Ignacio Ramonet
Periodista
El 11 de abril de 2002, el pueblo venezolano ejerció su derecho a manifestarse y fue el protagonista en las movilizaciones. Durante tres días se organizaron para enfrentar los actos de oposición al gobierno constitucional y democráticamente electo. Así detuvieron la destitución y detención del presidente Hugo Chávez Frías.
El país estaba bajo la incertidumbre, creada por una campaña de desinformación masiva orquestada por los grupos opositores y los principales medios de comunicación, contra la Revolución Bolivariana.[1] El fallido golpe de Estado fue detonado con un hecho conocido como Masacre de Puente Llaguno, donde francotiradores disparan sobre la población civil, siendo televisadas escenas selectivas.
El golpe de Estado fue repudiado por varios países, así como por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señalando que la ruptura del orden constitucional fue una violación a principios básicos del derecho internacional vigente en las Américas.
Entre el 10 y 14 de abril, las tensiones políticas se acentuaron, sobre todo por las respuestas que dieron el empresariado, la oligarquía, las corporaciones mediáticas y la cúpula de la iglesia católica venezolana al primer grupo de leyes que formuló el gobierno. Al mismo tiempo se estableció un golpe de estado mediático, basado en desinformación, repercutiendo en la democracia. El resultado más lamentable de los acontecimientos de 2002 fue en vidas humanas —19 muertos y 72 heridos— y los planes detrás de la intentona de golpe de Estado para cambiar el curso social de la revolución bolivariana.
Aquel 11 de abril, desde temprano los medios, actuando como filtros, transmitieron la información que consideran pertinente sobre los acontecimientos, principalmente en el este de Caracas, unificando la marcha de la oposición con la consigna: ¡Fuera Chávez! Luego la marcha fue desviada de su itinerario original, hacia el Palacio de Miraflores, donde inminentemente se encontraron con una multitud que, respondiendo al llamado de solidaridad con el gobierno, ya se congregaba para su apoyo y defensa en las inmediaciones de la sede de gobierno en Miraflores.
Los enfrentamientos no tardaron en darse, había francotiradores, y posiblemente la Policía Metropolitana también haya actuado. Se ha documentado ampliamente los hechos ocurridos ese día, pero en aquel momento la oposición, dueña de las televisoras, no dudó en golpear visualmente con escenas escandalosas a los televidentes, mientras culpaba al presidente por la violencia del día, por la masacre . [2]
Mientras el Presidente hablaba por televisión para transmitir calma, seguridad y control de la situación, la transmisión era intervenida, se dividía la pantalla y simultáneamente mostraban hechos violentos en las calles, ruidos, golpes, asesinatos en ambas marchas, francotiradores y decenas de heridos. Así, en imagen, responsabilizan exclusivamente al gobierno.
Por otra parte, altos oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales desconocieron la autoridad del presidente Chávez. En la madrugada del 12 de abril en medios audiovisuales se anunció falsamente la renuncia del presidente. Para evitar más violencia, Hugo Chávez se entregó. Fue detenido y llevado a la prisión del Fuerte Tiuna, al sur de capital.
En un juramento ilegítimo e inconstitucional, el empresario Pedro Carmona Estanga, con el apoyo de sectores golpistas se autoproclamó presidente de la República de Venezuela, disolviendo en cadena nacional de radio y televisión los poderes legítimamente constituidos. Pero, luego de fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez y presiones internacionales, los militares leales al Gobierno retomaron el poder. La muchedumbre levantó barricadas y rodeó los principales canales de televisión, se congregó en Miraflores y en la 42a Brigada de Paracaidista en Maracay, con el objetivo de reclamar el respeto a la Constitución y en defensa legítima de su voto por el presidente Chávez.
Al darse cuenta de que el golpe fracasaría, las élites antichavistas comenzaron a retirarse y Pedro Carmona se quedó solo. Cuando se enteró de que había brigadas de la fuerza aérea en camino para liberar a Chávez, Carmona restableció la Asamblea Nacional. Para la noche del día 13, por los medios de comunicación oficiales, las bases del Gobierno bolivariano comunicaban que habían recuperado el poder.
Arropado por una multitud que se congregó en las afueras del Palacio de Miraflores, Chávez reasumió la Presidencia 48 horas después de la fracasada intentona, en la que los medios de comunicación privados tuvieron una participación decisiva.




