Primer paro nacional de los médicos por sus derechos laborales
"La Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI) captó rápidamente la simpatía y el apoyo del cuerpo médico de todo el país, y también el respaldo del público en general que, con indignación, repudiaba la postura intransigente y autoritaria de las autoridades federales que habían determinado el cese inmediato de todos los médicos que no levantaran el paro de actividades […]”.

Nirvado S. Guzmán de la Garza
La rebelión de los médicos (1964-1965), Médico y divulgador

 

La década de 1960, la sociedad civil se manifestó contra un Estado cuyas medidas opresoras y autoritarias ponían en peligro el bienestar básico de cualquier medio laboral. Hay que recordar que los elementos del cuerpo de policías o el ejército actuaban cada vez más en distintas represiones contra los sindicatos de maestros, telefonistas y ferrocarrileros, así que existía tensión entre la sociedad mexicana y los grupos coercitivos, por lo cual en diversas partes del país se realizaban protestas y manifestaciones para reivindicar aspectos sociales y laborales.

En otoño de 1964, 75 estudiantes de medicina y cien residentes del Hospital 20 de noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en la Ciudad de México, no recibieron tres meses de sueldo como aguinaldo. Según el director del hospital, José Ángel Gutiérrez, argumentó que eran becarios si no trabajadores de la institución, por lo cual no estaban obligado a otorgar un sueldo[1]. Por tal motivo, convocaron al primer paro nacional el día 26 de noviembre de 1964 y, la rebelión se mantendría hasta septiembre de 1965[2]. Sin embargo, la respuesta del gobierno fue enérgica al despedir a 206 internos residentes del Hospital.

Además, existía una situación de inseguridad económica y laboral que culminó en el primer movimiento en México de batas blancas, médicos, enfermeros y demás miembros del sector salud. Este movimiento fue un ejemplo en la vía para la democratización de los colectivos laborales[3]. El paro laboral de los trabajadores del sector salud no consistió en un paro total, sino parcial: no se suspendieron los servicios de emergencias y partos, manteniéndose estos principios de solidaridad con la población presentes durante el casi año que duró el movimiento[4].

Las y los médicos junto con los demás trabajadores del sector salud se levantaron por primera vez en la historia de México para defender sus derechos. El 1 de diciembre de 1964 tomó posesión el presidente Gustavo Díaz Ordaz, con el que lidiaría la Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos (AMMRI). Así que le enviaron su pliego petitorio donde se estipulaba lo siguiente:

  • Sustitución sin represalias de los médicos cesados.
  • Revisión legal y cambio del término de contrato de beca por una forma adecuada de relación laboral, bien definida y con mejoras en el nivel económico.
  • Preferencias para ocupar plazas de base, mayor seguridad en el empleo.
  • Participación en la elaboración de los programas de enseñanza.
  • Resolución satisfactoria de los problemas de cada hospital[5].

Los representantes del movimiento fueron recibidos por Rafael Moreno, titular de la Secretaría de Salud (SSA), que les prometió la búsqueda de soluciones. El movimiento fue difundiéndose y el 4 de diciembre, veinte hospitales de distintos estados de la República se agregaron a la exigencia de mejoras laborales, junto con otros 23 de la capital[6].

A través de la inserción de una carta en la prensa nacional, se conocieron los nombres de los dirigentes: Guillermo Calderón, Abel Archundia, Roberto Pedrosa Montes de Oca, Fernando Herrera, Roberto Sepúlveda y Oralia León. Pocos días después, lograron entrevistarse con Joaquín Cisneros, secretario del Ejecutivo, quedando claro que Díaz Ordaz jamás los recibiría. Al mismo tiempo, la prensa oficial del Estado elaboró un mecanismo mediático para desprestigiar el movimiento de manera permanente a través de la Federación Médica del Distrito Federal, una asociación de médicos burocratizados. Además, las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Sergio Novelo y Francisco Gómez comenzaron a agredir a los becarios con métodos coercitivos de carácter académico-laboral.

22 días después, los miembros de la AMMRI optaron por levantar el paro por no haber acuerdos con el gobierno. Así que, el 13 de enero de 1965, inició el segundo paro parcial del sector salud en México. Su historia pertenece a otra efeméride, pero es menester recordar que, si bien el paro del 26 de noviembre de 1964 inició con razones económicas, terminó convirtiéndose en un movimiento de trabajadores en lucha por la democracia sindical y la autonomía con respecto al Estado, dos puntos invaluables en cualquier sector ante el corporativismo oficial[7].

El fundamento del movimiento fue más allá de la petición del aumento salarial de salarios y de las mezquindades asociadas con las luchas por el poder institucional. A raíz de ello, se impulsó la necesidad de reconocer la dignidad humana y profesional de un grupo con derechos y responsabilidades que demandaba justicia y condiciones necesarias para cumplir con su función primaria de promover la salud en un entorno académico y laboral seguro.

Por tal motivo, La Asociación Mexicana de Médicos Residentes e Internos hizo visible la necesidad de planificar la unión de los trabajadores del sector salud a nivel nacional. También logró alcances disciplinarios como la necesidad de fomentar que las universidades, en su labor de formación de profesionales de la salud, generaran los recursos humanos con la calidad que el país requiere y, de esta manera, evitar crisis de sobreproducción o déficit[8].

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