Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo y conmemoración de víctimas de accidentes laborales
“No sólo han cambiado las condiciones de trabajo a lo largo del tiempo, también lo ha hecho la naturaleza misma de los riesgos para la seguridad y la salud. Y seguirán cambiado en el futuro. Con todos los cambios transformadores – tecnológicos, demográficos y medioambientales – que están configurando un nuevo mundo del trabajo, es más importante que nunca anticipar los nuevos y emergentes riesgos para la seguridad y la salud
Guy Ryder
Director General de la OIT
2019

 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo cada 28 de abril, con el fin de promover la prevención de los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales en todo el mundo [1]. El Día Mundial de la OIT centra la atención internacional en la magnitud del problema mundial de las muertes, las enfermedades y las lesiones relacionadas con el trabajo y en el modo en que la promoción y la creación de una cultura de la seguridad y la salud puede ayudar a evitar estas tragedias. Dicha celebración es también una herramienta importante para sensibilizar a la población sobre cómo hacer que el trabajo sea seguro y saludable y sobre la necesidad de darle un mayor peso político a la seguridad y la salud en el trabajo .[2]

El 28 de abril es también el día en el que el movimiento sindical mundial celebra su Jornada Internacional de Conmemoración de los Trabajadores y las Trabajadoras Fallecidos y Lesionados, para así honrar la memoria de las víctimas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y se organizan con este motivo movilizaciones y campañas en todo el mundo .[3]

De acuerdo a cifras de la OIT, 2.78 millones de trabajadores y trabajadoras mueren cada año de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales (de los cuales 2.4 millones están relacionados con enfermedades) y 374 millones de trabajadores (as) sufren accidentes del trabajo no mortales. De igual forma se estima que los trabajadores (as) jóvenes registran índices de lesiones profesionales notablemente superiores a los de los trabajadores adultos. Según datos recientes sobre la situación en Europa, la incidencia de las lesiones profesionales no mortales es más de un 40 por ciento superior entre las personas jóvenes de 18 a 24 años que entre los adultos. De los 151 millones de niños y niñas en el mundo que trabajan, cerca de la mitad (72,5 millones) lo hacen en trabajos peligrosos. Alrededor del 24 por ciento de ellos (más de 37 millones) tiene entre 15 y 17 años. Conforme a esto la adopción de medidas rigurosas para abordar la SST de los trabajadores y trabajadoras jóvenes aporta dos beneficios :[4]

  1. La mejora de la salud y la seguridad de los trabajadores y trabajadoras jóvenes, y
  2. La reducción del número total de niños y niñas que participan en trabajos peligrosos.

De acuerdo con lo anterior es importante recordar que, la inversión en Salud y Seguridad en el Trabajo (SST) puede ayudar al logro de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en particular su Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, y el ODS 8, promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos .[5]

De acuerdo al tema, en México en 2017, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) emitió el informe “Seguridad y Salud en el Trabajo en México: Avances, retos y desafíos”, donde se desprende que, las trabajadoras y trabajadoras están expuestos a una gran cantidad de peligros, de índole física, química, biológica y psicológica, que pueden constituir un riesgo para su salud; las cargas pesadas de trabajo físico o las condiciones de trabajo ergonómicamente perjudiciales, pueden llevar a lesiones y trastornos musculoesqueléticos. Se calcula que entre el 50% y el 70% de la fuerza laboral en los países en desarrollo está expuesta a estos tipos de peligro, en especial en la minería, agricultura, pesca y construcciones .[6]

Respecto a los riesgos del trabajo nuevos y emergentes, estos pueden ser provocados por la innovación técnica o por el cambio social u organizativo, por ejemplo :[7]

  • Nuevas tecnologías y procesos de producción, por ejemplo, la nanotecnología o la biotecnología.
  • Nuevas condiciones de trabajo, por ejemplo, mayores cargas de trabajo, intensificación del trabajo a raíz de los recortes de plantilla, malas condiciones asociadas con la migración por motivos de trabajo, trabajos en la economía informal.
  • Nuevas formas de empleo, por ejemplo, el empleo independiente, la subcontratación o los contratos temporales.

Estos riesgos pueden gozar de un reconocimiento más amplio a través de una mejor comprensión científica, por ejemplo, los efectos de los riesgos ergonómicos en los trastornos del sistema osteomuscular.

Pueden verse influenciados por los cambios operados en las percepciones sobre la importancia que revisten determinados factores, por ejemplo, los efectos de los factores psicosociales en el estrés relacionado con el trabajo.

Por crisis del pasado, ya hemos aprendido que los lugares de trabajo son claves para prevenir y controlar brotes. Las medidas adecuadas de seguridad y salud en el trabajo pueden ayudar a contener la propagación de la enfermedad, al tiempo que protegen a los trabajadores y a la sociedad en general. Por eso, los gobiernos, los empleadores y los trabajadores tienen un papel que desempeñar en la lucha contra la crisis del COVID-19, y su colaboración es vital. [8]

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