“ “Más allá del Río Bravo
Gringos contra mexicanos.
Leyes y tratados sirven
sólo a los americanos.
[...]
 
Juan Nepomuceno Cortina
sabe muy bien lo que pasa.
Es un hombre entre los hombres
para defender la raza.”
 
“Corrido de Juan Cortina ”[1].

 

 
 

El 16 de mayo de 1824 nace Juan Nepomuceno Cortina Goseacochea, Cheno Cortina, ranchero, político, militar, luchador social y héroe popular que supo poner en jaque a los estadounidenses con sus redadas, en busca de lograr justicia ante tratados como el de Guadalupe-Hidalgo. Hombre de convicciones, acaudilló un grupo guerrillero para defender a México de los texanos y los estadounidenses. Sus acciones lo honraron como personaje de corrido popular, además de ganarle el sobrenombre de el Robin Hood de Río Grande, entre otros.

Camargo, Tamaulipas, es la ciudad donde vio luz primera nuestro personaje. Su madre, Estéfana Goseacochea, y su padre, Trinidad Cortina, pertenecían a familias hacendadas, colonizadoras originales de grandes terrenos cultivables entre los ríos Bravo –Grande para los estadounidenses– y Nueces, en la región llamada “frontera chica”, zona irrigada por los ríos Bravo y San Juan. También eran ganaderos. Cuando la invasión estadounidense finaliza y se firman los acuerdos antes mencionados en febrero de 1848, a Juan Cortina le toca quedar bajo el Estado angloamericano. De la noche a la mañana, resultaba un mexicano en tierra extranjera, encarando algo que no le era del todo desconocido: los prejuicios raciales de los colonos y autoridades estadounidenses. Nuestro personaje se había enfrentado a esta situación desde la infancia y en 1836, tras la ocupación disimulada de Texas y la proclama independentista de este territorio, se había integrado a la Guardia Nacional de Tamaulipas, donde aprendió estrategia y manejo de diferentes armas. Ahí llegó a cabo en la compañía Defensores de la Patria, cuyo nombre era la razón por la que el ranchero Cortina se había unido a las fuerzas armadas mexicanas[2].

Entre 1846 y 1848, Cortina Goseacochea mantuvo su carrera militar a favor de la defensa del territorio nacional, enfrentándose en varias ocasiones cuerpo a cuerpo contra los enemigos estadounidenses cuando estaba bajo el mando de Mariano Arista. Siempre orgullosamente mexicano, con malos ojos vio el resultado de la guerra. Sus propiedades quedaron al norte del río Bravo, pero eso no lo hacía angloamericano. Es más, era un mexicano muy molesto ante la usurpación territorial. En un principio. Cheno Cortina se estableció en Rancho del Carmen, a catorce kilómetros de Brownsville, Texas, en el condado de Cameron. Desde ahí canalizó su lucha a través de la vía legal, asesorando y solidarizándose con las aspiraciones y agravios de los recientemente señalados como mexicano-estadounidenses, quienes se enfrentaban en lo cotidiano a un despojo sistemático de su patrimonio y a una xenofobia subrayada por su desconocimiento de la lengua inglesa y del derecho. A este apoyo se sumaba otro: enfrentar a los Rangers de Texas, cuerpo de vigilantes armados que se encargaban de garantizar seguridad a los colonos estadounidenses, a cualquier costo, habiendo sido creado en 1835. En 1850, Juan Cortina, envió un pliego petitorio al Congreso de los Estados Unidos solicitando la creación de un territorio autónomo al sur de Nuevo México. Su propuesta fue rechazada, y como Texas se consideraba anexada antes de la guerra con México, tampoco se aplicaron en ese territorio los derechos estipulados en el Tratado de Guadalupe Hidalgo. Así, los mexicanos de la zona siguieron padeciendo abusos de todo tipo, como, por ejemplo, los filibusteros texanos en Reynosa (1853); los esclavistas que, con apoyo de los rangers, saquearon Piedras Negras, Coahuila (1855); la expulsión de mexicanos en varios condados por considerarlos protectores de los esclavos cimarrones (1856), y la llamada Guerra de las Carretas, pleito de los angloamericanos contra los mexicanos por el monopolio del transporte (1857) [3].

El 13 de julio de 1859, Juan Cortina comenzó una serie de acciones guerrilleras que han pasado a la historia como Las guerras de Cortina. El detonante fue la defensa de su caporal Tomás Cabrera, a quien el marshall o alguacil Robert Shears de Brownsville estaba golpeando. Cuando Cortina preguntó la razón, Shears le respondió con un “¡Qué te importa!”, según unos, o un “¿Qué es para ti?, maldito mexicano”, según otros. No hacía falta más, las causas sobraban y esto era solamente una gota derramando un vaso. Furioso, Cheno Cortina sacó su pistola y, como el marshall no hizo caso del primer tiro de advertencia, le disparó al hombro[4]. Las autoridades estadounidenses no tardaron en difamarlo, acusándolo de forajido, de asesino, cuando era sobre todo un defensor y luchador social.

La primera guerra de Cortina incluyó la toma de Brownsville el 28 septiembre de 1859 con su grupo, a quienes la prensa local ya tachaba de bandidos. Dos días estuvieron ahí, en orden, sin saqueos, y proclamando la paz. Desalojaron la plaza porque se lo solicitaron desde Matamoros, pero en la ciudad se formó un grupo para perseguirlos y escarmentarlos, los Tigres de Brownsville. Fue reforzado por los rangers y por el ejército de los Estados Unidos, logrando derrotar a las fuerzas de Cheno Cortina, diezmándolas y obligando a nuestro guerrillero a refugiarse en la serranía de Burgos. La segunda guerra de Cortina se dio en 1861, cuando el personaje unió fuerzas con las tropas del norte para luchar contra los esclavistas sureños, en especial de Texas. Si bien obtuvo alguna victoria, también fue derrotado, dedicándose desde ese momento a movilizaciones tipo guerrilla contra los hacendados, lo cual le ganó el sobrenombre de Robin Hood Mexicano, pues lo que robaba lo repartía entre los mexicanos expoliados. También se le conoció como “el bandido rojo de la frontera norte”.

Durante la invasión francesa y el imperio de Maximiliano, terminó apoyando a Benito Juárez pese a no haberlo hecho en un principio. Cuando el liberalismo triunfó, formó en Tamaulipas, donde había sido ya gobernador, el Batallón Cortina, el más grande de ese estado. Sin embargo, hombre libre no dudó en volver a enfrentar a Juárez cuando éste intentó reelegirse en 1871, y apoyó el Plan de Tuxtepec, de Porfirio Díaz. Al subir Lerdo de Tejada a la presidencia en 1872, persiguió a los levantados. A Cheno Cortina lo aprehendió en 1875, encarcelándolo. Libre en 1876, regresó a Tamaulipas, para volver a ser consignado en la Ciudad de México por Porfirio Díaz en la prisión de Santiago Tlatelolco. Finalmente, en 1890 volvió a su estado natal, pero al regresar a la Ciudad de México de nuevo fue encarcelado. Cuatro años después, murió en ella. Era el 30 de octubre de 1894. Su vida entregada a causas de justicia y libertad, llena de aventura, ha sido motivo de corridos, cine y literatura.


[1] https://youtu.be/FmF5jrzjSH0
[2] https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/cuales-fueron-las-luchas-de-cheno-cortina
[3] ídem
[4] https://paradigmacultural.com/2020/12/17/juan-nepomuceno-cortina-el-robin-hood-mexicano/

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