
El 13 de mayo de 1846, el presidente de los Estados Unidos, James Polk declaró la guerra a México con el objetivo de apoderarse de Nuevo México, Alta California y otros territorios del norte del país. Los intentos expansionistas norteamericanos se empezaron a gestar desde la independencia de los países de América Latina. En el caso de México, los pretextos para generar tensiones fueron creciendo alrededor de un clima interno en el que los conflictos sociales y políticos de la época facilitaron las condiciones para reclamos de supuestos agravios, ruptura de acuerdos y tratados que fueron moviendo los límites de las fronteras, despojando al país de territorios y llevando hacia el siguiente paso: la declaración de una guerra.
El conflicto escaló cuando Texas solicitó integrarse a los Estados Unidos y la petición fue aprobada por el Congreso norteamericano. Con las tensiones altas, Estados Unidos hace una oferta para comprar Alta California y Nuevo México por 15 millones de dólares. Rechazada inmediatamente conlleva a la ruptura de relaciones diplomáticas provocando un enfrentamiento el 25 de abril de 1846, al norte del Río Bravo entre las fuerzas del general Zachary Taylor y las del general mexicano Mariano Arista. Este hecho sirvió de pretexto para que el Congreso de EUA declarara la guerra a México el 11 de mayo de 1846[1]. Diez días después, México respondió.
Las batallas que comenzaron en el norte al mando del General Winfield Scott poco a poco avanzaron hacia la Ciudad de México, dejando a su paso derrotas en San Ángel, Churubusco, Padierna, Molino del Rey. La batalla del Castillo de Chapultepec fue la última de estas[2].
La batalla del Castillo de Chapultepec, sede de la escuela de formación del Colegio Militar comenzó en la madrugada del 12 de septiembre de 1847 cuando los soldados estadunidenses iniciaron un bombardeo sobre el bosque y Castillo de Chapultepec. Más de siete mil soldados estadounidenses al mando del general Winfield Scott asaltaron el castillo, defendido por Nicolás Bravo, partícipe de la Independencia de México, Mariano Monterde, director del Colegio Militar de México y el coronel Santiago Felipe Xicotécantl, jefe del Batallón de San Blas.
A la defensa se agregaron los jóvenes cadetes del Colegio Militar, entre ellos los nombres conocidos de Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Vicente Suárez, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca y Juan Escutia. Sin embargo, eran poco más de ochocientos efectivos los jóvenes, casi niños, mexicanos defensores del Castillo.
Por órdenes del general Santa Anna, el Castillo de Chapultepec no fue reforzado, considerando que era mejor defender el desemboque de las calzadas de Anzures y la Condesa. A pesar de la lucha entre los soldados estadounidenses y los mexicanos miembros del Batallón de San Blas, los invasores lograron llegar al Castillo. Cuando lo hicieron, pocos soldados y cadetes permanecían en el edificio[3]. El teniente coronel Santiago F. Xicoténcatl, líder del Batallón de San Blas fue acribillado. Casi todo su batallón fue aniquilado en Chapultepec por las fuerzas enemigas.
La historia de la defensa del Castillo de Chapultepec guarda una memoria especial para los cadetes pertenecientes al Colegio Militar, a quienes se les recuerda como los Niños Héroes: Juan Escutia, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Agustín Melgar y el teniente Juan de la Barrera son algunos de los jóvenes que murieron en combate. Posteriormente, fueron resaltados como figuras heroicas, como parte del proceso de creación y fortificación de la historia nacional. La guerra finalizó con el tratado de Guadalupe Hidalgo firmado el 2 de febrero de 1848 en el que se le otorgó a Estados Unidos los territorios en disputa.
Sin embargo, las historias sobre los Niños Héroes y la defensa del Colegio Militar se convirtieron en festejos de orgullo que continuaron conmemorándose a lo largo de la historia de México, rindiendo honores a quienes lucharon en aquel día.
El teniente coronel Santiago F. Xicoténcatl jefe del Batallón de San Blas fue ascendido al grado de coronel de Infantería Post Mortem, el 14 de noviembre de 1853, con la antigüedad del día de su muerte. Sus restos fueron sepultados en el Panteón de San Fernando (Ciudad de México), y trasladados en 1952 al monumento de los Niños Héroes en las faldas de Chapultepec.
En 1871 el litógrafo Santiago Hernández realizó los primeros retratos de los Niños Héroes que más tarde serían reproducidos por todo el país. Durante ese año se llevó a cabo el primer festejo oficial, conmemorando a los combatientes en presencia del presidente Benito Juárez[4].
[1] http://www.udg.mx/es/efemerides/2018/13-sep
[2] https://www.gob.mx/siap/articulos/la-batalla-de-chapultepec-y-la-cartografia-mexicana
[3] https://www.gob.mx/telecomm/articulos/13-de-septiembre-batalla-de-chapultepec?idiom=es
[4] https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/los-ninos-heroes-son-la-construccion-de-un-mito