Fallecimiento de Thomas Sankara, líder revolucionario y fundador de Burkina Faso
“Escogemos arriesgarnos para ser más felices. Elegimos practicar nuevas técnicas. Preferimos buscar formas de organización mejor adaptadas a nuestra civilización, rechazando de manera abrupta y definitiva toda suerte de imposiciones externas, para crear condiciones dignas, a la altura de nuestras ambiciones”.

Thomas Sankara Presidente de Burkina Faso
Discurso ante la ONU, 4 de octubre 1984

 

Thomas Sankara otorgó una luz de esperanza a su patria después de años ocultos en la oscuridad, pues durante su breve gobierno, demostró a nivel local e internacional el ejemplo de un proyecto de nación con base en la democracia, igualdad y autogobierno.

Thomas Isidore Noël Sankara nació el 21 de diciembre de 1949 en la Republica del Alto Volta, una colonia francesa. Si bien, en 1958, el protectorado logró su autonomía y obtuvo su independencia en 1960, en las prácticas políticas seguía una gran influencia de Francia[1].

Durante su infancia y juventud, Sankara experimentó algunos golpes de estado y observó la inestabilidad social por la lucha en el poder. Así que fue realizando un análisis de las causas de los disturbios a partir del recorrido por diversas partes del territorio junto con su padre[2]. Después, viajó a Madagascar y entró en contacto con la teoría marxista, así como las posturas contra el neocolonialismo y el imperialismo. De ahí que participó en manifestaciones y huelgas en ese país.

En 1981 regresó a su tierra de origen y fue nombrado funcionario militar; sin embargo, solo duro seis meses en el cargo porque denunció las prácticas autoritarias y cuestionables del ejército. Luego, en 1983, cuando tenía solo 33 años, Sankara lideró un golpe de Estado junto con su compañero Blaise Campaoré, para deponer a Jean-Baptiste Ouédraogo.

Una vez establecido el gobierno revolucionario, inició una nueva era de esperanza y reivindicación de los derechos políticos económicos, sociales y educativos. El primer paso fue cambiar el nombre del territorio, así que el 4 de agosto de 1984 paso de ser Alto Volta a Burkina Faso, una combinación de dos palabras en los idiomas yulá y mossi que significa “patria de los hombres íntegros”. En su mandato, se estableció la austeridad y reducción de salarios entre funcionarios públicos. La periodista Paula Akugizibwe afirmó que Sankara “iba en bici al trabajo antes de pasar, por insistencia de su gabinete, a conducir un Renault 5, uno de los autos más baratos en Burkina Faso en aquella época. Vivía en una casita de ladrillo y solo vestía algodón producido, tejido y cosido en Burkina Faso"[3].

También se difundió una política de nacionalización, que establecía una reforma agraria, la cual se complementó con un programa de fertilización e irrigación a las tierras para que se produjera maíz, frijol y mijo. El objetivo de la iniciativa era obtener independencia económica y autosuficiencia alimentaria para evitar someterse a los intereses extranjeros.

Otro aspecto fundamental fue el papel relevante de la mujer. Por tal motivo, se fundó el Ministerio de la Mujer e impulsó su inclusión en cargos de la administración pública. De igual manera, hubo celebraciones por el Día de la Mujer, haciendo que los hombres realizaran las labores de ellas como medio de concientización sobre el importante papel femenino a nivel social. Además, prohibió la mutilación genital femenina, que representaba una grave violación de los derechos de la salud de las mujeres y niñas. Para Sankara, la emancipación de las mujeres representaba “una necesidad básica para el triunfo de la revolución"[4].

En el ámbito de la salud, el gobierno de Sankara impulsó un programa de vacunación a gran escala para intentar erradicar la meningitis y la polio.

Por otro lado, fomentó el derecho a la educación por medio de la fundación de escuelas rurales a lo largo del país. El alcance fue importante, pues el escritor marroquí Antonio Lozano comentó en su libro El caso Ankara, novela histórica del enigmático mandatario, que en su periodo la alfabetización paso del 12 al 36 por ciento. Asimismo, el plan educativo incluyó una sensibilización acerca del cuidado del medio ambiente. Gracias a ello, se organizó la campaña en contra de la desertificación, por lo cual se plantaron más de 10 millones de árboles en el territorio[5].

Las iniciativas revolucionarias provocaron un ambiente hostil contra su gobierno, sobre todo por los antiguos colonos franceses. Entonces observamos que la sociedad se encontraba en medio de dos proyectos políticos: uno favor del contenido social, económico y político, mientras que la otra propuesta era reinstaurar la influencia francesa en el gobierno. Ante las constantes críticas de sus opositores, el gobierno de Sankara paulatinamente fue prohibiendo la organización de sindicatos y grupos de oposición política, incluso hubo censura en los medios de comunicación, pues Sankara creyó que podrían ser manipulados por influencias externas[6]. Las medidas cuestionables deben situarse en el contexto de un país con una larga historia de inestabilidad política, por lo cual pensó que debía defender su proyecto político para la reivindicación de diversos derechos humanos.

En este ambiente tenso, sucedió la tragedia el 15 octubre de 1987, cuando Thomas Sankara fue asesinado en el marco de un golpe de Estado realizado por Compaoré, quien tal vez recibió apoyo del presidente costamarfileño Félix Houphouët-Boigny[7]. Mientras Compaoré negaba su vinculación en el proceso, revirtió los programas e iniciativas de su predecesor, así como impulsó diversas privatizaciones y se relacionó con los gobiernos de Francia y Costa de Marfil. En abril de 2022, Compaoré fue condenado a cadena perpetua por lo sucedido hace casi 40 años, sin embargo, se encuentra en libertad en Costa de Marfil[8].

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