Estalla la Huelga de Cananea Los mineros y trabajadores reclaman mejores condiciones laborales
“La huelga de Cananea no triunfó, pero sentó las bases del futuro desarrollo del obrerismo. Entre otras cosas, fue un movimiento precursor de la Revolución mexicana de 1910 junto con la huelga de textiles de Río Blanco, Veracruz, de enero de 1907.”
 
Julio Pomar Jiménez
Periodista y columnista
 

La Huelga de Cananea estalló el 1 de junio de 1906 y es un ejemplo de la intransigencia patronal y el uso de cuerpos represivos provenientes de los Estados Unidos para poder liquidar las aspiraciones proletarias, dejó huella imborrable en la memoria histórica nacional.[1]

Aquella huelga fue producto de las terribles condiciones impuestas por el imperialismo y la burguesía porfirista contra los trabajadores. La burguesía mexicana garantizó una economía de extracción poniendo los recursos naturales y la mano de obra al servicio de los monopolios[2].

La ciudad de Cananea se encuentra en el distrito de Arizpe, Sonora, a poco más de 70 kilómetros de los Estados Unidos. A inicios del siglo XX era una pequeña población cuyos habitantes giraban en torno a la mina local, propiedad del coronel estadounidense retirado, William Cornell Green, quien sin capital propio había aprendido a moverse en los ambientes bursátiles de Wall Street y había conseguido el apoyo de Porfirio Díaz para apoderarse de la mina y todo su alrededor. Así, había fundado la Cananea Central Copper Company (CCCC), haciéndose llamar “barón del cobre”. Dominaba el lugar y controlaba el comercio local a través de una tienda de raya cuyos productos se vendían en dólares, pues eran despensas importadas desde Arizona, EUA. Además, tenía una planta de contratación y líneas ferroviarias: el Ferrocarril Cananea-Río Yaqui y Pacífico, subsidiario de la Southern Pacific Railroad Company.

Para entonces Cananea comenzó a vivir un intenso proceso de crecimiento poblacional, ubicando a la ciudad sonorense en un espacio de atracción para inmigrantes de diverso origen social y geográfico; mineros originarios de Chihuahua, Sinaloa y Baja California, sobre todo. También los había estadounidenses e inmigrantes negros y chinos, víctimas de discriminación y persecución[3].

La discriminación; sin embargo, no excluía a los mineros mexicanos, a quienes se les impedía acceder a puestos especializados y se les pagaba en pesos, cuando a los trabajadores estadounidenses se les pagaba en dólares y eran ellos quienes ocupaban las posiciones privilegiadas. Esto ha sido considerado, por historiadores, como una división interna dentro del gremio laboral de la mina, pero en realidad el colectivo se apoyaba sin importar si se era mexicano o estadounidense.

El movimiento obrero original de Cananea tenía vínculos con el proletariado del vecino país del norte. Compartían un enemigo: el capitalismo, y contra él unieron fuerzas en toda la región fronteriza. Los colectivos de socialistas, anarquistas y sindicalistas revolucionarios de los Industrial Workers of the World (IWW- Obreros Industriales del Mundo) jugaron un gran papel relevante en la formación del Partido Liberal Mexicano (PLM), y varios trabajadores de la mina de Cananea eran simpatizantes de los IWW.

Los hermanos Flores Magón y los IWW enviaron delegados a la mina para promover la movilización. Había en el lugar un grupo liberal, la Unión Liberal Humanidad, cuya lucha iba por la vía de la paz y la negociación. La mayoría de sus miembros no eran obreros, sino personal administrativo, comerciantes e intelectuales. Juan José Ríos, Manuel M. Diéguez y Esteban Baca Calderón eran sus representantes

La contraparte la formaban los miembros del Club Liberal de Cananea, anarcosindicalista, a cuya cabeza estaban Lázaro Gutiérrez de Lara, abogado, y Esteban Bermúdez, quien había llegado al pueblo en 1905 como delegado del periódico Regeneración. Su línea de lucha era la acción directa. Bermúdez, además, era el enlace con la dirección del PLM en San Luis Misuri y con la Western Federation of Miners (WFM) en Douglas, Arizona, el sindicalismo minero estadounidense más revolucionario.

Este movimiento no era ajeno al espionaje policial. Se conoció de sus reuniones para preparar la huelga, así como de sus volantes y propaganda en educación política y concientización.

A William C. Green se le avisó a tiempo del llamado a huelga para el 1 de junio de 1906, por ello pudo tender los hilos de la represión. Primero mandó un telegrama al gobernador del estado, Rafael Izábal, pidiendo su presencia y el envío de tropas.

Además, solicitó el apoyo estadounidense directamente al presidente Theodore Roosevelt y al gobernador de Arizona, Joseph H. Kibbey. Éste autorizó la salida desde el centro minero de Bisbee, de 275 policías rurales paramilitares, conocidos como los Arizona Rangers, quienes en la madrugada del 2 de junio cruzaron la frontera en Naco.

