
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació el 10 de abril de 1789, en la Ciudad de México, misma ciudad en la que falleció el 21 de agosto de 1842. Fue periodista, brillante intelectual, activista social y heroína notable de la Independencia de México, su lucha marcó la diferencia para la historia de nuestro país, su participación fue fundamental para la consolidación de la nación mexicana. Hija del comerciante español Gaspar Martín Vicario y de la criolla Camila Fernández de San Salvador y Montiel[1].
Leona Vicario recibió una educación ejemplar, cosa poco común en una sociedad desigual, y machista como la de finales del siglo XVIII pues: “algunos hombres consideraban a las mujeres incapaces de aprender y para otros la educación de la mujer era innecesaria, cuando no peligrosa”. A pesar de ello sus padres fueron de las pocas personas de la Nueva España que se preocuparon en darle una excelente educación a su hija. Gracias a la posición familiar y a los bienes heredados de sus padres, Leona Vicario estudió Bellas Artes y Ciencias, aprendió francés, algo de inglés, música y pintura. A través de los estudios, y sus lecturas desarrolló un enorme sentido crítico frente al mundo y años después comenzó a ejercer el periodismo[2]. Leona Vicario fue reflejo de la liberación femenina de la época, a la muy temprana edad de 17 años se emancipó; un año después murieron sus padres dejándola huérfana, quedando encargado de ella su padrino el abogado don Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, sin embargo, en lugar de vivir en la casona de su padrino y albacea decidió habitar una residencia en la calle don Juan Manuel N°19 (hoy República de Uruguay), en el Centro Histórico de la Ciudad de México, además le permitió trabajar en su despacho, acercándose así al mundo de las injusticias de su época. Ahí conoció a su esposo, el en ese entonces estudiante de leyes Andrés Quintana Roo, oriundo de Mérida, Yucatán, quien pasaría también a la posterioridad considerado como prócer de la independencia mexicana. La atracción y los ideales políticos definieron el destino de ambos, no obstante, la inferior posición económica del entonces bachiller. Ambos se influenciaban y admiraban, y se unieron a la lucha insurgente junto a Morelos. La pareja se encontraba profundamente molesta con el gobierno de José I Bonaparte, en España, y el de Félix María Calleja, en el virreinato, el cual había asumido tras la destitución de José de Iturrigaray, por un golpe de Estado, posteriormente Calleja se convertiría en su persecutor[3].
Libertaria de corazón, compartió por principio las causas insurgentes, y así lo plasmó en sus artículos para los periódicos El Ilustrador Americano (1812-1813) y el Semanario Patriótico Americano (1812-1813) y, posteriormente, El Federalista. En el periódico El Ilustrador Americano los insurgentes notaron su trabajo y se pusieron en contacto con ella. Fue entonces cuando estalló la guerra de independencia y Leona Vicario solidaria con el movimiento enviaba ropa medicina y armas a los insurgentes, así como información sobre los movimientos políticos y militares ocurridos en la Ciudad de México, donde los realistas tenían su principal centro de operaciones, estableciendo una comunicación en clave mediante informes publicados en El Ilustrador Americano. Y cuando participó en el frente de batalla, continuó difundiendo noticias de lo que presenciaba[4]. También apoyaba económicamente a las familias de los combatientes y a los presos. Financió la producción de cañones para los independentistas, enviándolos a las tropas de José María Morelos en Tlalpujahua, Michoacán.
Lamentablemente en febrero de 1813, delatada por un insurgente a quien habían aprehendido los realistas, fue descubierta y encerrada en su casa. La Real Junta de Seguridad y Buen Orden ordenó su detención para el 1 de marzo, pero se le avisó a tiempo y pudo fugarse exitosamente y huir al pueblo de San Juanico, en Tacuba, y de ahí a la Barranca de San Joaquín, donde se le unieron otras mujeres, para emprender después a Tlalpujahua. Fue apresada luego de financiar la producción de cañones que usarían la banda de insurgentes, su tío la había buscado y la encontró enferma, la traslado a su casa de donde solo salió para ser recluida en el Convento de Belén de las Mochas y sometida a proceso por la Real Junta de Seguridad y Buen Orden. Fue interrogada respecto a sus conexiones con los insurgentes y se le reconoce su gran valentía y el hecho de que nunca delato a sus compañeros ni sus acciones[5]. La Real Junta le confiscó todos sus bienes.
Mas, no estaba sola. Sus compañeros Francisco Arroyabe, Luis Alconedo y Antonio Vázquez Aldana se organizaron para liberarla. Analizaron la construcción y planificaron el escape. Al anochecer del 22 de abril de aquel año, seis hombres a caballo se ubicaron “junto a los arcos de la cañería”: entraron dos a la portería, y tras amenazar a las monjas porteras con sus pistolas, uno se lanzó a la celda de Leona y la sacó. El grupo huyó a caballo. Días después, la caudilla ―a lomo de asno y disfrazada como una “negra haraposa”, entre huacales de frutas, legumbres y demás menesteres― salió rumbo a Tierra Caliente, para unirse a las fuerzas de Morelos[6]. Sin saberse bien el momento preciso, después de esa huida y ya como parte de la tropa insurgente, Andrés Quintana Roo y ella se casaron: habían mantenido el contacto a través de cartas, epistolario cuyo tema central era la independencia[7].
El único motivo por el que Leona Vicario participaba en el movimiento de independencia era su “infinito anhelo de ver libre a su patria, y por realizarlo no vaciló en sacrificar la posición envidiable que siempre había tenido”[8].
Heroína de la independencia mexicana por su continuo apoyo a los rebeldes, es considerada la primera mujer periodista en México. De igual forma fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria el 25 de agosto de 1842.
Leona pertenece a ese grupo de mexicanas ejemplares y paradigmáticas ―como Juana de Asbaje o Josefa Ortiz de Domínguez― que en su época supieron demostrar que las mujeres son igual de capaces que los hombres y, por ende, son merecedoras de las mismas oportunidades.
Leona Vicario falleció el 21 de agosto de 1842, en su casa de la Ciudad de México. Tenía 53 años, y había renunciado a la comodidad de su clase por luchar por sus ideales. Sus restos descansaron primero en el Panteón de Santa Paula; el 28 de mayo de 1900 fueron trasladados, junto con los de su esposo Andrés Quintana Roo, a la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, donde permanecieron hasta su traslado a la Columna de la Independencia, en 1925[9].
En 2010, con motivo del Bicentenario de la Independencia de México, sus restos fueron restaurados. En su honor, el Gobierno de México declaró al año 2020 Año de Leona Vicario, Madre de la Patria[10].
[1] https://www.gob.mx/segob/es/articulos/conoce-mas-acerca-de-leona-vicario?idiom=es
[2] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/10.pdf
[3] https://www.inah.gob.mx/boletines/9358-leona-vicario-emblema-mexicano-de-la-liberacion-femenina
[4] https://inah.gob.mx/boletines/8874-leona-vicario-la-mujer-fuerte-de-la-independencia
[5] https://www.cronica.com.mx/notas/2003/83521.html
[6]https://inah.gob.mx/boletines/8874-leona-vicario-la-mujer-fuerte-de-la-independencia
[7] https://www.cronica.com.mx/notas/2003/83521.html
[8] https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/10.pdf
[9] https://www.gob.mx/segob/es/articulos/conoce-mas-acerca-de-leona-vicario?idiom=es
[10] https://inah.gob.mx/boletines/8874-leona-vicario-la-mujer-fuerte-de-la-independencia