Día Universal del Niño promoviendo el interés superior de la niñez
“Desde Auckland a Amán, desde Nueva York hasta Yamena, queremos que los niños se movilicen en sus escuelas y sus comunidades para ayudar a enviar un mensaje que ayude a salvar vidas, a luchar por sus derechos, para que puedan desarrollar todo su potencial”.

Justin Forsyth
Director ejecutivo adjunto de UNICEF

 

Día de celebración por los avances conseguidos, pero sobre todo es un día para llamar la atención sobre la situación de los niños y niñas más desfavorecidos, dar a conocer los derechos de la infancia y sensibilizar a las personas de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo, ya que es un grupo vulnerable, pero ¿Cuál es la historia detrás de esta conmemoración?

El siglo XX fue un siglo convulso por la primera guerra mundial, la cual ocasionó que miles de infantes se convirtieran en huérfanos, una situación crítica para su desarrollo y seguridad en las zonas involucradas. Por esta razón, en 1919, Eglantyne Jebb, activista británica 1876-1928, fundó la organización Save the Children para ayudar a niñas y niños afectados por la guerra.

Su labor a favor de los niños continuó a nivel internacional, pues en 1922 propuso un documento que estableciera los deberes de los adultos con la infancia. Un año después, el 23 de febrero de 1923, durante el IV Congreso General, los delegados de Save the Children, emitieron la primera Declaración de los Derechos del Niño, la cual fue ratificada el 28 de febrero de 1924. Eglantyne Jebb envió este texto a la Sociedad de Naciones indicando que estaba “convencida de que se deben exigir ciertos derechos para la infancia y trabajar en pro de un reconocimiento general de estos derechos”[1].

Gracias a su propuesta, se elaboró la Declaración de Ginebra, que estableció en cinco puntos generales los derechos del niño. Entre ellos encontramos su derecho a un ambiente adecuado que fomente su desarrollo “material y espiritual”, así como garantizar su derecho a la alimentación y protección frente a la explotación o recibir socorro en caso de calamidad. Este documento se convirtió en la base de la Convención sobre los Derechos del Niño[2].

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la situación de los infantes en Europa se encontraba en una situación muy precaria. En consecuencia, en 1946, se fundó la United Nations Children’s Emergency Fund (UNICEF), traducida al español como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la cual tenía como objetivo proporcionar a niños huérfanos comida, ropa y asistencia sanitaria.

En 1959, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño; que incluía 10 principios, entre los cuales se encuentran el derecho a la igualdad; contar con protección contra cualquier abandono o explotación; así como cuidado especial para su desarrollo físico mental y social. También se contempla su derecho a un nombre y nacionalidad; el derecho a una alimentación, vivienda y atención médicos adecuados; el derecho a una educación gratuita y a actividades recreativas[3].

Si bien era un texto más complementario que su antecesor, no contaba con carácter vinculante; es decir, no estaban obligados a cumplir los Estados. Ante ello, el 7 de febrero de 1978, el gobierno polaco presentó un proyecto a las Naciones Unidas sobre una versión de una Convención sobre los derechos del Niño. Durante la elaboración, participaron un número ilimitado de miembros asociados con organizaciones que incluían al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), diversas organizaciones no gubernamentales (ONGs) y los cuarenta y ocho Estados que integraban la Comisión de Derechos Humanos, para quienes eran de carácter vinculante[4].

Tras 10 años, el 20 de noviembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas, como parte de su Resolución N.º 44/25, adoptó la Convención sobre los Derechos del Niño. El texto se integra por 54 artículos y los gobiernos que firmaron y ratificaron el convenio deben reconocer los derechos humanos de los niños y las niñas, definidos como personas menores de 18 años. Además, se complementa con 3 protocolos, del cual uno es relativo a la venta de niños y la prostitución infantil; otro respecto a la participación de los niños en conflictos armados, y por ultimó el relativo a un procedimiento de comunicaciones para presentar denuncias ante el Comité de los Derechos del Niño.

El objetivo de este día es promover el bienestar de la infancia, que establece lo siguiente: “El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental será el interés superior del niño”[5].

A partir de la Convención, los Estados Parte proporcionarán a los infantes nacionales y migrantes el acceso a la salud y educación, así como la protección especial, pues es un grupo vulnerable por ser posibles víctimas de trata, explotación o violencia. Por tal motivo, el Estado debe protegerlos y reunirlos con sus familias. Además, se debe garantizar que estén protegidos contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares[6]. La Convención es el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia: 195 países, todos los del mundo menos Sudán del Sur y Estados Unidos.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es la principal organización internacional encargada de proteger los derechos de la infancia y conseguir cambios reales en las vidas de millones de niños. La UNICEF expresó que seis de los ocho objetivos incumben directamente a la infancia y que la realización de los dos últimos también traerá mejoras fundamentales a las vidas de los infantes[7].

En el caso específico de México es menester mencionar que en 2014 entró en vigor la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), que contempla en su segundo artículo que las autoridades deberán de “promover la participación, tomar en cuenta la opinión y considerar los aspectos culturales, éticos, afectivos, educativos y de salud de niñas, niños y adolescentes, en todos aquellos asuntos de su incumbencia, de acuerdo con su edad, desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez"[8]. Este artículo retoma el espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño, y reafirma en su artículo 6° que el derecho a la participación es uno de sus principios rectores.

Respecto a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es necesario resaltar que, al ser un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promueven los derechos de la infancia y suponen una oportunidad para proteger a la infancia bajo la consigna de no dejar a nadie atrás. Los ODS son una aspiración común y sirven para dar nuevo impulso a las iniciativas internacionales de implementación. Proteger a los niños frente a la violencia es un imperativo de los derechos humanos, una cuestión de buena gobernanza y un aspecto clave desde el punto de vista económico[9].

Por lo tanto, es importante recordar que poder dedicar un día internacional a la infancia sirve para hacer un llamado mundial sobre las diversas necesidades de los más pequeños y para lograr reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que la niñez tenga un mejor futuro.

Área Responsable