“El Plan de Iguala tuvo la virtud de saber dar salida a las
aspiraciones de los distintos sectores sociales que formaban la
Nueva España, y ofrecer una salida política, negociada, que
ponía fin a la guerra y que proponía una especie de
reconciliación nacional sobre la base de la Independencia”

Felipe Ávila Espinosa
Director General del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México
2021

 

El Plan de Iguala o Plan de las Tres Garantías fue un proyecto político dado a conocer y proclamado por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821, y se publicó el 17 de marzo del mismo año, el documento también es conocido como el Plan de Independencia de la América Septentrional y se proclamó en la ciudad de Iguala de Independencia, hoy estado de Guerrero. Dicho Plan logró la conciliación entre realistas e insurgentes como un primer paso hacia la formalización de la Independencia de México, después de casi 11 años de una devastadora guerra iniciada el 16 de septiembre de 1810 que tenía cansada a la sociedad, agotados sus recursos y la economía colapsada. El documento político también propició el nacimiento de la bandera, dio sustento al ejército Trigarante o de las Tres Garantías (religión, independencia y unión) y fue el instrumento normativo que fundamentó su actuar hasta la consumación de la independencia, así como estableció el quehacer público de las autoridades nacionales durante más de los dos años siguientes a la emancipación la independencia de México.

Vicente Guerrero estratega experto en guerrilla heredero de la lucha de Hidalgo y Morelos continuaba encabezando la lucha de los insurgentes y mantenía vivo el ímpetu independentista en el control de una región enorme del país, lo que se llamaba entonces tierra caliente que corresponde al actual estado de Guerrero, la parte de Oaxaca, Michoacán e inclusive de Jalisco. Culminar con este enfrentamiento fue muy complicado.[1] Para 1818, los descalabros militares y las decepciones de Guerrero se incrementan; la mayoría de sus hombres se acogieron al indulto, en 1820 el virrey desesperado envió una oferta de indulto a Guerrero a través de su padre, Pedro Guerrero, conmovido el insurgente se mantiene firme y pronuncia su frase célebre “Mi patria es primero”; sin embargo vislumbró condiciones propicias para concluir el proceso independentista e inició comunicaciones con los jefes realistas para acordar la pacificación del país. Entre ellos estaba Agustín de Iturbide.[2]

Agustín de Iturbide, coronel del ejército realista fue enviado por el Virrey a combatir a Iturbide, Pero luego de años de haber batallado con los alzados, Iturbide, consciente de que le llevaría mucho tiempo tratar de derrotar a Guerrero decide sumarse a la causa independentista y comienza un intercambio epistolar con el líder militar en el sur a fin de alcanzar un acuerdo que derive en el fin del conflicto y, sobre todo, en la Independencia de la Nueva España[3]. Guerrero e Iturbide tuvieron la madurez y conocimiento político para reconocer y saber aprovechar la coyuntura dentro de sus diferencias, para llegar al éxito del movimiento. El acuerdo se selló con el llamado Abrazo de Acatempan

La proclama que sentó las bases con las que se erigió el nuevo país, fue conformada por 23 artículos con tres objetivos principales, por eso es llamado también "Plan de las Tres Garantías":

  1. Establecer la Independencia de México del régimen de España.
  2. Imponer la religión católica como religión única y absoluta en México.
  3. Establecer la unión de todos los individuos, es decir, imponer igualdad social entre americanos, españoles, africanos o asiáticos.

El Plan de Iguala se integró con 17 artículos que se conocieron también como los Tratados de Córdoba, de acuerdo con los cuales en el aspecto político se establecía que México, como nación independiente, adoptaría el régimen de monarquía constitucional y la corona sería otorgada a Fernando VII, miembro de la Casa de los Borbones, o por algún otro infante de España. Mientras llegaba el nuevo rey se creaba una Junta de Gobierno para gobernar la nación y llamó a unas cortes constituyentes para redactar la nueva constitución. Le confirió al antiguo virreinato de Nueva España su primer nombre como nación independiente: Imperio Mejicano. [4]

En el aspecto social y religioso el plan abolía las distinciones de raza y étnicas entre los habitantes, división que regía socialmente hasta entonces en la Nueva España. Asimismo, se declaraba la igualdad de todos los individuos y, por lo tanto, en adelante todos tendrían los mismos derechos, aseguró la protección de las personas y las propiedades y el clero secular conservaría todos sus fueros y preeminencias.

La importancia histórica del Plan de Iguala radica en que representa un momento clave den el proceso de independencia de México. Aun cuando el texto en sí contiene elementos que se alejan de la idea de una separación total de la nación y Europa, y la idea del establecer una República llegó años después como signo de independencia; en ese aspecto la Constitución de Apatzingán (1814) que nunca entró en vigor, fue más cercana a tales ideales[5]. Las tres garantías se modificaron, la religión oficial se eliminó en 1857; la unión se modificó, para conservarla sólo dentro de México, ya no con España, confirmando la total independencia, y como consecuencia dicho país dejó pasar una década antes de reconocer a nuestro territorio como independiente.

Después del al Plan de Iguala a pesar de que España había firmado el acuerdo y reconoció a México como un país libre, en el año 1822 decretó que el documento no era válido, lo cual generó diversos intentos de reconquista por parte de la Corona española, a pesar de que ninguno tuvo éxito.

Nacimiento del Imperio de México: aunque el plan de Iguala presentaba que México debía ser gobernado por un europeo, Iturbide comenzó a mover sus piezas políticas para declararse a sí mismo primer emperador mexicano, y lo consiguió. Sin embargo, el imaginaba que la Constitución y gobierno serían monárquicos, y el resultado fue que el Congreso y la Constitución fueron republicanos y federalistas abrazando los ideales por los que se luchó una guerra de independencia

El 28 de diciembre de 1836, se firma el tratado de Santa Maria-Calatrava: documento en el cual la Corona española reconocía a México como independiente.

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