Día Mundial de la Luz
“La luz es un fenómeno natural que la ciencia ha aprendido a comprender y utilizar, y desempeña un papel esencial en todas las ciencias y sus aplicaciones. Desde el origen del universo hasta todos los tipos de nuevas tecnologías, de los rayos X a las ondas de radio, en campos tan diferentes como la medicina, la agricultura, la energía, la óptica y muchos otros, la luz configura nuestro mundo y su comprensión posibilita los mayores avances científicos y tecnológicos.”
Audrey Azoulay
Directora General de la UNESCO
2019

 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró el 16 de mayo como el Día Internacional de la Luz, en conmemoración del aniversario de la primera operación exitosa del láser en 1960, por el físico e ingeniero estadounidense Theodore Maiman. El objetivo de este día es reforzar la cooperación científica y aprovechar su potencial para fomentar la paz y el desarrollo sostenible, celebrando el papel que desempeña la luz en la ciencia, tecnología, educación y cultura.

La luz desempeña un papel crucial en nuestras vidas. A nivel más fundamental, a través de la fotosíntesis, la luz está en el origen de la vida misma. El estudio de la luz ha dado lugar a prometedoras fuentes de energía alternativas, a avances médicos en la tecnología de diagnóstico y tratamientos, a internet de alta velocidad y a muchos otros descubrimientos que han revolucionado la sociedad y moldeado nuestra comprensión del universo. Estas tecnologías se han desarrollado a lo largo de siglos de investigación sobre las propiedades de la luz, empezando por el tratado del físico árabe Alhazen, Kitab al-Manazir (Libro de la Óptica), publicado a principios del milenio pasado. [1]

Los principales objetivos de este día internacional son:

  • Divulgar cómo la luz y las tecnologías basadas en la misma afectan la vida cotidiana de todo el mundo.
  • Desarrollar la capacidad educativa en todo el mundo a través de actividades dirigidas a la ciencia para los jóvenes, especialmente en los países en desarrollo y las economías emergentes.
  • Exponer y explicar el estrecho vínculo entre la luz, el arte y la cultura, potenciando el papel de la tecnología óptica para preservar el patrimonio cultural.
  • Hacer énfasis en la importancia de la investigación básica en la ciencia fundamental de la luz y la necesidad de invertir en la tecnología basada en la luz para desarrollar nuevas aplicaciones.
  • Crear consciencia sobre el hecho de que las tecnologías y el diseño pueden desempeñar un papel importante para lograr una mayor eficiencia energética, particularmente para evitar el desperdicio de energía.
  • Promover la importancia del acceso a la luz y la infraestructura energética.[2]

Respecto al último punto cabe destacar que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), alrededor de 1.1 millones de personas en México (0.88 por ciento de la población) carecen de servicio de luz eléctrica en sus viviendas.[3] En 2019, el Poder Judicial Federal emitió un criterio jurisprudencial para que se reconozca el acceso a la energía eléctrica como un derecho humano indispensable, señalando que:

“La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce derechos humanos económicos, sociales y culturales como la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad; la educación de calidad; el acceso a los servicios de protección de la salud; un medio ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar de las personas; la vivienda digna y decorosa; el acceso a la cultura; el acceso a la información y a sus tecnologías, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el Internet; la libertad de expresión e imprenta; la libertad de profesión, industria, comercio y trabajo; entre otros. En efecto, en el estado actual del desarrollo científico y tecnológico, los satisfactores materiales e inmateriales (tangibles e intangibles), se encuentran estrechamente ligados a la energía eléctrica, la cual es usada en prácticamente todos los ámbitos de la actividad humana para generar energía lumínica, mecánica y térmica, así como para el procesamiento de la información y la realización de las telecomunicaciones. Por esta razón, el acceso a la energía eléctrica debe reconocerse como un derecho humano por ser un presupuesto indispensable, al constituir una condición necesaria para el goce de múltiples derechos fundamentales.” [4]

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