Jean Jaurès Periodista defensor de la democracia parlamentaria y de la condición obrera. Asesinato 31 de
“Jaurès, atleta de la idea, cayó en la arena combatiendo el más terrible azote de la humanidad: la guerra. Y pasará a la historia como el precursor, el prototipo del hombre superior que nacerá de los sufrimientos y las caídas, de las esperanzas y la lucha.”

León Trotsky
Político y revolucionario ruso

 

 

Jean Jaurès nació el 3 de septiembre de 1859, en Castres, Francia. Fue profesor de filosofía de la Universidad de Toulouse, reconocido como el unificador del socialismo francés. Historiador, gran orador, periodista y pacifista. Fue presidente del partido Socialista de Francia y murió asesinado el 31 de julio de 1914 en París.[1]

Jaurès nació en una familia acomodada francesa. Se involucró desde joven en la política entrando a las filas republicanas de centro-izquierda donde llegó a ser miembro de la sección francesa de la Internacional Obrera. Entre 1902 y 1905, fue presidente del Partido Socialista francés. Como diputado, impulsó la separación entre la Iglesia y el Estado (en una ley de 1905) y los derechos de los trabajadores. [2]

Entre 1893 y 1898, fue diputado del departamento de Tarn, al sur de Francia, posición que volvió a ocupar años después (1902-1914). Colaboró en en medios como La Petite République de1893 a 1903, llegando a ser codirector de la publicación. También escribió en el periódico conservador Le Matin, al cual criticaría después duramente en L’Humanité. [3]

Jean Jaurès fue una persona que sostuvo un socialismo humanista ecléctico pero congruente, en el cual se mezclaban internacionalismo y patriotismo, individualismo y colectivismo, reforma y revolución. Defendió el valor de la democracia parlamentaria para mejorar la condición obrera, dirigiendo el socialismo francés por vías legales y reformistas. Asimismo, contribuyó a que los socialistas participaran en los gobiernos reformistas de la Tercera República francesa.[4]

Además, Jaurès fue un gran orador y periodista. Consiguió el apoyo de los socialistas a las reclamaciones de revisión del proceso Dreyfus en 1898, siendo defensor del capitán Alfred Dreyfus, de origen judío, a quien se había acusado injustamente de espiar para una potencia extranjera, degradándolo y deportándolo. También defendió con firmeza la escuela pública y la laicidad, y participó activamente en la Internacional Socialista dando su batalla a favor de la paz.[5]

Horas antes de su asesinato, el 31 de julio de 1914, Jaurès se encontraba en la oficina de L’Humanité, periódico que él fundó y del que fue director desde la publicación del su primer ejemplar, el 18 de abril de 1904, hasta su muerte.

En ese momento en Francia se vivían momentos de grande tensión. Esa noche Jaurès tenía planeado dedicarse a un artículo con el que pretendía denunciar la inutilidad de la guerra que estaba a punto de estallar: la Primera Guerra Mundial. La población francesa se encontraba alarmada por las noticias de una posible guerra entre las potencias europeas, especialmente ante la movilización de tropas de Rusia y Austria. Jaurès confiaba en que una política conciliatoria podría evitar la guerra.

Sabiendo que la jornada sería larga, les propuso a sus colaboradores salir a cenar antes de concentrarse en la redacción final del ejemplar del día siguiente. Compartían mesa con él otros nueve redactores del periódico. Jaurès estaba sentado de espaldas a la calle, a corta distancia de su asesino de 29 años, Raoul Villain, quien, en el momento preciso, disparó dos tiros de revolver hacia la nuca del pacifista: uno, impactó en su cabeza y acabó con su vida. El autor del asesinato fue capturado sin oponer resistencia[6]

Se trataba de un militante ultranacionalista francés que culpaba a Jaurès de haber traicionado a su país.

Hasta el último momento Jaurès vio a la paz como algo inseparable de la justicia. Defendió la dignidad de los seres humanos por el derecho a un trabajo que funcionara como soporte a la identidad personal y al reconocimiento de un estatuto fuerte de ciudadanía. [7]

Defendió la justicia universal, el internacionalismo, el pacifismo, la redistribución de la tierra y de la riqueza, el desarrollo de los derechos sociales, las leyes de protección social, el avance del cooperativismo, la ayuda mutua. [8]

Al enterarse de su muerte, León Trotsky, expresó con dolor el vacío que en la militancia socialista dejó la muerte de Jaurès. [9]

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