Durante esta gestión, en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hemos cuestionado toda forma de autoritarismo y de ejercicio arbitrario del poder. Este cuestionamiento ha sido profundo. Con ello, quiero decir que hemos expuesto las raíces históricas profundas del autoritarismo y de la violencia política de Estado en nuestro país. Esas raíces se remontan a los años cincuenta del siglo pasado con la represión del movimiento henriquista y se extienden hasta el final del siglo XX y los comienzos del siglo XXI en pleno auge de los gobiernos neoliberales. Como resultado de ello, hemos emitido la Recomendación General 46/2022 y la Recomendación 98VG/2023, dos documentos que combinan el análisis de contexto, el método histórico y el análisis jurídico para visibilizar la cultura de la simulación democrática que se arraigó durante décadas en nuestro país. La comprensión y exposición de la cultura autoritaria requiere “ir a lo profundo” y, para ello, hay que escarbar el pasado para atender las demandas de las víctimas que vienen de lejos. Afortunadamente en los últimos años hemos dado pasos firmes para revertir la cultura de la simulación democrática y construir, en su lugar, una democracia popular de derechos humanos.
Archivo PDF
Asunto