Nace Ponciano Arriaga Leija, constituyente del 57
“A un procurador solícito y observador, penetrado íntimamente de los sentimientos que la humanidad y la religión inspiran respecto de nuestros semejantes desgraciados, se le presenta desde luego un campo vastísimo para hacer triunfar la justicia, para enjugar las lágrimas de la miseria, para promover el ejercicio de la caridad pública; en fin, para alcanzar un nombre venerable entre la clase pobre, haciéndose acreedor a las bendiciones de la gratitud más y más noble, más y más santa, cuando se abriga en un corazón delicado y oprimido que no hallaba consuelo en ninguna otra parte”.

Ponciano Arriaga
Congreso de San Luis Potosí 1847

 

El 19 de noviembre de 1811 nació Ponciano Arriaga, abogado, político, parlamentario, periodista y militar, quien fuera el principal redactor de la Constitución de 1857. En el transcurso de su vida ocupó los cargos de regidor del Ayuntamiento de San Luis Potosí, diputado local, secretario de Gobierno, diputado al Congreso de la Unión, ministro de Justicia, Negocios eclesiásticos e Instrucción Pública, gobernador interino del estado de Aguascalientes y gobernador del Distrito Federal en 1863[1].

Para Ponciano Arriaga el ejercicio político estaba estrechamente vinculado a un sentido cristiano[2], lo que se reflejó en una profunda conciencia social. Así, una de las instituciones más significativas y novedosas que propuso fue la Procuraduría de Pobres, cuya tarea significaría “un modo de defensa social ante los excesos del poder caciquil”, a través de tres procuradores, nombrados por el gobierno, quienes recibían las quejas de los gobernados, “pidiendo la pronta e inmediata reparación contra cualquier exceso, agravio, vejación, maltrato o atropello que contra ellos cometiera cualquier autoridad o funcionario público del ámbito judicial, político o militarlo que se reflejó en una profunda conciencia social. Así, una de las instituciones más significativas y novedosas que propuso fue la Procuraduría de Pobres, cuya tarea significaría “un modo de defensa social ante los excesos del poder caciquil”, a través de tres procuradores, nombrados por el gobierno, quienes recibían las quejas de los gobernados, “pidiendo la pronta e inmediata reparación contra cualquier exceso, agravio, vejación, maltrato o atropello que contra ellos cometiera cualquier autoridad o funcionario público del ámbito judicial, político o militar[3].

“Al proponer y defender aquella institución, Ponciano Arriaga hizo una prefiguración histórica del Estado promotor y garante del bienestar de la sociedad. Más que el ejercicio de la caridad pública, el principal deber del Estado consistía en la procuración de los derechos a la educación, al trabajo, a la salud, etcétera, esto es: hacer «la felicidad proporcional del mayor número de gobernados que le obedecen»”[4].

Esta Procuraduría tuvo una corta existencia: de mayo de 1847 a mayo de 1848, cuando renunciaron los tres titulares. La fragilidad de este organismo de defensa tuvo su origen primordial en la inestabilidad provocada por la intervención norteamericana, sin embargo, en 1852 la misma tarea se asignó al Supremo Tribunal, y más tarde otros organismos serían los encargados de la defensa de los pobres.

Más aun, la iniciativa de Ponciano Arriaga se constituyó como el antecedente del juicio de amparo, de las defensorías de oficio, de las defensorías sociales, de los organismos defensores de los derechos humanos y del convenio para que otras oficinas actúen como fiadores de los procesados y obtengan su libertad bajo caución y de otras reformas constitucionales que incorporan otras dimensiones de los derechos humanos y del juicio de amparo.

Como ya se ha dejado traslucir en las palabras de este ilustre político potosino que preceden a este texto, Ponciano Arriaga fue un creyente y católico confeso y, aun así, una de sus mayores luchas fue en favor de la tolerancia religiosa y luchó por la promulgación de la Ley de Cultos. Precisamente en su etapa potosina se convierte en impulsor de una prensa crítica, a través de los diarios El Yunque de la Libertad y El Estandarte de los Chinacates, en donde abordó principalmente el tema de la relación Iglesia-Estado.

En la Constitución del 5 de febrero de 1857, de cuyo Congreso, Arriaga fue presidente[5], se introdujeron los “derechos del hombre: libertad de educación y de trabajo; libertad de expresión, de petición, de asociación, de tránsito, de propiedad, de igualdad ante la ley y la garantía de no ser detenido más de tres días sin justificación”.

Por su parte, el artículo propuesto sobre la tolerancia religiosa no fue admitido, pero Arriaga logra evitar que se determine una sola religión aceptada por la legislación, al advertir, durante una de sus intervenciones, que no se podía dejar en la indefensión al Estado frente a frente a un poder como el de la Iglesia de Roma, y que éste debería estar facultado para legislar en materia religiosa. El artículo, entonces, establece: “Corresponde exclusivamente a los poderes federales ejercer en materia de culto religioso y de disciplina externa la intervención que designen las leyes”. Este triunfo liberal sienta las bases de un estado laico que serán fundamento de la Ley de 1917.

Durante la misma sesión, el legislador declaraba: “¿Quién podrá negar que la Revolución de Ayutla es un episodio de la gran revolución del mundo liberal y cristiano?”[6] Para él, liberalismo y cristianismo hallaban su identidad en la dimensión de la igualdad.

Gracias a las convicciones y a la tenacidad de Ponciano Arriaga, por vez primera en la historia de México se superó la intolerancia religiosa y quedó implícita la más grande de todas las libertades: la de pensamiento.


[1] https://bit.ly/2HabRdl
[2]Ponciano Arriaga se formó parte del Colegio Guadalupano Josefino, que más adelante se convirtió en el Instituto Científico y Literario, antecedente de nuestra Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
[3] https://bit.ly/3U38aHj
[4] https://bit.ly/3f9Qr26
[5] https://bit.ly/3Nb4d10
[6] https://bit.ly/3zmLoCo

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