resuelto. Ahora tenemos un marco. Hemos dado un paso inicial y eso es lo que importa. La validez de nuestro trabajo se apreciará por la medida en que haya permitido cambiar verdaderamente la vida de las víctimas del racismo y la discriminación.”

Mary Robinson
Ex Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos 2001

 

La Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, celebrada en Durban, Sudáfrica, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001, se ha considerado uno de los pasos más importantes en el desarrollo del respeto a los derechos humanos[1].

La Conferencia trató varios asuntos, incluyendo la compensación por la esclavitud y las acciones de Israel. El lenguaje de la versión final de la Declaración y el programa de acción producido por la Conferencia fue brutalmente discutido en estas áreas, tanto en las reuniones preparatorias durante los meses previos al encuentro mundial, como durante su desarrollo. Con respecto a estas declaraciones podemos destacar que:

  • Reconocieron que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia se producen por motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico y que las víctimas pueden sufrir formas múltiples o agravadas de discriminación por otros motivos conexos, como el sexo, el idioma, la religión, las opiniones políticas o de otra índole, el origen social, la situación económica, el nacimiento u otra condición.
  • Advirtieron que el apartheid y el genocidio, en derecho internacional constituyen crímenes de lesa humanidad y son fuentes y manifestaciones principales de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, reconocemos los indecibles males y sufrimientos causados por esos actos, y afirmamos que dondequiera y cuandoquiera que ocurrieron, deben ser condenados y ha de impedirse que ocurran de nuevo.

Debido a que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia son agresiones contra la libertad, el desarrollo y la dignidad del ser humano, la lucha contra estas vilezas de la humanidad es una prioridad para la comunidad internacional. Esta debe promover entre los ciudadanos del mundo el respeto, la tolerancia y el multiculturalismo, valores fundamentales que lograrán conducir al mundo por el camino de la igualdad, de acuerdo con la diversidad existente dentro de la familia humana. Por ello, la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, ofrece desde 2001 una oportunidad única de examinar las inestimables contribuciones de los pueblos indígenas al desarrollo político, económico, social, cultural y espiritual de nuestras sociedades en todo el mundo, así como los retos con que se enfrentan en particular el racismo y la discriminación racial[2].

La Declaración y el Programa de Acción de Durban contiene medidas de lucha contra el racismo en todas sus manifestaciones y subraya los derechos humanos de todos los grupos que padecen la discriminación racial y hace hincapié en su derecho a participar libremente y en pie de igualdad en la vida política, social, económica y cultural.

Respecto de ese tema, en México el derecho a la no discriminación tiene una base legal. Se encuentra reconocido en el artículo 1°, párrafo 5°, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos[3]. En la actualidad existen 29 leyes para la igualdad y la no discriminación, pero, lamentablemente, hoy en día en México las personas indígenas o quienes tienen rasgos indígenas, son víctimas de racismo.

Así, la medallista paralímpica Perla Bustamante Corona ―presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) entre diciembre de 2008 y noviembre de 2009―, declaró al respecto en cierta ocasión: “México participó en 2001 en la Conferencia Mundial contra el racismo, discriminación racial, xenofobia y otras formas conexas de intolerancia con el firme compromiso de contribuir a la lucha para eliminar este flagelo y con la convicción de que la Conferencia constituiría un impulso a los esfuerzos del Gobierno de México para combatir la discriminación.” Señaló que, a partir de la Conferencia de Durban, en el ámbito interno nacional se obtuvieron diversas victorias, como la creación del propio CONAPRED y la elaboración de leyes federales y locales para prevenir y sancionar la intolerancia discriminatoria[4].

Finalmente, y para contribuir a señalar a la atención del mundo los objetivos de la Conferencia e impulsar el empeño político en eliminar el racismo y la discriminación racial, en 1998 la Asamblea General de la ONU decidió proclamar el año 2001 como Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia[5].

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