Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme
“Cada proceso de paz presenta características particulares, y las oportunidades y modalidades de participación de las mujeres están condicionados por aspectos tales como la cultura política, la fortaleza y coherencia del movimiento de paz impulsado por las mujeres, la duración del conflicto, el tipo de ayuda internacional o el contexto cultural o religioso, entre otros factores.”
Requena Casanova
Abogado y Profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales

 

Desde 1982 se conmemora el Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme que rememora la oposición y resistencia de grupos de mujeres pacifistas europeas y estadounidenses contra la instalación de bases militares en sus territorios y al incremento del arsenal nuclear de la OTAN. En esas jornadas de protesta las activistas expusieron el vínculo que existe entre la violencia militarista y la violencia ejercida contra las mujeres en todos los ámbitos sociales por razones de género y cómo esta violencia se enfatiza y agudiza en contextos de conflictos bélicos.

En este tenor, dichas organizaciones condenaron conflictos activos entonces como los de Chiapas y Medio Oriente, así como la violencia sexual contra las mujeres como táctica de guerra.[1] Desde entonces numerosos grupos de mujeres se han organizado alrededor de todo el mundo con el objetivo de dar a conocer su labor y apoyar otras iniciativas de paz a través de acciones directas como la difusión de un mensaje de paz en espacios públicos, conferencias, talleres, protestas, entre otras actividades con este fin.

En un contexto sumamente violento en el que los habitantes del mundo se ven constantemente acechados, estos movimientos y organizaciones que lideran mujeres por el desarme y la paz son de gran relevancia, tanto por el objetivo que persiguen como por lo largo de la historia, las mujeres han sido un grupo social víctima de discriminación y violencia sistemática por su género o condición. Los derechos humanos reconocidos hoy en día en múltiples tratados internacionales se han logrado con un constante trabajo, sacrificio y sufrimiento de colectivos de mujeres que dedicaron su vida para ser reconocidas como grupo social. La violencia ejercida hacia ellas no ha visto fin, sus cuerpos son usados como arma de guerra en numerosos conflictos actuales mediante la tortura y explotación sexual, asimismo son considerados como un objeto que se vende o se domina, despersonalizando sus vidas. Esta desventaja histórica que atañe a miles de mujeres desemboca en numerosas organizaciones que utilizan diferentes formas de lucha. Este movimiento que persigue la paz por medios pacifistas utiliza medios no violentos, como la manifestación o protesta.

A pesar de este esfuerzo constante de numerosos colectivos y líderes históricas sus esfuerzos por la paz pasan desapercibidos para la mayoría de las personas. Conmemorar días como este permite recordar y traer a la memoria luchas históricas como las que llevaron a cabo Rigoberta Menchú, Rosa Parks, Wangari Maathai, Berta Cáceres, Malala Yousafzai, entre muchas otras luchadoras sociales, siempre acompañadas de colectivos de mujeres con la misma fuerza y firmeza en su convicción y esperanza.

Conviene destacar la situación particular en América Latina, pues la mayoría de los países no atraviesan conflictos armados desde hace varios años, sin embargo, la violencia ejercida contra las mujeres en estos es desmedida, no solo en la cultura patriarcal en la que perduran estereotipos de lo que debe ser una mujer, sino en los conflictos internos de extrema violencia que azotan a los habitantes de éstos, como el narcotráfico, la violencia de Estado, la trata, entre otros eventos en los cuales se usa el cuerpo de la mujer como un arma de guerra. Resulta problemático escindir, por un lado, las violencias y discriminaciones de géneros sufridas en tiempos de guerra y de paz, y, por otro lado, las que suceden adentro y afuera de las fronteras nacionales .[2]

Es importante recordar que, tanto en el ámbito nacional como mundial, los diversos movimientos de mujeres han impulsado la acción a favor de la igualdad de género. En países y localidades, los defensores y defensoras de los intereses de las mujeres suelen conocer mejor las deficiencias a las que se enfrentan mujeres y niñas, y saben bien qué medidas se deben adoptar para promover sus derechos. El movimiento de las mujeres contra la guerra y por la paz surge estrechamente vinculado a la defensa de otros derechos de las mujeres como el del sufragio, y ha evolucionado a la par de las luchas feministas desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.

Las organizaciones de mujeres que trabajan por la paz han abrazado múltiples causas: el fin de los conflictos armados y la búsqueda de salidas negociadas a la violencia, el antimilitarismo, la abolición de las armas nucleares, la defensa del medio ambiente, la denuncia de la violencia sexual como arma de guerra, la denuncia de las desigualdades económicas, la discriminación y las injusticias sociales, entre otras muchas. La paz positiva, la paz cargada de múltiples significados y no la mera ausencia de violencia directa, unida a un cuestionamiento del patriarcado que la legitima, es el horizonte por el que trabajan .[3]

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