“ “Soy un viejo trabajador de la educación rural de mi país. Desde antes de que estallara la Revolución ya venía ocupándome en tareas de tal naturaleza, tanto en el pensamiento como en la acción práctica. Durante la tormenta revolucionaria siempre trabajé en escuelas de población culturalmente atrasada y económicamente desvalida. Cuando la Secretaría de Educación Pública fue restablecida […] comenzó a crear en el país escuelas rurales […] para redimir efectivamente a la clase campesina que forma la mayoría de la población, y había sido dejada en el abandono más completo.”
 
Rafael Ramírez Castañeda
La escuela rural mexicana
 
 

Rafael Ramírez Castañeda fallece el 29 de mayo de 1959 en la Ciudad de México. Nacido en Las Vigas, Veracruz, el 30 de diciembre de 1884, este destacado educador y maestro normalista fue uno de los grandes impulsores de la Escuela Rural Mexicana, vista no sólo como centro de enseñanza academicista sino también como espacio de integración de la comunidad, como una verdadera Casa del Pueblo donde las personas intercambiaran saberes y aprendieran cosas útiles, necesarias para mejorar prácticamente la vida[1].

Rafael realizó sus primeros estudios en su pueblo natal, cuya escuela sólo ofrecía los cuatro grados iniciales de la educación primaria, causa por la cual terminó en la escuela primaria anexa a la Normal de Jalapa, en la capital veracruzana. En esa misma escuela estudió para maestro entre 1901 y 1906. Al recibirse, ejerció en su estado, en Tuxpan, Orizaba y Paso Viejo, pero luego se trasladó a Guanajuato y Durango. Su primera aula estuvo en la hacienda de Palo Blanco, en la Huasteca veracruzana.

Hijo de Pascuala Castañeda y Francisco Javier Ramírez, Rafael conoció de niño la pobreza, al igual que el resto de sus hermanos (cuatro mujeres y tres hombres). El padre era tejedor de lana en telar, oficio que ejercía en casa, y apenas ganaba para el sustento familiar. Eso no evitaba que la madre se mostrara siempre generosa con los vecinos, dando ambos ejemplo de tenacidad, responsabilidad, honestidad y solidaridad a sus hijos[2].

En 1910, al estallar la revolución, Rafael Ramírez se encontraba ya en la Ciudad de México, aprovechando la oportunidad brindada por uno de sus profesores de la Normal de Jalapa para trabajar en una escuela primaria industrial. Se sumó a la lucha a favor de Francisco I. Madero, como otros de sus hermanos, y al triunfo de éste continuó con su labor magisterial. Su trabajo le ganó reconocimiento oficial, y se le pidió reorganizar la Escuela Industrial de Huérfanos. Desde ese momento, su eje de vida fue la educación nacional, dedicándose no sólo a la enseñanza sino a la mejora de ésta y al impulso de nuevas ideas educativas. En el Distrito Federal fue también inspector escolar, y en 1923 fue nombrado jefe de la Primera Misión Cultural en Hidalgo, y luego en Morelos[3]. Tras ampliar sus conocimientos con cursos especializados en los Estados Unidos, sobre modernos métodos educativos, encaminó su teoría y práctica a su creación más personal: la educación rural mexicana, área de la cual fue jefe dentro de la Secretaría de Educación Pública. También fue director de la Escuela Normal Superior, donde ejerció como profesor, y del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio. Desde 1931, a su actividad añadió escribir obras pedagógicas. Entre ellas destacan “La escuela rural mexicana”, “Cómo dar a todo México un idioma”, “La escuela de la acción dentro de la enseñanza rural”, y “El sembrador”, serie de tres libros de lectura para escuelas rurales auspiciada por el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Así, promotor incansable de la educación, Rafael Ramírez Castañeda dedicó su vida a combatir las carencias y rezagos que, en materia educativa, tenían los más pobres de México, incluidos los pueblos y comunidades indígenas, garantizando e incrementando los niveles de escolaridad y favoreciendo la integración cultural a través de la enseñanza bilingüe y la alfabetización. Además, sembró el camino de la escuela técnica con eje en el Aprender haciendo. Al alcanzarlo la muerte el 29 de mayo de 1959, tenía 95 años. Plena y digna su entrega a la vida, militaba entonces en el Consejo Mundial de la Paz[4].Los restos del gran forjador de la educación rural se encuentran desde marzo de 1976 en la Rotonda de las Personas Ilustres, en la Ciudad de México.


[1] https://www.fnerrr.org.mx/Quien_fue_Rafael_Ramirez.php
[2] idem
[3] https://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/biografias/bii_r/ramirez_casta.htm
[4] https://editorial.upnvirtual.edu.mx/index.php/invitaciones/blog/478-rafael-ramitez-castanefa-forjador-de-la-educacion-rural

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