Muere Ana María Romero de Campero, primera Defensora del Pueblo de Bolivia Ombudsperson, periodista, escritora y activista
“Al igual que los indígenas, las mujeres estamos conquistando un espacio de igualdad en el mundo político donde quisiéramos marcar una diferencia. Amo a Bolivia, amo a mi gente, siento un compromiso profundo con su futuro y, en particular, con los humildes y su destino. Creo que se necesitan personas que desde el interior de la Asamblea Legislativa Plurinacional ayuden a articular los acuerdos que se requieren para consolidar los cambios, escuchen las ideas ajenas con respeto y propongan dar forma al nuevo Estado que surgirá de la Nueva Constitución Política del Estado, pensando en el Bien Común.”

Ana María Romero de Campero
Periodista, escritora y activista

 

Ana na María Romero de Campero dedicó su vida a promover la democracia y los derechos humanos a favor de los más desfavorecidos de la sociedad boliviana. También fue la primera Defensora del Pueblo Ombudsperson (1998-2003) y en el año 2010 fue electa como presidenta del Senado de Bolivia[1].

Nació el 29 de junio de 1941 en La Paz, Bolivia. Su padre fue Gonzalo Romero Álvarez García, exsubjefe del partido político Falange Socialista Boliviana (FSB); y su madre era Tina Mary Pringle, una periodista, escritora y ex ministra de Estado.

Su infancia y juventud se desarrollaron en un ambiente de ideas liberales, por lo cual demostró su interés en la literatura, política y filosofía. Ese hecho tal vez influyó en su inclinación hacia el periodismo. Desde 1968, comenzó su trayectoria periodística como reportera, columnista y corresponsal internacional de prensa. A partir de sus notas y artículos adecuados fue directora del periódico de orientación católica Presencia durante la década de los años 70 y 80[2].

Sin embargo, el 1 de noviembre de 1979, Romero interrumpió su carrera como periodista para asumir el cargo de ministra de Prensa e Información, ¿Cuál fue la causa? El gobierno de Walter Guevara fue derrocado por un golpe militar, encabezado por el coronel Alberto Natusch, en la llamada “Masacre de Todos los Santos”, donde más de cien personas murieron en un despliegue violento que mostró una brutalidad sobresaliente. Entonces Romero, desmintió las versiones de renuncia de Guevara planteadas por el gobierno de facto, anunciando la existencia de un Gobierno Constitucional clandestino y defendiendo el estado de derecho.

En 1998, Romero fue elegida por el Congreso boliviano como la primera Defensora del Pueblo de Bolivia, siendo este un cargo nuevo y novedoso para la historia de las instituciones bolivianas. Romero desplegó una labor de acercamiento y defensa de los sectores menos favorecidos ante la actuación del Estado. Asimismo, fue la encargada de extender una enorme campaña de promoción de los derechos humanos de sectores ignorados hasta el momento en la sociedad boliviana, entre ellos los homosexuales, las prostitutas y los indígenas trabajadores urbanos y rurales[3].

Otro acontecimiento clave sucedió el 11 de octubre de 2003, cuando las fuerzas del ejército boliviano, obedeciendo las órdenes del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, dispararon sobre una multitud ubicada en El Alto, para proteger un convoy con gasolina y alimentos destinados a La Paz, desabastecida por los bloqueos de los movimientos sociales de grupos que exigían la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente para refundar Bolivia. El saldo de esa terrible represión fue de veintinueve muertos. Por tal motivo, Romero lideró una huelga de hambre en una iglesia de La Paz, junto con una gran cantidad de dirigentes indígenas, sindicalistas, maestros y estudiantes, en protesta por la violenta represión en El Alto, realizada por el gobierno de Sánchez de Lozada durante la denominada Guerra del Gas[4].

A través de su defensa de la libertad, la igualdad y la democracia, diversos sectores de la población apoyaban su candidatura a la Vicepresidencia o Presidencia del país. Sin embargo, Romero se negó en apego al cumplimiento y disposiciones de la Ley del Defensor del Pueblo de Bolivia, la cual impide a quienes ocupen dicho puesto acceder a cualquier cargo público electivo durante los cinco años siguientes a la terminación de su mandato. Pese a argumentarle que dicho artículo implicaba la restricción de un derecho constitucional, ella respondió que “optaba por el bien mayor: al ser la primera Defensora del Pueblo consideraba importante dejar sentado que la institución no debía servir como trampolín hacia la política, como ocurrió en otros países"[5].

Su labor continuó en 2004, cuando Romero creó la Fundación Unir, una organización no gubernamental que trabaja en la construcción de procesos de mediación y promoción de una cultura de paz en Bolivia a través de diálogos y negociaciones pacíficas para resolver conflictos.

Cinco años después, en diciembre de 2009, aceptó la invitación del presidente Evo Morales para postularse en el Senado del Departamento de La Paz para la Asamblea Legislativa Plurinacional (Congreso Nacional) de Bolivia. Fue nominada en las listas del partido Movimiento al Socialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), partido político socialista boliviano fundado en 1997 y liderado por Evo Morales, pero como candidata independiente, siendo electa por amplio margen. En enero de 2010, la naciente Asamblea Legislativa la eligió por unanimidad como presidenta del Senado. En su nombramiento se el que se propuso actuar como un puente de comunicación y consenso entre los diversos sectores del país. Sus primeras y, sensiblemente, finales intervenciones dieron testimonio del peso moral y del respeto que su historia pública y testimonio de vida provocaban en todas las corrientes políticas representadas en el órgano legislativo boliviano. Así entonces, el paso de Ana María Romero de Campero dentro de la función política fue trascedente debido a su honestidad y a su sensibilidad humana. En su caso, las instituciones alcanzaron un gran prestigio por su trabajo y su personalidad, y adquirieron así importancia en todos los niveles[6].

Ana Maria Romero también es recordada como autora de numerosos artículos y ensayos sobre temas de política social, derechos humanos, ética, comunicación social, resolución de conflictos y cultura de paz. Además, escribió libros como Ni todos ni tan santos, crónicas sobre el poder; País íntimo y Cables cruzados.

Dentro de su carrera periodística trabajó en varios medios de comunicación nacionales e internaciones, por lo cual recibió diferentes premios y distinciones[7]. Por ejemplo, en 2001, recibió el premio de la Fundación alemana Bertelsmann por su contribución a la democracia y el estado de derecho; tres años después, el gobierno francés le otorgó La Legión de Honor por su compromiso y defensa de los derechos humanos. Incluso, en 2005 fue nominada al Premio Nobel de la Paz.

Romero Campero falleció en la ciudad de La Paz en 2010. Ante el acontecimiento históricos, el Gobierno de Bolivia decretó un “duelo de siete días” e instruyó el izamiento de banderas con cintas negras en los edificios estatales “por el dolor que embarga a la familia y a todo el país”.

Área Responsable