Día Nacional del Libro en honor a Sor Juana Inés de la Cruz, precursora de la lucha por el derecho a la educación y por la igualdad de género
“Yo, desde niña, me sentí inclinada a la actividad intelectual. Quería vivir sola, sin ruido, sin obligaciones que estorbaran la libertad de mi estudio. Siempre sentí total negación al matrimonio. Sabía perfectamente que un convento no era el ambiente ideal para desarrollarme como yo quería, pero los usos sociales no me dejaban otra alternativa. Me hice monja por razones de conveniencia”.

Sor Juana Inés de la Cruz
Poeta y dramaturga humanista

 

De acuerdo con la Vida, biografía escrita por el sacerdote jesuita Diego Calleja e incluida al comienzo de la Fama y obras póstumas publicadas en 1700, sor Juana nació el 12 de noviembre de 1651. Sin embargo, la mayoría de los académicos especializados en el tema han considerado que Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana nació nacido en 1648, con base en el testimonio de un acta de bautismo encontrada en 1952[1].

Juana creció en el seno de una familia con holgada situación económica en San Miguel Nepantla, en la Nueva España, actual Estado de México. Fue hija de Isabel Ramírez de Santillana y del capitán español Pedro Manuel de Asbaje. La infancia de Juana transcurrió en la Hacienda de Panoayan donde consultó la biblioteca completa de su abuelo Pedro Ramírez de Santillana. Aprendió latín con el bachiller Martín de Olivas, además de que tenía conocimientos de lengua náhuatl.

En la Ciudad de México vivió con Juan de Mata y María Ramírez, hermana de su madre. Durante 1663 y 1665, entró al servicio de la virreina Leonor de Carreto, marquesa de Mancera. Durante este periodo se hizo conocida entre la corte por su erudición[2].

En 1667 ingresó la orden de las Carmelitas Descalzas, en la Iglesia del Convento de Santa Teresa la Antigua. Debido a los estrictos métodos, incluidos castigos físicos junto con una enfermedad grave, Sor Juana salió de la institución. Posteriormente, en 1669, entró al convento de Santa Paula o San Jerónimo, actual sede de la Universidad del Claustro de Sor Juana[3], donde opto por el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz. Dentro del lugar, se desempeñó como contadora y archivista, además se dedicó al estudio y estableció amistades con los virreyes marqueses de Mancera (1664-1673), fray Payo Enríquez de Rivera (1673-1680) y con los marqueses de la Laguna y condes de Paredes (1680-1686), Tomás Antonio de la Cerda y María Luisa Manrique de Lar[4].

Gracias a las relaciones que estableció con personajes de la corte y con los condes de Paredes y los marqueses de La Laguna, logró escribir su obra literaria, considerada por los críticos literarios como una de las más importantes de los Siglos de Oro, a la altura de poetas y dramaturgos como Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Calderón de la Barca.

La obra de Sor Juana criticó los valores de la sociedad novohispana, la cual consideraba que las mujeres no debían tener la potestad sobre su propio futuro y sus propios actos. Ante la negativa de la sociedad, “La décima musa” luchó por ingresar a la universidad, llegando a considerar disfrazarse de hombre, y continuar su formación como estudiosa de textos literarios, filosóficos y religiosos. Asimismo, encontramos poemas filosóficos como el Primero sueño (1692), el cual tiene un lugar primordial en la poesía barroca y gongorina. También escribió poemas amorosos, líricos y sonetos, al igual que autos sacramentales como El divino Narciso (1689) u obras de teatro como Los empeños de una casa (1683), una de las comedias más importantes de la literatura áurea[5].

También se conservan algunas cartas del epistolario personal, donde destaca la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), en cuyas líneas expone las recriminaciones que le hizo Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla, por dedicarse a la escritura filosófica y no a la religiosa, como supuestamente se esperaba de una mujer. Ante ello, Sor Juana manifiesta su necesidad de actuar conforme a su libertad y dignidad humana, así como muestra su decepción y frustración sobre las condiciones estructurales que no permitían a las mujeres ejercer sus profesiones. En la carta, El Fénix de México describe la labor de varias mujeres en la historia que han mostrado un ingenio y sabiduría de altura. Igualmente, otorgó ejemplos de cómo las mujeres son capaces de realizar los mismos trabajos físicos e intelectuales de los hombres con la misma calidad y determinación[6].

Defendió al mundo indígena, a los pobres y el derecho a la información y a la educación de las mujeres. Por ejemplo, en uno de sus poemas más conocidos, “Hombres necios que acusáis…” señala la hipocresía y las contradicciones de los hombres en sus relaciones con las mujeres. Ante la incesante presión de sus superiores religiosos, Sor Juana dedicó sus últimos años a las labores adjuntas a la vida monástica; no obstante, nunca renegó de su obra. Posteriormente, en 1695, Sor Juana murió la Ciudad de México al contagiarse de tifus. Falleció 17 de abril de 1695[7].

Durante los últimos dos siglos, la figura de Sor Juana Inés de la Cruz ha sido reivindicada como un símbolo de las luchas sociales de las mujeres por su incesante ánimo crítico frente a las instituciones que la oprimieron como artista, monja y mujer. Por esta razón, se estableció en 1980, cada 12 de noviembre en México el Día Nacional del Libro en honor a Juana de Asbaje y al legado de la lucha de sus derechos. La fecha promueve y fomenta el derecho de acceso a la información, a la cultura y al arte de la población mexicana.

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