Ahí, los recibió Izábal y ante él presentaron juramento como “voluntarios”. Y a su capitán, Thomas H. Rynning, se le reconoció cargo similar como miembro del ejército oficial mexicano.

El 3 de junio, tanto el empresario como el gobernador negaron las demandas de los huelguistas. Ante las amenazas, los obreros protestaron aún más y fueron violentamente reprimidos desde esa jornada y hasta el día siguiente.

Los Arizona Rangers se habían ido con la llegada de los rurales mexicanos, a los cuales se sumaron cerca de cien soldados para colocar al pueblo bajo ocupación militar. Hubo aprehensiones de todo tipo y cerca de 100 mineros murieron en la prisión. Los cabecillas de la Unión Liberal se habían deslindado. Gutiérrez de Lara y Bermúdez lograron escapar a los Estados Unidos.

El resto de los líderes fue juzgado: fueron condenados a 15 años de cárcel en San Juan de Ulúa, pena que terminó en 1911 con el triunfo de la Revolución Mexicana[4].

La Huelga de Cananea fue una lección de valentía y defensa de derechos, de lucha por la libertad, la justicia y la igualdad. Sirvió de inspiración a la causa revolucionaria y a los movimientos unionistas de ambos lados de la frontera. Como modelo de insurrección contra el capitalismo, fue precursora de otras huelgas mineras y laborales.

De Cananea surgieron demandas que al triunfo de la Revolución se convirtieron en leyes y se incorporaron a la Constitución Federal de 1917, como la jornada de ocho horas, el salario mínimo, el derecho a la asociación sindical y el derecho de huelga. En la Constitución también se eliminó la discriminación por razones de nacionalidad, se prohibió el trabajo infantil y se ordenó, como obligación de las empresas, el establecimiento de adecuadas condiciones de trabajo y seguridad para proteger la vida, la salud y la higiene laboral en los centros de trabajo[5].

Cien años después, el 1 de junio de 2006, los mineros de Cananea mantuvieron en alto su lucha anticapitalista. A lo largo de su historia la mina había pasado por varias manos: la empresa Anaconda Copper Company, a quien Green vendió sus derechos; el Estado mexicano (como paraestatal, tras la adquisición de la mayoría de sus acciones en 1971 y su nacionalización en 1982); fragmentada tras la privatización del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, y bajo Grupo México.

En el centenario de la emblemática huelga, Grupo México intentó impedir la conmemoración de los Mártires de Cananea, pero los mineros no lo permitieron y se lanzaron a una huelga de 50 días con sus compañeros de las minas La Caridad, en Nacozari, y La Calera, en Agua Prieta. Siendo la mayor cuprífera de América Latina[6].

A su batalla se unieron otros colectivos, como los acereros de la siderúrgica SICARSTA-Las Truchas, en Lázaro Cárdenas, Michoacán[7]. Entonces, como sucedió cien años antes, las fuerzas militares y policiacas intentaron nuevamente acabar con el movimiento, pero no lo lograron. Entonces se utilizó un recurso ilegítimo, la rescisión del contrato colectivo.

En el año 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de Grupo México, lo que provocó que la mina fuera tomada, y se reprimió a los huelguistas.

La nueva huelga cumplirá 16 años, pero desde el 2009 no ha sido reconocida por Grupo México. Está pendiente el fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Por ello, el 11 de junio de 2020, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, se comprometió a informar “pronto” sobre este conflicto.

A través de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, ofreció actuar con imparcialidad y sin consignas[8]. Por su parte, Sergio Tolano, secretario General de la Sección 65 del Sindicato Minero Nacional, y quien falleció el 24 de agosto de 2020, destacó que uno de los valores que el presidente Andrés Manuel les reconoció durante una visita a Cananea es no haberse vendido a Grupo México, así como la autenticidad de su lucha y la legalidad de su huelga[9].

 

 


[1] https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/la-huelga-de-cananea
[2] http://www.laizquierdadiario.mx/Los-obreros-de-Cananea-inician-la-historica-huelga-de-1906
[3] http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/25_iv_nov_2009/casa_del_tiempo_eIV_num25_117_124.pdf
[4] http://www.internationalist.org/cananeahuelga1906.html
[5] https://revistas.uaa.mx/index.php/horizontehistorico/article/view/1239/1192
[6] http://www.internationalist.org/cananeahuelga1906.html
[7] https://www.jornada.com.mx/2006/04/21/index.php?section=sociedad&article=054a1soc
[8] https://piedepagina.mx/amlo-se-compromete-a-dar-seguimiento-a-huelga-de-cananea/#:~:text=Sobre%20la%20conmemoraci%C3%B3n%20de%20la%20hist%C3%B3rica%20Huelga%20de%20Cananea%20del,se%20libraron%20de%20ser%20fusilados.&text=Y%20esa%20huelga%20fue%20hist%C3%B3rica.
[9] https://piedepagina.mx/mineros-de-cananea-luchan-contra-grupo-mexico-para-no-perder-sus-derechos-ganados/

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